jueves, 2 de abril de 2009

Volver a comenzar

Siempre citabas a William Blake: Debo crear algo o seré esclavo de otro hombre. Si no descubres ese algo, seguirás siendo ordinario.
Un hombre muere y deja a su esposa en la desolación de la pérdida, en la difícil tarea de enfrentar el día después, el volver a comenzar sola.
Con una serie de cartas que ella supuso escritas por su esposo antes de morir, la vida recuerda a la protagonista sus sueños y sus principios, aquellas cosas que hicieron que él la eligiera como esposa.
Y un vaticinio que se me hizo familiar: Si volvemos a vernos será el final… el final de la vida como la conocemos hasta ahora.

De una ausencia obligada



Quisiera haber sido tu padre

Nada de lo que hice podrá sustituir eso.

Espero que hagas lo mejor

Espero que veas cosas que te asombren

Espero que sientas cosas que nunca sentiste antes

Espero que conozcas gente con un punto de vista diferente

Espero que vivas una vida de la que estés orgullosa

Y si encuentras que no ...

Espero que tengas la fuerza para empezar de nuevo

Cartas de Benjamin Button a su hija

Resolviendo dudas


- Digame Comandante ¿cuál es la cualidad más importante de un revolucionario?
- El amor.
- ¿El amor?
- Déjeme decirle algo: Aunque le pueda parecer ridículo, un revolucionario verdadero está guiado por grandes sentmientos de amor. Amor a la humanidad, amor a la justicia y a la verdad. Es imposible pnesar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad.

La Negra


Hace algunos días salió a la venta el último disco de Mercedes Sosa, una cantante entrañable para mí. Aunque todavia no tengo esta producción, que vaticinan que será una de sus antologías, recuerdo que La Negra canta algunas canciones que parecen escritas para mí.
Pienso en mi pasión, el periodismo, cuando canto Gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado el oído que en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios, martirios, turbinas, ladridos, chubascos...
Y en mis compañeros indígenas cuando canto Gracias a la vida, que me ha dado tanto, me ha dado la marcha de mis pies cansados, con ellos anduve, ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos...
Y en mi familia, mis hijos, el Escudero y mi madre, al cantar Gracias a la vida que me ha dado tanto, me dio el corazón que agita su marco, cuando miro el fondo de tus ojos claros...

Cuando me fui a Santa Cruz, la canción Parte del aire se convirtió en mi himno:
Lo pensó dos veces y se marchó
Como una frutilla su corazón
Siempre el mismo rollo
Con los parientes.

Y allí va, parte del aire
Y allí va, en libertad.

Y, después de cada decepción o etapa crítica recuerdo que yo también soy Como la cigarra:

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
que seguí cantando.

Pero la que realmente me conmueve es la versión que Mercedes Sosa canta del tango Cristal:

Tengo el corazón hecho pedazos
Rota mi emoción en este día
Noches y más noches sin descanso
Y esta desazón del alma mía
Cuántos, cuántos años han pasado
Grises son los días de mi vida
Loca, casi muerta, destrozada
Con mi espíritu amarrado
a nuestra juventud
Más frágil que el cristal
Fue el amor junto a ti
Cristal tu corazón
Tu mirar, tu reír

Con esta canción sobrellevé una de las depresiones más fuertes de mi vida, cuando mi mejor amigo, Hugo, murió.
Bueno, mucha vuelta para decir que Mercedes Sosa para mí, es mucha cosa.

Liviana de carga


De pronto tenemos en el bolsillo al primer trimestre del año y, haciendo un balance siento que a nivel personal, marzo ha significado un quiebre. Sé que a partir de marzo de 2009 hay un antes y un después en mi vida.
Fue un periodo de grandes transformaciones. Noticias impactantes, recuperación de pérdidas, estabilidad en el trabajo, armonía y equilibrio, tranquilidad, es decir, un montón de cambios a los que les fue imposible pasar desapercibidos.
Siento que mi vida ha dejado atrás las cargas más pesadas: el tema de la casa de mi madre, su ausencia y la distancia estando ella en Cochabamba y yo aquí, las discusiones familiares, los miedos, las deudas, las incertidumbres se han ido quedando atrás. Todavía queda algún camino por recorrer, pero sé que en marzo he avanzado el tramo crucial.
Me soprende el hecho de que la vida me despojara de todo para darme lo más importante: arragiarme en lo que quiero, conectarme con lo más profundo de mí.
Siento que, a partir de una nueva etapa en mi desenvolvimiento, es como que soy más conciente de quién soy, de a dónde pertenezco y qué quiero. He soltado y he dejado ir a todo lo demás sin ninguna culpa. Como leí en rutas del alma: marzo me ha dejado increíblemente liviana de carga.