miércoles, 11 de agosto de 2010

Para estar mejor

Foto. Vitonica.com

Quienes siguen este blog desde hace tiempo saben que soy medio cíclica y que, de pronto, me da por publicar post exclusivamente políticos y, otras veces, entradas existenciales. A veces, también, hago catarsis. En resumen, este blog no es temático y su único objetivo es quedar impreso y empastado, en algún momento, para que mi hija lo lea.
Hay muchas cosas que quisiera compartir, entre ellas, algunas cosas que encuentro a mi paso por la vida y que se convierten en recomendaciones valiosas, al menos para mí y espero también para mi hija. Por eso desde hoy instalaré una nueva categoría: Para estar mejor. A quienes no les interesa este tipo de cosas, sólo miren la etiqueta y si no les convence, pásenla.
Tener hábitos productivos

Hay tres pasos básicos para incluir buenos hábitos. El primero, según el sitio Tu imagen personal, es hacer una lista de los hábitos que quisiéramos tener.
En mi caso, por ejemplo, tomar un litro de agua al día, hacerme un masaje anti stress una vez al mes o comer una fruta diariamente.

Bueno, la lista ya está.

Si tu lista es muy larga o no dispones de mucho tiempo, el segundo paso es priorizar los hábitos más importantes y hacer las gestiones necesarias para incluirlo en tu vida.

Tendría que ir a comprar un envase de esos que se llevan al trabajo para llevar agua, comprar frutas para toda la semana esta tarde o averiguar dónde dan los masajes.

Una vez hecho esto, toca trabajar, es decir, anotar en la agenda o el celular una alarma que recuerde diariamente tu compromiso y cumplirlo. Dicen que un hábito demora exactamente tres semanas, según el sitio web, o 21 días, según otras personas, para arraigarse en las costumbres de una persona.

Así que tres semanas de tomar agua y comer una fruta diaria o 21 sesiones de masajes, en mi caso.

Cuando eso ha ocurrido, el último paso es celebrar los progresos.

Esta señora se premiará con una cena en un restaurante caro con su Caballero. Estarán al tanto.

La estrategia del desgaste

Foto El Deber
El Gobierno negó enfáticamente que su intención sea provocar que la movilización potosina se agote en el desgaste. Afirma que su único propósito es evitar que gente inocente siga sufriendo las consecuencias de la huelga general indefinida y el bloqueo de caminos decretado en esa región y por eso demanda que, para iniciar el diálogo, necesariamente se deben abandonar las medidas de presión.
Sin embargo, ya se ha hecho común en el Gobierno adoptar la misma estrategia: Primero se desentiende del conflicto, asegurando que éste responde a dos regiones, a dos sectores o a dos federaciones campesinas.
Y este primer paso generalmente se sostiene hasta que la situación se torna insostenible. Así ocurrió en Caranavi, donde el conflicto sólo cesó después de dos muertes y en Uncía, donde las cosas llegaron al extremo de que el último de los policías pudo haber salvado la vida si las autoridades hubieran intervenido oportunamente.
Finalmente, el tercer paso de este patrón de abordaje de los conflictos termina con la intervención de un tercero. En el primer caso se trató de una intervención, casi mesiánica, del Presidente Evo Morales, que hizo en dos segundos lo que sus ministros no pudieron hacer en dos semanas. En Uncía, la Iglesia Católica tuvo que conversar con los ayllus y logró recuperar los cuerpos, con ayuda del Defensor del Pueblo.
El Gobierno nos ha acostumbrado también a ponerse del lado del ciudadano de a pie e implorar soluciones para los conflictos, como si los ministros no fueran responsables de la administración del Estado y de la convivencia pacífica entre bolivianos. Resulta, pues, que los ministros son tan comunes y silvestres como cualquiera de nosotros, con una sola diferencia: los apetitosos sueldos y privilegios que otorgan las posiciones de poder.
No obstante, esta estrategia fracasó en las dos ocasiones en las que fue aplicada durante esta gestión, dejando heridas difíciles de cicatrizar.
Si es verdad que el Gobierno ha invertido en Potosí más que en ninguna otra región, si es cierto que el aeropuerto internacional de Uyuni será una realidad hasta fin de año, si están avanzadas las gestiones para que el complejo de Karachipampa resuelva efectivamente sus dificultades, nada es tan simple y ejecutivo como ir al lugar del conflicto, convocar a las organizaciones sociales y dejar en evidencia a los dirigentes radicales que están atizando el conflicto.
Pero el Gobierno prefiere continuar fracasando. ¿Esperará a que Oruro consume sus amenazas de asumir las mismas medidas de presión que Potosí? ¿Esperará a que grupos vandálicos aprovechen la situación y comiencen a atacar a la población, como ocurrió en otras ocasiones? ¿Arrinconará de tal modo a los bloqueadores, que la misma población se enfrentará con ellos, con todos los riesgos que ello implica? Y cuando todo eso ocurra, ¿se sentirá justificado para intervenir con la fuerza pública? Si las cosas ocurren de este modo, por supuesto, la estrategia del desgaste habrá rendido frutos, pero perjudicando al actor equivocado: al propio Gobierno.

martes, 10 de agosto de 2010

Ojalá

Foto de 24.com.bo

“Evo malo, ya no tengo lechita para mi mamila. Ven a Potosí a solucionar el paro”, rezaba un cartel sostenido por una niña de unos tres años. La nena parecía gritar la leyenda de la pancarta que agarraba con la mano en alto y, por ello mismo, la fotografía –publicada en el portal 24.com.bo- era absolutamente conmovedora.

Como conmovedor es también ver por televisión al Gobernador de Potosí, el masista Félix Gonzalez, suplicando al Presidente Evo Morales dialogar a la brevedad posible porque la gente está “peleando por comida en Potosí”. Y al vocero del Presidente, Iván Canelas, asegurando que el Gobierno “se está rogando” –textual- a los dirigentes potosinos para iniciar el acercamiento.
Todo pareciera anecdótico, pero no lo es. “Las demandas son totalmente atendibles”, “se ha invertido en Potosí”, dice el Gobierno, pero no convence, porque la pobreza potosina lacera el corazón de los bolivianos. La gente, incluso aquella afín al Gobierno, mira todo sin entender el por qué de tanta ceguera y tanta soberbia, una soberbia que durante los gobiernos neoliberales se expresaba en el argumento de que no se puede negociar bajo presión y que hoy, sin ningún desparpajo, repiten ciertos ministros del proceso de cambio.
Lo que definitivamente entra en el campo de la alerta y del riesgo es la presencia de extranjeros atrapados por el conflicto. El Gobierno no debería olvidar que fue exactamente así como empezó la debacle de Gonzalo Sánchez de Lozada y que en Potosí existe población minera, armada con dinamita, que en cualquier momento puede encender literalmente el conflicto y convertirlo en un camino sin retorno.
Y si bien es cierto que existe intransigencia en la dirigencia cívica de Potosí, también es evidente que esa radicalidad no encontraría eco si no estuviera tan arraigado en la gente el convencimiento de que abandonar las medidas de presión es condenar a una movilización a las dilaciones y la postergación. Está claro que Potosí no aceptará que sus demandas sean nuevamente condenadas a los proyectos y financiamientos que nunca se concretizan en obras y fuentes de trabajo.
Mientras tanto, el país se encuentra en vilo, conmovido por las imágenes y los testimonios de aquella gente que nunca más quisiéramos ver sufrir. Aterrado porque en cualquier momento, dada la improvisación evidente en el manejo de conflictos, esto pudiera empeorar con lamentables consecuencias para todos.
Y ojalá que los extranjeros puedan salir del lugar del conflicto y no sea necesaria una intervención armada, como en octubre de 2003. Y que los piquetes de huelga no sigan multiplicándose, como ocurrió en octubre de 2003. Y que el Presidente escuche las alertas de instituciones como el Defensor del Pueblo, cosa que no se hizo en octubre de 2003. En fin, ojalá que el pueblo no reaccione como reaccionó en octubre de 2003 y que este texto no sea más que agorero pesimismo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Da Capo



Me encanta la vocalista, porque es mi prima, ja

Estrategias equivocadas

Foto: Portal Erbol Noticias

El Gobierno parece no querer aprender de las lecciones del pasado reciente e insiste en enfrentar los conflictos con estrategias claramente equívocas. Eso es lo que sucedió con Potosí, que ayer, de manera sorprendente, demandó separarse del país y declararse federal.
Potosí fue y, esperemos, siga siéndolo, el crisol de la nacionalidad boliviana. Este departamento entregó sus pulmones, literalmente, para el desarrollo de nuestro país, y, en su generosidad, no demandó para su propio desarrollo nada más que lo estrictamente necesario.
Por ello es tan dolorosa la pobreza que aún hoy presentan regiones como Catavi, Llallagua y Siglo XX, aquellos centros mineros del esplendor de la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL) y del estaño, gracias a cuya explotación se desarrollaron las ciudades bolivianas, se construyeron carreteras y caminos de conexión con el oriente y se viabilizó la explotación de hidrocarburos.
Ahora, que Potosí reclama los proyectos que le permitirán su desarrollo, el Gobierno ignora el pasado que fue parte fundamental de su discurso para sustentar la necesidad de un cambio.
Alarma la miopía actual del Gobierno, la enajenación y el consentimiento en aplicar una receta que en el pasado reciente ya dio muestras de sus catastróficos resultados. Y esta estrategia es ignorar el conflicto y desentenderse de él hasta que éste estalla en virulentas muestras como la demanda de separación de Potosí de nuestro territorio.
Con evidente soberbia, los ministros minimizan los conflictos, se niegan a acudir a las zonas donde éstos se desarrollan y evitan el encuentro con las organizaciones sociales, como si éstas no fueran la base social que los sustentan y las primeras interesadas en defender el proceso de cambio.
El mismo Gobierno asegura que el problema es un disfraz de otros intereses y apunta hacia los partidarios del alcalde René Joaquino. Por lo tanto, trasciende la fachada del conflicto de límites con Oruro. Entonces, ¿por qué no ir a la región y explicar eso a las organizaciones o convocarlas a Palacio de Gobierno? ¿Por qué esperar, como se hizo en Caranavi, hasta que el conflicto cobre vidas? Ambas regiones, Potosí y Caranavi, votaron mayoritariamente por el Movimiento Al Socialismo (MAS), por lo tanto, se sienten con el derecho de exigir la presencia de las autoridades. Y la ciudadanía no conoce los entretelones ni los intereses que se juegan: ella interpreta que el Gobierno se niega a llegar a Potosí. ¿Será necesario que el Presidente Evo Morales llegue al país y convoque a los dirigentes de Potosí para resolver las cosas como lo hizo en Caranavi? Aparentemente sí. Lo peligroso es el cúmulo de heridas que estos procesos dejan antes de encontrar solución.

martes, 3 de agosto de 2010

Casi cotidiana


El viernes cerré una semana negra, con equivocación de amauta incluida. Me fui a una fiesta, para ahogar la metida de pata y el sábado, después de cerrar edición me fui a la entrada universitaria. Resultado de todos esos desmanes, el domingo estaba apaleada, pero ayer, definitivamente, no podía levantarme. Otra vez caí resfriada y a punta de antigripales logré trabajar a medias hoy. Estoy esperando mi tapa y después vuelvo a mi cama, no hay otra.