jueves, 26 de febrero de 2009

Nada es casual

Cuando me llevaron a Viacha escuché una voz que me era muy familiar. Quién este señor? pregunté y me respondieron es Gonzalo Otero. Tu papá estaba irreconocible, habia bajado mucho de peso.
Por momentos, sentí que no podía, que mi cabeza era demasiado estrecha como para que pudiera albergar las imágenes de terror que me mostraban los testimonios. Leí mucho sobre las dictaduras, pero otra cosa es escuchar las historias de los sobrevivientes. Y otra cosa es ver estas celdas, recientemente descubiertas en los sótanos del Ministerio de Gobierno y no poder evitar el estremecimiento que recorre el cuerpo al saber que mi padre estuvo aquí y que luego fue llevado a Achocalla y a Viacha para finalmente ser exiliado a Ecuador.
Cuánta falta me hizo desde entonces. Cuántas tardes enteras pensando cómo seria mi vida si él siguiera vivo y acompañándome. Cuánto daño me hicieron al arrebatarlo así de mi familia.
Y de pronto empiezo a entender. Nada en la vida es casualidad. Estoy aquí para mostrar esta historia y mi padre lo sabe. Hoy tomo fuerzas para difundir parte de esos testimonios, para evitar que esta historia sea olvidada. Para que mis hijos y los de todos nosotros sepan que la larga noche dictatorial que hubo en el país no fue una fantasía. Y que estos hombres y mujeres, éstos, los que vivieron la oscuridad, los que marcaron los palitos en las paredes para no perder la noción del tiempo, los que dejaron la huella sangrante de sus dedos sobre el estuco, los que fueron torturados, vejados y desterrados, son los mismos que ofrendaron su vida, su familia y su seguridad para darnos la libertad de la que hoy gozamos.







Exprimir al tiempo

Desde hace algún tiempo, vengo pensando que estoy disfrutando de los últimos días de la niñez de mis hijos. ¿A cuántas fiestas infantiles más querrán ir?


¿ Y cuántas veces más querrán bailar con los payasos?


Espero que muchas, todavía.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El corso

Foto El Deber, 2008

Quiénes van a hacer la cobertura del Corso? preguntó el jefe de Redacción de El Mundo, periódico en el que yo trabajaba en Santa Cruz. Todos se miraron incómodos y sólo yo levanté la mano. Era obvio. Apenas habían pasado unas dos o tres semanas desde que yo había llegado y prácticamente no conocía a nadie. Era poco probable que alguien me invitara a algún lugar y la mejor manera de socializar y conocer esa ciudad, tan nueva para mí, era hacer la cobertura del corso.
Molesto, el jefe de redacción pidió la lista de turnos y entonces ya nadie pudo escaparse. Delegaron a tres periodistas, entre ellos a una compañera que prácticamente se derrumbó. No voy a saltar, se lamentaba, cada dos segundos, hasta que llegó el día del corso. Ese día nos encontramos para coordinar pero ella no llegó. Comenzamos el trabajo y no apareció. De pronto la vi saltando en una comparsa, feliz. Qué haces aquí, le dije, divertida e incrédula, y me ofrecí incluso a cubrirle las espaldas, aunque me parecía medio tonto esforzarse tanto por bailar con un hombre que agarraba a una mujer con la mano izquierda y con la derecha a otra. No te preocupés, me dijo, voy a renunciar. No pienso trabajar en un lugar que me impida asistir al Carnaval.
Sólo entonces entendí lo grande que es para los cruceños su fiesta grande y aunque para mí no fue nunca muy importante, de pronto hoy sentí la nostalgia de bailar el mismo ritmo, con ropa ligera, durante horas.

Simulacro 3


Foto de lagallinitaveritopage.spaces.live.com
Tenía la esperanza de que pudiéramos despegar a partir de este mes. Que en marzo las cosas retomarían su normalidad y que en abril, en la nueva casa, podríamos reorganizarnos.
Esperaba muchas cosas, menos que el Escudero perdiera su trabajo ayer.

Simulacro 2

Foto de knvotv48.com/.../

Mi corazón me decía no te ilusiones, no te ilusiones, pero igual fui esta mañana a la PTJ a mirar las cosas que habían incautado a un grupo de delincuentes a los que apresaron la semana pasada. Luego de una conversación breve con el jefe policial de la Unidad de Delitos contra la Propiedad entré al depósito.
No encontré nada ni siquiera parecido a las cosas que nos robaron y salí de allí con el corazón repitiéndome, ves? te lo dije.

Simulacro 1


Entregaron a cada familia un pito y la consigna era tres silbatos y todos a la calle a defendernos. El viernes estaba yo en medio sueño, intentando robarle al tiempo unos minutos para descansar después de una semana atareada. Pero escuché los tres silbatos y mi primera reacción fue enviar a mis hijos a una de las habitaciones, prohibirles que salgan y abrigarme un poco para salir asustada a ver a quién habían asaltado esta vez o a cuál casa habían entrado los ladrones. Hasta me olvidé del pito, con el susto. Cuando salí allí estaban los vecinos. Las viejitas con rostro grave y tomándose en serio el tema. Los hombres, en cambio, con gesto divertido.
Es un simulacro, me dijeron. No pude volver a dormir.

martes, 17 de febrero de 2009

Mi Dancing Queen

Cuando ingresaba a la adolescencia, allá por 1979, tuve un ejemplo muy marcado de cómo quería ser cuando fuera grande. Ella era una oficinista exitosa, dueña de un perro chapi blanco y negro que se llamaba Spock y que bailaba conmigo una canción que decía Scooby be doo, be doo. Como era secretaria de uno de los gerentes de SAMAPA, me llevaba a su oficina donde yo me revolcaba dando tumbos en el pasto y husmeaba en su escritorio encontrando siempre cosas muy interesantes, especialmente chocolates Mackintosh, de los que me hice adicta desde entonces.
Recién llegada de Corocoro, para mí entrar a su cuarto era una aventura. Allí encontré la Naranja Mecánica, el primer libro que me devoré en dos días a mis once años. Y Diderot y otros varios libros que hablaban sobre las Profecías de Nostradamus y OVNIS. Entre mis Barbies, sus carteras y sus largas e impecables uñas, me encontré con la mujer que me gustaría ser.
Era la hermana mayor de mi mamá, pero casi nada, excepto sus grandes ojos verdes, tenían en común. A mi mamá le gustan las cosas chiquititas, ellas las prefería grandes y glamorosas. A mi mamá no le gusta leer, en cambio ella tenía colecciones enteras de revistas, de las que yo prácticamente amamanté el estilo con el que ahora escribo. Mi mamá nunca fue una mujer coqueta, prácticamente no se cuida. En cambio ella siempre estaba a punto y se levantaba a las seis de la mañana, para vestirse, peinarse y alborotarse antes de ir a trabajar.
Los siguientes años encontré en ella a mi confidente. Compró un teléfono con el que hablaba durante horas con sus galanes y cuyo auricular compartía conmigo, dictándome en la oreja dile lo voy a pensar al primer chico que tuve.
Disfrutándolo tanto como yo, reemplazó el feo saco amarillo con motas pintadas con marcador por uno de piel de leopardo y me fletó una peluca rubia para que hiciera la fonomímima de Rod Stewart, en su Do you think I'm sexy, con el que gané el concurso de inglés de mi colegio. Ibamos juntas a los mercados, cada fin de semana, a mirar qué había de nuevo. A ella le debo mi obsesión por los bolígrafos, los materiales de escritorio y las libretitas. Con ella desperté a la música, junto a los Bee Gees, John Travolta, Boney M y toda la música disco.
Pero un día una sombra se cirnió sobre mi casa. Unas extrañas lesiones aparecieron primero en su cuero cabelludo y luego se extendieron por todo su cuerpo. Justo en el momento en que ella creía que había encontrado la felicidad, pues estaba esperando un hijo. Los médicos dijeron que su organismo rechazó el embarazo, una explicación que hasta ahora me parece absurda por su crueldad. Vi a aquel niño cuando ella estaba en el hospital. Lo enterraron con el trajecito de una de mis muñecas. Y a medida que pasaba el tiempo la situación empeoraba. Dejó de trabajar y tuvo que irse a vivir a Cochabamba, donde nos encontrábamos cada vacación para ponernos al día.
A mis quince años me propuso que me fuera a vivir con ella y con mi abuela y yo acepté. Me inscribieron al colegio Loyola de Cochabamba, para que saliera bachiller de allí. Pero a último momento yo me arrepentí y me volví a La Paz con mi mamá. En mayo de ese mismo año, mi tía Ana murió. Tampoco pude despedirme de ella. El destino me había ganado nuevamente y desde entonces comencé a pensar seriamente en que mi sino es carecer siempre del amor que en mi vida reemplaza al de mi padre y que la muerte, la indeseable, estará siempre allí. The winner takes it all, no? y se llevó a mi Dancing Queen. Hace unas semanas, me la devolvió un ratito, cuando miré esta película:

Misión cumplida

A nombre de los próceres de la liberación, a nombre de los héroes de nuestros antepasados que dieron la vida por la vida de los demás, a nombre del pueblo boliviano ¿juran respetar y hacer respetar la Nueva Constitución Política del Estado boliviano? Si así lo hicieran, nuestros próceres de la liberación y nuestros héroes de la resistencia contra el Estado colonial, los premien; caso contrario, los castiguen. Han jurado defender la Nueva Constitución Política del Estado.
Hasta que el Presidente no pronunció estas palabras, no había tomado conciencia del compromiso que yo, a nivel personal, estaba asumiendo. Por eso lloré. Porque creo firmemente que la Nueva Constitución Política del Estado garantiza la igualdad de oportunidades para la gente del campo y de la ciudad. Porque también creo que la frase Volveré y seré millones inició la gesta libertaria que estamos viviendo hoy y que, gracias a nuestra nueva Carta Magna, ningún otro gobierno privatizará ni entregará nuestros recursos naturales a las transnacionales.
Y también concuerdo con que desde el 7 de febrero, día en que se promulgó la nueva Constitución y, por lo tanto, día de la Refundación de Bolivia, todos debemos trabajar en la reconciliacion, respetando la igualdad entre todos los bolivianos. Porque es necesario trabajar arduamente en desenmascarar la campaña mentirosa que se hizo del nuevo texto constitucional hasta que todos lo asumamos como un nuevo pacto social.
Siempre he querido ser optimista, pero también honesta. Critiqué los estatutos autonómicos por que defienden privilegios mal habidos de ciertos grupos de poder. Dije con toda claridad que esos estatutos no representaban a la totalidad de los cruceños. Y, con esa misma claridad, creo que hay que mostrar a nuestros compatriotas, a esos cuatro de cada diez que votaron por el NO, las virtudes de ese texto.
Pero para ello es necesario, como dijo el propio Presidente, que a pesar de las calumnias, de las mentiras y de las humillaciones y adversidades, continuemos con el empeño de difundir una Constitución Política que, por primera vez en la historia de nuestro país, consagra las aspiraciones más profundas de los sectores abandonados de la sociedad boliviana y se ha impuesto mediante voto popular.
Para implementar estas leyes tenemos que cambiar nosotros, tiene que cambiar Evo Morales, Álvaro Garcia Linera y todas las autoridades del gabinete y del Parlamento. Hay que dejar de ser egoístas e individualistas, dejar de ser ambiciosos, sectarios o regionalistas y defender primero la Patria, la igualdad y la dignidad de todos los bolivianos y bolivianas. Eso dijo el Presidente y eso forma parte de mis convicciones más preciadas e íntimas.
Misión cumplida, Presidente. Hemos contribuido desde todos los espacios en los que hemos tenido oportunidad.

lunes, 16 de febrero de 2009

Menú carnavalero


Este Carnaval no pienso hacer nada especial, sólo agasajar a mis hijos con rica comida. Por ejemplo, el sábado cocinaré Pique Macho, estilo Dumbo, que es más o menos así:


El domingo, cocinaré esta receta:

Pollo jamaiquino



Ingredientes:·
4 pechugas de pollo·
1/3 taza de migas de pan·
sal y pimienta·
12 onzas de jugo de tomate·
1 cebolla larga cortada·
1 cucharadita de mezcla de especias·
pizca de canela· 1/4 cucharadita de tomillo molido· 1/8 to 1/4 de pimienta cayena

Preparación:
Humedezca el pollo en agua. En un tazón, mezcle las migas de pan, sal y pimienta. Adicione las pechugas y mezclelas hasta que estén todas cubiertas de las migas. Ponga el pollo en un recipiente para hornear con la piel hacia abajo. Ponga el recipiente en el horno a 450°. Hornée el pollo por 15 minutos, voltee el pollo y cocine por otros 15 o 20 minutos hasta que la piel esté dorada. Quite la grasa que sobre.Combine el jugo con el resto de los ingredientes y póngalo sobre el pollo. Baje la temperatura a 350° F. Cocine eso hasta que el pollo esté completamente cocinado y la salsa espese.

El lunes, un rico fricasé:


Y el martes, obvio, un pescadito:



Para el siguiente fin de semana está planificada esta lasagna con ricota, tomate y jamón:


Unas cervecitas, un buen vino y buen humor y listo, feliz carnaval.

SOBRE CAMBIOS Y DESAPEGOS


Todos queremos que nuestra vida cambie, y quisiéramos que este cambio se diera de una manera más segura y tangible, sin tanto riesgo y tanta responsabilidad de nuestra parte, por ejemplo, si tenemos que cambiar de empleo, nos gustaría dejar ese trabajo que ya no nos satisface justo cuando aparece en nuestra vida una oportunidad, una propuesta ó un nuevo contrato que nos haga sentir que dejamos lo seguro, por algo mejor.
En cualquier área es así, nos gustaría llegar a lo nuevo teniendo una visión panorámica de nuestro nuevo lugar para entonces saber si es bueno o no (antes de elegir).
En estos tiempos no es así, esa forma de elección pertenece a la vieja energía, así se manejaron nuestros abuelos o nuestros padres, pero ellos tenían aprendizajes diferentes a los nuestros. Nosotros tenemos que aprender del DESAPEGO, tenemos que aprender a soltar lo que ya no nos aporta, por el hecho en si y no porque tengamos una mejor oportunidad.
¡Suficiente razón resulta ya no poder sostener una situación como para seguir atados a ella!. Tenemos que aprender a crear nuestros caminos sobre la marcha PORQUE ASÍ LOS ESTAMOS CREANDO, por eso no podemos tener una visión panorámica antes, pues cada decisión y elección va cambiando el rumbo y aún así, hay quien teme al fracaso ¿Cómo se puede fracasar cuando se tienen tantas posibilidades de rectificar y cambiar nuestros camino en cualquier momento?. Es como cruzar un puente, estamos justo en el medio. Nuestro aprendizaje tiene que ver con la confianza y la fe de que al final del puente, siempre habrá algo esperando por nosotros y ese algo, será para nuestro bien superior.
Disfruta del camino, de tu creación, de la aventura que la vida te ofrece mediante este sistema y la libertad de poder apartarte de lo que ya no te puede hacer crecer, sin tener que esperar a que alguien te dé la oportunidad, que tú y sólo tú puedes crearte a ti mismo SOBRE LA MARCHA.

Reivindicación


Hace algunas semanas, me puse a jugar con mis hijos Pac Man, pero en versión actual. La tercera dimensión fue para mí todo un descubrimiento y, en medio de los gritos y enojos de los chicos porque iba por donde no debía ir, me metía donde no debía meterme y terminaba con Game Over a cada rato, me divertí como hace tiempo no hacía. Hoy leí esto en un blog y lo reproduzco porque quisiera que mis hijos entendieran lo que vivimos y valoren lo que tienen:
Facebook (Grupo Generación de los 70).
"El objeto de esta misiva es la de reivindicar una generación. La de todos aquellos que nacimos en la decada de los 70 (un par de años arriba, años abajo), la de los que estamos trabajando en algo que nuestros padres ni podían soñar, la de los que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los ¡60 años!.
Se nos dice que no tenemos ideales y eso que sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.
Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma, el rescate o el bote bote y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos.
Hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice.
Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga. Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida
Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso.
Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces.
Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ruedas!!! Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto. Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagió de nada
Tuvimos libertad, fracaso, respeto, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello...

jueves, 12 de febrero de 2009

Prófugo


Viví el exilio bajo la dictadura de Luis García Meza. Siempre he luchado por la democracia, para que nunca más haya exiliados, para que no se produjera la detención de personas que pensaban diferente...
Guido Añez recorrió el sendero de todos los miristas, ése, el de cruzar ríos de sangre para unirse a sus verdugos y terminar justificándolos ante la historia. No le tembló el pulso para firmar el decreto por el cual se autorizó a las fuerzas armadas a disparar a matar para lograr pasar el combustible hacia La Paz durante octubre de 2003.
El Presidente es el capitán general de las Fuerzas Armadas, la ley orgánica de esa institución así lo dice. Lo que hizo Goni fue hacer cumplir lo que manda la ley. Yo no sabía que hubo muertos en Warisata cuando firmé el decreto, dijo ante los fiscales, según el diario El Deber. Pero era ministro de Goni y su disculpa es una burla para nuestra inteligencia.
Como es una burla afirmar que está siendo perseguido y terminar como prófugo de la justicia boliviana . ¿Quién lo persigue? Sus acreedores.

Terrible



Para una mujer, vivir en Santa Cruz es algo muy difícil. Es tanto el culto al cuerpo y los medios de tergiversación bombardean tanto con el tema de la belleza, que uno se siente una ballena, aunque no lo sea.
Y entonces la belleza se constituye en el fin último de muchas jóvenes, que apelan a todo tipo de prácticas para conseguirla. Hacer dieta eterna o ir al gimnasio, son el camino difícil. Es más rápido acudir a otras cosas, como los batidos mágicos, las anfetaminas o las cirugías.
Hace unos días se conoció del caso de una médica veterinaria -Gabriela Ascarrunz- que murió porque su amiga, una conocida diseñadora, le inyectó orina en el suero fisiológico con el que se preparaba para una cirugía. Una operación que iba a corregir una obstrucción intestinal causada por una anterior intervención quirúrgica en la que Gabriela se hizo poner grapas en el estómago.
Cuando la belleza se convierte en una obsesión, una cosa lleva a la otra.
Lo que me pregunto es ¿cuántas víctimas más se cobrarán las agencias de modelos? ¿Cuántas mujeres más tendrán que morir hasta que alguien ponga freno a los medios de comunicación y la absurda difusión de estereotipos irreales?
No estoy peleada con la cirugía plástica. Yo misma digo siempre que me practicaré una abdominoplastía - que no es la reducción del estómago, sino la extracción de la piel y el tejido adiposo que te queda en la panza después de dar a luz- porque esa parte de mi cuerpo no me gusta y porque mi piel se estiró tanto durante mis embarazos casi simultáneos que ahora sobra, y punto.
Tampoco creo que las terapias alternativas, incluida la orinoterapia, sean cosas de charlatanes. Lo que sí pienso es que todos deberíamos velar porque hubiera más control, porque todas estas cosas sean realizadas por gente capacitada. Y cada caso que conocemos debería servirnos para tomar conciencia de la necesidad de ser responsables con nuestro propio cuerpo y negarnos rotundamente a ser cotizadas como vacas y a que nos tomen como a las tontitas cabeza huecas de siempre.

Dignos, en las peores circunstancias


Foto de http://pampasur.files.wordpress.com/2007/12/preso.jpg


Estoy cumpliendo con mi pena y con la ley... sólo pido que me dejen cumplir con la sociedad, con mi familia y conmigo mismo. Tengo un hijo al que dejé de ocho meses. Ahora él es todo un profesional y no me conoce. Sé que he perdido mucho. Nadie ha nacido para vivir preso...



Sólo dos de cada diez personas que se encuentra recluida en las cárceles de Bolivia tiene sentencia ejecutoriada. Los restantes ocho esperan, por semanas, meses o años, a que la justicia actúe. Pero la justicia tiene una frágil memoria, se olvida de los procedimientos y recluye preventivamente a cientos de personas en los centros penitenciarios, truncando así vidas, sueños y esperanzas.

La amnesia judicial provoca que en Palmasola de Santa Cruz, existan 2.330 reos, cuando la infraestructura sólo alberga a 600 personas. En La Paz, se calcula que existe un índice de hacinamiento de 365 por ciento. ¿Qué pueden hacer tres personas en un espacio de dos metros cuadrados que sólo es apto para una? Todo esto:






Admirable ¿no?

miércoles, 11 de febrero de 2009

Caídas

Algún general de policía, con escaso sentido común, se las dio de fino arquitecto y puso esta cerámica en la acera. En enero de 2007, algunos amiguitos de Chalinet iban a venir a mi departamento para festejar su cumpleaños. Fui a la tienda a comprar Coca Cola y de pronto, cuando caminaba en medio de una tenue llovizna, mis dos pies se encontraron a la altura de mis ojos. Una milésima de segundo después sentí un fuerte golpe en la nuca y después la oscuridad. Habrán pasado algunos segundos más cuando escuché desde el fondo de mi conciencia una voz que decía Pssst... no sería digno morir en media calle. Esa voz me ayudó a reaccionar de uno de los peores golpes que me di en la vida. Tuve la nuca terriblemente adolorida e hinchada como una semana.
El suelo se levantó como un muro, chocando contra su cara y metiéndole tierra entre los dientes. Después murió.
Casi puedo ver la cara del soldado rebotando contra la tierra. Augusto Céspedes, un maestro.

El fondo de mi alma


Cuando era niña y adolescente, todos mis recuerdos y mi vida apelaban a La Paz, a la mina y Cochabamba.
Siempre me había gustado viajar, pero no había tenido la oportunidad hasta que comencé a trabajar como periodista.
En uno de los viajes sentí que mi cabeza se abría, literalmente, a una nueva realidad. Íbamos en un bus, desde el aeropuerto de Cochabamba hacia Villa Tunari, en una de las múltiples delegaciones de periodistas que Sánchez Berzaín llevaba al trópico cochabambino.
El viaje se hizo de noche, así que era muy poco lo que podía ver en el camino. Pero intuía... intuía el vapor, el calor, el verdor del paisaje. Por momentos, tanta vegetación me soprendía.
Jamás había visto algo así. Cuando me pidieron que lo describiera, recuerdo que dije que la selva del Chapare era como la cabellera enmarañada de una mujer que acababa de hacer el amor. Nunca entendí por qué ese lugar me provocaba esas eróticas evocaciones.
Y así el Chapare se quedó
grabado en mi memoria como un lugar imprescindible. Llegué a amarlo como a ningún otro. Incluso hoy, saber que estaré allí me inspira una gran angustia, la del enamorado primerizo que sabe que pronto encontrará a su amor. Allí conoci a Evo, cuando él era todavía dirigente. Allí me convencí de que Bolivia es más que el occidente. Esta región, que durante muchos años fue el foco de conflicto del país, había despertado en mí admiración y apego.
Por razones de trabajo, durante unos dos años estuve allí periódicamente. Y desde entonces tengo el convencimiento de que la felicidad es ir rodando a toda velocidad en la carretera de Villa Tunari a Santa Cruz, al amanecer, cantando a voz en cuello Vivo en un país libre que solamente puede ser libre, en esta hora y en este instante, y soy feliz porque soy gigante...
En Sangre de Mestizos, Augusto Céspedes cuenta que uno de los soldados se sentía orientado hacia adentro, hacia el Chaco, en cuyos espinos dejara las hilachas de su alma andina. Al entrarle por los ojos los caminos surcados por las huellas de camiones, las arboledas mustias y grises, los horizontes desolados, las figuras de combatientes, no hallaban en su interior incolmable otro fondo que no fuese el mismo Chaco.
Yo siento que el Chapare se imprimió en mi vida, como el único fondo posible de mi alma.

No hay peor ciego...

Miren ustedes esta portada, que salió el pasado 4 de febrero:


Estoy segura de que esto chocó incluso a la gente contraria a Evo Morales. ¿Esto somos? se habrán preguntado, porque los exabruptos generalmente causan esa reacción en las personas. Lo que no entienen los señores de El Mundo es que, en contra de sus más íntimos deseos, terminan llevando agua a nuestro molino. Yo, oposición o cívico, clausuraría ese periódico. Pero como no soy ni oposición, ni cívico, con humildad, les agradezco.

La cobardía de Santos

Lo que sucedió en Yacimientos es realmente un escabroso escándalo. Gastos dispendiosos, irregularidades, tráfico de influencias, grupos mafiosos operando, coimas, volteos, asesinatos, prostíbulos y quién sabe cuántas cosas más que seguramente saldrán a la luz.
Si Santos Ramírez se creyó tan impune e intocable que podía hacer todo eso y más al lado de sus familiares, debería ser igual de valiente para enfrentar las consecuencias con integridad.
Divorciarse de su esposa para evitar que lo vinculen con sus cuñados, gente a quien él mismo empoderó para realizar actos delictivos y pretender deslindar responsabilidad en el Presidente EWvo Morales, me parece una cobardía.
Será que Santos cree que es intocable hasta como árbol caído? Estará realmente convencido de que tener la confianza de un amigo que le otorgó todo el respaldo es recibir un cheque en blanco para enriquecerse ilícitamente?
Pretenderá hacernos creer que él era Santos hasta que conoció a su nueva esposa? No faltará, seguramente, una señora ignorante que crea que el movimiento de unas caderas enloqueció a santos hasta hacerle perder la cabeza. Así es como nuestra sociedad discrimina a la mujer, presentándola como una malévola influencia sobre los hombres de bien, aunque sean ellos los que cobran las coimas y firmen los contratos.


martes, 10 de febrero de 2009

Nuestros pozos

Es tan placentero encontrarte después de décadas con aquellos escritos que formaron tu vida, que releerlos es una reconciliación con quien fuiste y con quien serás en el futuro. Por un instante, tu esencia sale a la luz y se te muestra tal y como eres. Y esa sensación de certeza absoluta, de descubrimiento y de deslumbramiento es maravillosa.
Sentí todo eso y más cuando releí el cuento de El Pozo, de Augusto Céspedes, que trata de un grupo de soldados bolivianos que, durante la Guerra del Chaco, iniciaron infructuosamente la tarea de buscar agua cavando un pozo interminable. La misión era imposible, pues en esa huraña región, la falta de agua se convirtió en el principal enemigo de todos los soldados, los bolivianos y los paraguayos.

Seguramente algún prisionero capturado en la línea donde la existencia del pozo era legendaria, informó a los pilas que detrás de las posiciones bolivianas había un pozo. Acosados por la sed, los guaraníes decidieron un asalto...A las seis de la mañana se rasgó el monte, mordido por las ametralladoras...

Así relata Céspedes el ataque de los soldados paraguayos que ilusamente arremetieron contra los bolivianos y la sobrecogedora defensa que éstos hicieron de aquel hueco estéril.

Los cañonazos partieron la tierra, las ráfagas de metralla hendieron cráneos y pechos, pero no abandonamos el pozo, en cinco horas de combate. Creció el tiroteo de los pilas y se oía en medio de las detonaciones su alarido salvaje, concentrándose la furia del ataque sobre el pozo. Pero nosotros no cedíamos un metro, defendiéndolo ¡COMO SI REALMENTE TUVIESE AGUA¡

Y el pozo sirvió para algo:

A las 12 se hizo un silencio vibrante. Los pilas se habían ido. Entonces recogimos los muertos.
Arrastrados los trece cadáveres hasta el borde fueron pausadamente empujados al hueco, donde vencidos por la gravedad daban un lento volteo y desaparecían engullidos por la sombra. Entonces echamos tierra, mucha tierra, adentro.
Pero aún así, ese pozo seco es siempre el más hondo de todo el Chaco.

Todos tenemos un pozo en nuestras vidas. Un hueco que cavamos y cavamos pensando encontrar algo hasta que creemos que es totalmente inútil, que ha significado una pérdida de tiempo. Y es precisamente el tiempo el que nos demuestra que ese esfuerzo no ha sido en vano. Y muchas veces también, es en ese pozo donde enterramos a los otros muertos, los nuestros.

Foto de www.noloveoclaro.com/.../01/golondrinas-pozo

La cuesta

Alguna vez había escuchado la frase de qué difícil es la cuesta de enero; pero nunca la habia sentido como este año. Bueno, todavía vivimos los coletazos de la crisis y todo comienza a mejorar, así que es comprensible. Pero, pucha que fue difícil porque:
- Vivíamos en una vorágine electoral, bombardeados por mensajes de sí y no. En mi caso, esto se tradujo en mucho trabajo por hacer.
- Estuve hasta el cuello con la irracionalidad de la burocracia que me obligaba a caminar dos horas diarias.
- No me sentí optimista, es decir, con ganas de formular propósitos, de comenzar nuevos proyectos, de hacer nuevas cosas.
- La presión por todo lo que había que pagar en pensiones, materiales escolares, uniformes, además de las cuentas pendientes y todo lo que está atrasado terminó desgastándome mucho.
- Mi casa es un desorden y no tengo ánimo para llegar a ella. Hace tiempo que no miro películas, salvo un sábado en el que miré tres de golpe, tampoco escucho música, estoy como paria de un cuarto a otro y termino perdiendo todo.
El balance, sin embargo, no es del todo negativo.
- Tenemos nueva Constitución.
- Encontré un nuevo trabajo.
- Las Alasitas siempre me alegran enero.
- Todo se dio, a pesar de todo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Soltar y tomar


No sé si la capacidad de no abatirme por las circunstancias es un símbolo de que aprendí a ser más sabia o de que ya estoy vieja, como dice mi amigo C.M. Lo que sí sé es que resultó sumamente saludable dejar de preocuparme por todo. Relativizar las cosas y saber que si no se dan será porque otras vienen en camino. Que nadie se muere si las cosas no salen como las planeas. Que el mundo seguirá su curso, a pesar de todo lo que pasa.
Por eso, en un momento dado, acepté la posibilidad de que mis hijos tuvieran que dejar su colegio y, el mismo momento en que asumí esa realidad, todo comenzó a facilitarse. Hoy, ellos continúan en su colegio y hasta ahora no me explico de dónde salieron las cosas ni cómo se fueron abriendo las puertas.
Eso sí, debo decir que me sorprendió la conciencia de mis hijos, a pesar de que son tan chiquititos. Cuando les dije que podríamos reciclar algunas cosas para poder comprar otras, accedieron felices a cooperar y descubrimos que habían conservado en buenas condiciones casi todos sus materiales.
Tengo una gran deuda con ellos, una deuda de agradecimiento profundo, por haber colaborado tanto en estas circunstancias dificiles. Por eso, me siento feliz de ser una mamá que los mima, que les compra todo lo que piden, que se preocupa por estar a su lado. Ellos se lo merecen. Lo que no sé es si yo me merezco los hijos que tengo.

Escudero, forajido

Encontré esto en la memoria de mi celular. Seguro es obra de Chalinet.

Amarillas


Las rosas amarillas siempre han despertado mi admiración, no sé bien por qué. Hace algunos años, cada cumpleaños, recibía un ramo enorme y anónimo. Hoy me conformo con mirarla en los jardines, como éste, que hasta hace poco alegraba mis días, al llegar a mi anterior oficina.

Señales correctas


He visto la conmoción en la cara del Presidente, la conmoción de quien se encuentra profundamente abatido por la decepción.
Santos Ramírez era uno de los hombres fuertes del MAS. Y es incomprensible que este hombre hubiera arriesgado tanto, no sólo personalmente, sino sobre todo políticamente hasta terminar envuelto en una escabrosa trama, típica de grupos mafiosos, en la que hay de todo, desde prostíbulos hasta un asesinato.
Ramírez se encuentra en la mitad de los casos de corrupción denunciados en esta gestión de gobierno. Visas chinas, venta de avales para cargos públicos, caso Tinguipaya y hasta un caso de narcotráfico lo involucraron. Su culpabilidad o inocencia se definirá en los estrados judiciales. Pero la otra sentencia, la social, ya fue pronunciada por la Ministra de Justicia: Quien comete actos de corrupción comete traición. Traición al proceso, traición al esfuerzo de miles de bolivianos que lucharon por recuperar la estatal petrolera.
Fue un golpe infalible a la idoneidad de un Gobierno que propugna el cambio, justo el terreno en el que estos golpes pueden causar la muerte. Ya era hora y las señales son inequívocas: Ningún corrupto debería ser protegido.

lunes, 2 de febrero de 2009

Los mancos mentales


Durante los dos últimos meses, debía marcar tarjeta en la Plaza Murillo, pero mi oficina se ubicaba a 22 cuadras de ese lugar.
Teníamos media hora para llegar desde la Plaza hasta Sopocachi, cada día, en la mañana y en la tarde. Diariamente, perdíamos dos horas de trabajo, pero a la burocracia eso no le interesaba, porque la prioridad era que ellos tuvieran nuestro ingreso y salida registrados en su sistema. Internet es una utopía; un reloj marcador cuesta un dineral que el Estado no puede pagar (unos 400 bolivianos, que debe ser mucho menos que lo que perdían por las dos horas diarias de trabajo que nosotros pasábamos caminando) y un simple cuaderno les complicaba el trabajo, cosa que, obviamente, no estaban dispuestos a aceptar.
Y así adelgacé tres kilos, caminando de arriba para abajo. Me conozco todas las formas posibles de llegar desde la Plaza Murillo a Sopocachi, porque lo hacía a las ocho de la mañana, a las doce y media, a las dos y media de la tarde y a las seis y media. Sé cuántos pasos me tomaba, cuántos metros recorría y cuánto tiempo tardaba si tomaba agua o si no. Hice los trayectos menos imaginables y me divertí un montón, a pesar de todo. Pero en las noches, cuando ya estaba cansada de las tres caminatas previas y aburrida de perder el tiempo, rezaba para que el micro, taxi o lo que lograra tomar para volver a mi casa (que también está en Sopocachi, para variar) tuviera un foco, así podía leer y sentir que el tiempo transcurrido no se había ido por las bocas de tormenta a engrosar los aires fétidos del río Choqueyapu.
Y, claro, no podía ignorar la sensación de impotencia cada vez que volvía a pasar por el mismo lugar que había dejado una hora atrás sólo por ir a marcar la tarjeta, por simple capricho de lo que el Che denominaba "los mancos mentales", los burócratas, los que están siempre bien, los bien pagados, los que trabajan exactamente los minutos que tienen que trabajar, ni más ni menos, los que responden "no se puede", aunque se pueda.
Recordé que Cuba y Venezuela luchan contra ellos todavía hoy. Que en la ex Unión Soviética ganaron la batalla y que aquí son el enemigo más peligroso del Gobierno, porque la burocracia se mimetiza entre la gente. Porque bajo el rótulo de "técnicos apegados a la ley" ellos acaban tergiversando todo sin ningún control mientras todos los miramos estupefactos y no tenemos otra opción que someternos a sus tiránicos dictámenes.
El viernes terminaron mis odas a la burocracia y hoy, al fin, me siento libre de sus garras, por lo menos, de las garras de la burocracia más mediocre, ésa que prefiere que el personal pierda diariamente dos horas de trabajo a habilitar un cuaderno que les complique el trabajo.

Pasando el tiempo

Había preparado un post sobre el primer día del colegio de mis hijos, pero debo hacer un trámite para empezar mi nuevo trabajo mañana y resulta que una cola de dos cuadras se interpone entre mi post y yo.
Ahora me entré a un internet, mientras la fila avanza. Luego iré a dejar la certificación y después otra vez a buscar a mis hijos.
Me voy, porque con la suerte que tengo en los últimos días capaz que hasta pierda mi fila, je!