lunes, 22 de noviembre de 2010

BELLA

Eran las diez de la noche de un día de fines de septiembre y yo me encontraba viendo esta película. La sonrisa me era familiar, como lo ratificará mi compañera de andanzas, de siempre, de vida: Sil, pero no podía decir a quién me recordaba, quizá porque me faltaba claridad, pues estaba ardiendo en fiebre por aquella bronquitis que hoy se tornó crónica.
Pero ella eligió despedirse así de mí, dejándome el recuerdo de la juventud de su alma, dejándome una estampa de lo bella que fue Bella, dejandome una huella de sus vivaces ojos y aquella sonrisa franca con la que me deleitó al reírse de las travesuras en las que me involucré con su hija.
Terminó la película y, mientras Bella se iba de este mundo y su hija, la hermana que no tuve, me llamaba por teléfono sin lograr comunicarse conmigo, yo me internaba en un profundo sueño, atiborrada de medicamentos antipiréticos y sin poder llenar mis pulmones de oxígeno.
Hoy encontré a Marcelo, el compañero de Bella y el padre de Sil. Bromista como siempre, hizo como que me empujaba y yo, imbuida en otro delirio, no febril sino cotidiano, me volteé a gritarle cuatro frescas a quien osaba chocarme con tanta fuerza, como si fuera yo la única persona en el mundo autorizada para andar como una autómata por la calle. Nos reímos como locos y prometimos encontrarnos pronto, para tomar un café. Luego cada uno tomó su rumbo.
Un segundo después de que nos despedimos, Abril me miró a la cara y me preguntó por qué lloraba. Volteó y miró a Marcelo, que terminaba de guardar el pañuelo en el bolsillo.
En medio del silencio, todos comprendimos. Bella se ha ido. En un segundo, Marcelo y yo nos encontramos en un lugar común. Un lugar que requiere mi presencia de manera frecuente en el último tiempo, un lugar que se llama dolor.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Para estar mejor

Foto. Vitonica.com

Quienes siguen este blog desde hace tiempo saben que soy medio cíclica y que, de pronto, me da por publicar post exclusivamente políticos y, otras veces, entradas existenciales. A veces, también, hago catarsis. En resumen, este blog no es temático y su único objetivo es quedar impreso y empastado, en algún momento, para que mi hija lo lea.
Hay muchas cosas que quisiera compartir, entre ellas, algunas cosas que encuentro a mi paso por la vida y que se convierten en recomendaciones valiosas, al menos para mí y espero también para mi hija. Por eso desde hoy instalaré una nueva categoría: Para estar mejor. A quienes no les interesa este tipo de cosas, sólo miren la etiqueta y si no les convence, pásenla.
Tener hábitos productivos

Hay tres pasos básicos para incluir buenos hábitos. El primero, según el sitio Tu imagen personal, es hacer una lista de los hábitos que quisiéramos tener.
En mi caso, por ejemplo, tomar un litro de agua al día, hacerme un masaje anti stress una vez al mes o comer una fruta diariamente.

Bueno, la lista ya está.

Si tu lista es muy larga o no dispones de mucho tiempo, el segundo paso es priorizar los hábitos más importantes y hacer las gestiones necesarias para incluirlo en tu vida.

Tendría que ir a comprar un envase de esos que se llevan al trabajo para llevar agua, comprar frutas para toda la semana esta tarde o averiguar dónde dan los masajes.

Una vez hecho esto, toca trabajar, es decir, anotar en la agenda o el celular una alarma que recuerde diariamente tu compromiso y cumplirlo. Dicen que un hábito demora exactamente tres semanas, según el sitio web, o 21 días, según otras personas, para arraigarse en las costumbres de una persona.

Así que tres semanas de tomar agua y comer una fruta diaria o 21 sesiones de masajes, en mi caso.

Cuando eso ha ocurrido, el último paso es celebrar los progresos.

Esta señora se premiará con una cena en un restaurante caro con su Caballero. Estarán al tanto.

La estrategia del desgaste

Foto El Deber
El Gobierno negó enfáticamente que su intención sea provocar que la movilización potosina se agote en el desgaste. Afirma que su único propósito es evitar que gente inocente siga sufriendo las consecuencias de la huelga general indefinida y el bloqueo de caminos decretado en esa región y por eso demanda que, para iniciar el diálogo, necesariamente se deben abandonar las medidas de presión.
Sin embargo, ya se ha hecho común en el Gobierno adoptar la misma estrategia: Primero se desentiende del conflicto, asegurando que éste responde a dos regiones, a dos sectores o a dos federaciones campesinas.
Y este primer paso generalmente se sostiene hasta que la situación se torna insostenible. Así ocurrió en Caranavi, donde el conflicto sólo cesó después de dos muertes y en Uncía, donde las cosas llegaron al extremo de que el último de los policías pudo haber salvado la vida si las autoridades hubieran intervenido oportunamente.
Finalmente, el tercer paso de este patrón de abordaje de los conflictos termina con la intervención de un tercero. En el primer caso se trató de una intervención, casi mesiánica, del Presidente Evo Morales, que hizo en dos segundos lo que sus ministros no pudieron hacer en dos semanas. En Uncía, la Iglesia Católica tuvo que conversar con los ayllus y logró recuperar los cuerpos, con ayuda del Defensor del Pueblo.
El Gobierno nos ha acostumbrado también a ponerse del lado del ciudadano de a pie e implorar soluciones para los conflictos, como si los ministros no fueran responsables de la administración del Estado y de la convivencia pacífica entre bolivianos. Resulta, pues, que los ministros son tan comunes y silvestres como cualquiera de nosotros, con una sola diferencia: los apetitosos sueldos y privilegios que otorgan las posiciones de poder.
No obstante, esta estrategia fracasó en las dos ocasiones en las que fue aplicada durante esta gestión, dejando heridas difíciles de cicatrizar.
Si es verdad que el Gobierno ha invertido en Potosí más que en ninguna otra región, si es cierto que el aeropuerto internacional de Uyuni será una realidad hasta fin de año, si están avanzadas las gestiones para que el complejo de Karachipampa resuelva efectivamente sus dificultades, nada es tan simple y ejecutivo como ir al lugar del conflicto, convocar a las organizaciones sociales y dejar en evidencia a los dirigentes radicales que están atizando el conflicto.
Pero el Gobierno prefiere continuar fracasando. ¿Esperará a que Oruro consume sus amenazas de asumir las mismas medidas de presión que Potosí? ¿Esperará a que grupos vandálicos aprovechen la situación y comiencen a atacar a la población, como ocurrió en otras ocasiones? ¿Arrinconará de tal modo a los bloqueadores, que la misma población se enfrentará con ellos, con todos los riesgos que ello implica? Y cuando todo eso ocurra, ¿se sentirá justificado para intervenir con la fuerza pública? Si las cosas ocurren de este modo, por supuesto, la estrategia del desgaste habrá rendido frutos, pero perjudicando al actor equivocado: al propio Gobierno.

martes, 10 de agosto de 2010

Ojalá

Foto de 24.com.bo

“Evo malo, ya no tengo lechita para mi mamila. Ven a Potosí a solucionar el paro”, rezaba un cartel sostenido por una niña de unos tres años. La nena parecía gritar la leyenda de la pancarta que agarraba con la mano en alto y, por ello mismo, la fotografía –publicada en el portal 24.com.bo- era absolutamente conmovedora.

Como conmovedor es también ver por televisión al Gobernador de Potosí, el masista Félix Gonzalez, suplicando al Presidente Evo Morales dialogar a la brevedad posible porque la gente está “peleando por comida en Potosí”. Y al vocero del Presidente, Iván Canelas, asegurando que el Gobierno “se está rogando” –textual- a los dirigentes potosinos para iniciar el acercamiento.
Todo pareciera anecdótico, pero no lo es. “Las demandas son totalmente atendibles”, “se ha invertido en Potosí”, dice el Gobierno, pero no convence, porque la pobreza potosina lacera el corazón de los bolivianos. La gente, incluso aquella afín al Gobierno, mira todo sin entender el por qué de tanta ceguera y tanta soberbia, una soberbia que durante los gobiernos neoliberales se expresaba en el argumento de que no se puede negociar bajo presión y que hoy, sin ningún desparpajo, repiten ciertos ministros del proceso de cambio.
Lo que definitivamente entra en el campo de la alerta y del riesgo es la presencia de extranjeros atrapados por el conflicto. El Gobierno no debería olvidar que fue exactamente así como empezó la debacle de Gonzalo Sánchez de Lozada y que en Potosí existe población minera, armada con dinamita, que en cualquier momento puede encender literalmente el conflicto y convertirlo en un camino sin retorno.
Y si bien es cierto que existe intransigencia en la dirigencia cívica de Potosí, también es evidente que esa radicalidad no encontraría eco si no estuviera tan arraigado en la gente el convencimiento de que abandonar las medidas de presión es condenar a una movilización a las dilaciones y la postergación. Está claro que Potosí no aceptará que sus demandas sean nuevamente condenadas a los proyectos y financiamientos que nunca se concretizan en obras y fuentes de trabajo.
Mientras tanto, el país se encuentra en vilo, conmovido por las imágenes y los testimonios de aquella gente que nunca más quisiéramos ver sufrir. Aterrado porque en cualquier momento, dada la improvisación evidente en el manejo de conflictos, esto pudiera empeorar con lamentables consecuencias para todos.
Y ojalá que los extranjeros puedan salir del lugar del conflicto y no sea necesaria una intervención armada, como en octubre de 2003. Y que los piquetes de huelga no sigan multiplicándose, como ocurrió en octubre de 2003. Y que el Presidente escuche las alertas de instituciones como el Defensor del Pueblo, cosa que no se hizo en octubre de 2003. En fin, ojalá que el pueblo no reaccione como reaccionó en octubre de 2003 y que este texto no sea más que agorero pesimismo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Da Capo



Me encanta la vocalista, porque es mi prima, ja

Estrategias equivocadas

Foto: Portal Erbol Noticias

El Gobierno parece no querer aprender de las lecciones del pasado reciente e insiste en enfrentar los conflictos con estrategias claramente equívocas. Eso es lo que sucedió con Potosí, que ayer, de manera sorprendente, demandó separarse del país y declararse federal.
Potosí fue y, esperemos, siga siéndolo, el crisol de la nacionalidad boliviana. Este departamento entregó sus pulmones, literalmente, para el desarrollo de nuestro país, y, en su generosidad, no demandó para su propio desarrollo nada más que lo estrictamente necesario.
Por ello es tan dolorosa la pobreza que aún hoy presentan regiones como Catavi, Llallagua y Siglo XX, aquellos centros mineros del esplendor de la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL) y del estaño, gracias a cuya explotación se desarrollaron las ciudades bolivianas, se construyeron carreteras y caminos de conexión con el oriente y se viabilizó la explotación de hidrocarburos.
Ahora, que Potosí reclama los proyectos que le permitirán su desarrollo, el Gobierno ignora el pasado que fue parte fundamental de su discurso para sustentar la necesidad de un cambio.
Alarma la miopía actual del Gobierno, la enajenación y el consentimiento en aplicar una receta que en el pasado reciente ya dio muestras de sus catastróficos resultados. Y esta estrategia es ignorar el conflicto y desentenderse de él hasta que éste estalla en virulentas muestras como la demanda de separación de Potosí de nuestro territorio.
Con evidente soberbia, los ministros minimizan los conflictos, se niegan a acudir a las zonas donde éstos se desarrollan y evitan el encuentro con las organizaciones sociales, como si éstas no fueran la base social que los sustentan y las primeras interesadas en defender el proceso de cambio.
El mismo Gobierno asegura que el problema es un disfraz de otros intereses y apunta hacia los partidarios del alcalde René Joaquino. Por lo tanto, trasciende la fachada del conflicto de límites con Oruro. Entonces, ¿por qué no ir a la región y explicar eso a las organizaciones o convocarlas a Palacio de Gobierno? ¿Por qué esperar, como se hizo en Caranavi, hasta que el conflicto cobre vidas? Ambas regiones, Potosí y Caranavi, votaron mayoritariamente por el Movimiento Al Socialismo (MAS), por lo tanto, se sienten con el derecho de exigir la presencia de las autoridades. Y la ciudadanía no conoce los entretelones ni los intereses que se juegan: ella interpreta que el Gobierno se niega a llegar a Potosí. ¿Será necesario que el Presidente Evo Morales llegue al país y convoque a los dirigentes de Potosí para resolver las cosas como lo hizo en Caranavi? Aparentemente sí. Lo peligroso es el cúmulo de heridas que estos procesos dejan antes de encontrar solución.

martes, 3 de agosto de 2010

Casi cotidiana


El viernes cerré una semana negra, con equivocación de amauta incluida. Me fui a una fiesta, para ahogar la metida de pata y el sábado, después de cerrar edición me fui a la entrada universitaria. Resultado de todos esos desmanes, el domingo estaba apaleada, pero ayer, definitivamente, no podía levantarme. Otra vez caí resfriada y a punta de antigripales logré trabajar a medias hoy. Estoy esperando mi tapa y después vuelvo a mi cama, no hay otra.

viernes, 30 de julio de 2010

Pugnas internas

Foto del portal de Radio Fides

El pasado jueves, el Vicepresidente Álvaro García Linera admitía la necesidad de un “rearme ideológico y político” al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS), como una opción para solucionar viejos problemas internos que se vienen arrastrando desde hace mucho tiempo, según el segundo mandatario del país.
Y aunque García Linera aclaraba que las fisuras o divisiones al interior del partido de gobierno “son el gran sueño de la derecha” y ratificaba que existe “una unidad monolítica” de los masistas alrededor del Presidente Evo Morales, aparentemente, la claridad política del Vicepresidente daba en el clavo.
Un rearme político e idoelógico, capaz de organizar a los masistas en torno a un programa de Gobierno coherente, es, quizá, el primer paso para enfrentar los actuales problemas y evitar los riesgos futuros que se avizoran.
No es casual que Caranavi, una región todavía herida por los luctuosos enfrentamientos ocurridos entre abril y mayo pasado, haya sido escenario nuevamente de enfrentamientos entre dos grupos de masistas, uno de ellos claramente motivado por espacios de poder.
Y además del rearme programático, los dirigentes nacionales del MAS y del Gobierno, deberían poner coto a desmedidos apetitos personales que no sólo están dañando a las organizaciones sociales y sindicales, sino que están perjudicando seriamente a la gestión de Gobierno, desgastándola en pugnas internas particulares.
El Gobierno debería llamar a la sensatez al senador Fidel Surco, uno de los principales promotores del conflicto ocurrido en Caranavi. No haberlo hecho a tiempo provocó que otras 16 personas terminaran heridas el jueves, tras un enfrentamiento entre dos grupos de colonizadores a causa de los intentos de Surco de crear una federación paralela, según reportaron los medios de comunicación al difundir la información.
Esa versión tiene coherencia si se toma en cuenta que Surco atraviesa por una grave crisis personal de liderazgo, toda vez que fue expulsado de su partido por el congreso del MAS paceño. Aunque él lo desmintió, lo que se sabe es que la resolución de expulsión fue efectivamente tratada en ese evento y el nuevo ejecutivo se la llevó consigo sin que quedara claro si fue aprobada o rechazada. Independientemente de esta situación, lo que se evidenció en el encuentro de masistas paceños es que Surco ya no goza de la confianza de las bases de La Paz, quienes lo responsabilizan por uno de los hechos más comprometedores de la gestión de gobierno durante este año.
El Gobierno debería estar consciente de que no se trata sólo de personas ni de situaciones aisladas. Esos hechos comprometen, también, a la gestión de Gobierno que, por lo demás, bastante trabajo tendrá para enfrentar la inflación generada por los desastres naturales en los próximos meses, pues la merma en los bolsillos de la población por el aumento de precios es el peor enemigo no sólo de Evo Morales, sino de cualquier presidente.

miércoles, 21 de julio de 2010

Otra vez las decisiones

Cada vez que espero que me lleguen páginas para editar me dispongo a escribir en mi pequeño espacio, pero suena el interno y me lo impide. Lo hizo otra vez, hace apenas algunos minutos, pero decidí sacrificar un poco mi descanso nocturno para saludar y decir que no me morí, sino que realmente no puedo escribir por el momento.
Hace algún tiempo compré una computadora, con la firme decisión de escribir en el blog desde mi casa, pero la mera verdad, hasta ahora ni siquiera he podido probar el teclado del nuevo juguetito.
Hace algún tiempo, también,decidí hacerme cargo yo de la casa y me dispuse a lustrar pisos, limpiar alacenas, desempolvar cajones y ordenar un poco el grave desorden al que me sometió María, la compañera que me ayudaba y terminó cobrando el triple en conversaciones telefónicas con su chico, y el dulce trabajo que entonces tenía que me absorbía como un vampiro toda la energía de la que podía disponer.
Pero hace unos días me pregunté qué carajos hago yo limpiando, cuando podría hacer algunas cosas un poco más productivas, como leer o recuperar los momentos de ocio como éstos, que tanta falta me hacen.
Así que me puse en campaña y, porteros de por medio, encontré una nueva compañera, a la que le prohibí utilizar el teléfono para llamadas a celular y que sólo irá a mi casa algunos días de la semana, los suficientes para mantenerla decentemente limpia, mientras yo me dedico, como antigua filósofa griega, a decidir qué quiero hacer con la otra mitad de vida que me queda, si es que no es menos por decisión de arriba.
Y la nueva compañera llegó hoy, llena de energía, a sorprenderme limpiando en un día todos los pisos que yo me demoraba una semana en limpiar.
Y con mi casa oliendo a cera nuevita y mis armarios con todos mis conjuntos dispuestos y mis cuadernos prestos a ser revisados, emprendí esta nueva etapa, en la que me juré nunca más desperdiciar el tiempo en labores domésticas por las que pueda pagar, mientras pueda pagar. Cuando no pueda hacerlo, seguramente mis hijos serán más grandes y junto a su padre, habrán aprendido a valorar, tarde como yo, lo que cuesta el orden y la limpieza y les dolerá dejar una colección de vasos en sus mesas de noche, sus zapatos tirados debajo de sus camas, panes mezclados con ropa interior en sus cajones, y prendas lavadas y planchadas por mis manos, dobladitas dentro de los tachos de ropa sucia junto a libros, periódicos y hojas desperdigadas por todas las habitaciones.
Si eso no llegara a suceder jamás no seré yo la que habré perdido, así que bienvenido frío polar, me enseñaste la lección.
Pero en realidad la urgencia por conseguir a alguien que me ayude se debía a que necesitaba un ratito para echarme en mi cama sin pensar que tengo que limpiar el piso, qué putas cocino hoy ni cuánto demoraré en limpiar la cocina para calcular el tiempo y cambiarme para ir a trabajar. Ese tiempo chiquitito que necesitaba, me sirvió tanto hoy, que decidí aceptar un nuevo desafío laboral. Ya puse las cartas sobre la mesa y si la oferta salarial es aceptada -por ellos, no por mí- desde la próxima semana no tendré tiempo ni para atender este interno que no me deja escribir, y menos para pensar en el extreme make over que debo hacerle a mi casa.
Estás en lo mismo, me dirán ustedes, pero sólo yo sé cómo el orden y el olor a cera nuevita de mis pisos me motivan a avanzar.
Voilá.

lunes, 12 de abril de 2010

Lucha regional contra el narcotráfico

Hace apenas algunas horas que vio la luz el Consejo Sudamericano de Lucha Contra el Narcotráfico en Quito, Ecuador. Este consejo estableció estrategias que permitirán la cooperación policial de toda la región para enfrentar el flagelo de las drogas, no sólo en el ámbito de producción y de tráfico de estupefacientes, sino también contra delitos conexos, como el lavado de activos de origen ilícito.

Un gran paso para los países sudamericanos, en el que Bolivia ha jugado un rol fundamental a partir de la iniciativa de regionalización de la lucha contra el narcotráfico, que ya ha dado importantes frutos, especialmente en operativos conjuntos entre Brasil y Bolivia, estrategia denominada Brabo y también entre nuestro país y Argentina, en el marco del Plan Arbol.
Desde que Bolivia prescindió de la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos, las autoridades del sector descubrieron grandes laboratorios de narcotráfico. Se estima que, sólo el año pasado, el descubrimiento de estas megafábricas evitó la circulación de al menos 70 toneladas de droga en el mundo.
Cuesta entender que la DEA no hubiera denunciado nunca de la presencia de estas grandes fábricas de estupefacientes, sobre todo si se toma en cuenta los recursos económicos y tecnológicos con los que cuenta la primera potencia del mundo para perseguir a su principal enemigo: el tráfico de estupefacientes.
Y Bolivia ha demostrado que, sin poner en riesgo su soberanía, podrá continuar enfrentando a este flagelo, destinando, por primera vez en nuestra historia, recursos del Tesoro General de la Nación para este cometido.
Es cierto que aún queda mucho por hacer frente al aumento de la producción de coca excedentaria. Es evidente que la lucha y erradicación de los cultivos ilegales es el punto flaco de la estrategia boliviana.
Eso, sin embargo, no quita los importantes avances que se están dando en otros campos, como la regionalización de la lucha contra el narcotráfico.
Debiéramos estar concientes de que la lucha contra el tráfico de drogas es responsabilidad ineludible de todos los países. Unos, como los productores, deberán esforzarse en la interdicción contra los cultivos ilegales. Otros, como los países de tránsito, en el control de las fronteras y aeropuertos. Finalmente, los consumidores, estableciendo políticas claras para combatir el mal al interior de su territorio.
En ese marco, la mal llamada cooperación de Estados Unidos, no es más que la admisión de una responsabilidad en el contexto mundial, pues si el consumo no se incrementara como cotidianamente lo hace, la producción tampoco aumentaría, porque no encontraría mercado. Y, aunque ésta podría parecer una argumentación simplista y mecánica, es, a grandes rasgos, lo que define el rol de cada país en el fenómeno del narcotráfico.
La creación de este Consejo Sudamericano es de radical importancia para Bolivia y para los países de la región, porque permitirá establecer políticas comunes y aunar esfuerzos para enfrentar a esta actividad delincuencial. En este consejo se facilitará el intercambio de información y de experiencias.
También se podrá definir negociaciones en bloque con los países consumidores como los que conforman la Unión Europea y Estados Unidos. Así, se asegurará que los países consumidores no aprovechen su poderío económico haciendo pasar por cooperación la obligación y se evitará, en fin de cuentas, que a título de cooperación, estos países terminen imponiendo políticas de intromisión y violación de la soberanía de los pueblos.
Por último, la creación de este consejo es la única respuesta posible a un fenómeno que tiene características transnacionales, pues el crimen organizado y las bandas narcotraficantes no respetan fronteras.

miércoles, 7 de abril de 2010

Recuperar lo perdido


´Diciembre de 2009 y enero de 2010 fueron para mí meses de administración de crisis y no personal, aunque algo de eso también hubo, sino, sobre todo, laboral.
Estuve tan absorta en esos conflictos que, cuando al fin terminaron, miré a mis hijos y tuve la certeza de que lo mejor era salir. Solicité mis vacaciones, aunque eso no era recomendable si quería mantener mi puesto, pero evaluadas las cosas, entendí que mi trabajo ya había dejado de ser importante para mí. No mi trabajo en general, sino específicamente, "ese" trabajo.
Durante mis vacaciones me encerré en mi casa. Era tal el agotamiento que llevaba sobre los hombros que no quería salir, ni ordenar, ni pensar. No vi televisión ni leí noticias durante más de un mes. Salí muy poco y en pijamas, miré la vida pasar como una zombie. Parecía que venía de la quinta dimensión y tenía una memoria remota de todo lo que me rodeaba. Algo así deben sentir los seres humanos que dicen haber sido raptados por extraterrestres.
Poco a poco comencé a darme cuenta que la vida es algo más que policías y ladrones, terroristas y narcotraficantes. Me di cuenta de que mi tranquilidad vale más que cualquier puesto. Que una noche de karaoke con amigos suele ser divertida y que la computadora sirve para algo más que escribir informes.
Sin embargo, había perdido muchas cosas. Sólo hoy, cuatro meses después -¡cuatro!- comencé a vaciar mi bandeja de entrada en el correo y encontré miles de mensajes de año nuevo, buenos deseos, invitaciones y algún requerimiento urgente que a fuerza de ser olvidado perdió importancia.
Hoy no siento nada de nostalgia por aquella oficina en la que dejé un año de mi vida con tal intensidad que parecerían cinco. Paso por allí como los presos políticos, evitando verla, rodeando la esquina, tapándome los ojos.
Y, cada día, agradezco el poder recuperar lo mucho que he perdido e intentar vivir lo mucho que me queda.
Les puse esta reflexión porque esto ya estaba demasiado periodístico y ustedes saben que cuando me intoxico de algo hago catarsis aquí. Este espacio es mío, sólo mío y en mi vida, me van a disculpar, hago muchas cosas más que estos editoriales diarios.
A veces también reflexiono como cuestiones existencialistas como éstas y nunca dije que éste sería un espacio serio.
Bye.

(El dibujo es de un sitio que se llama Kireei)





Betza Mauricio



En medio del fragor electoral, la sociedad alteña se vio consternada con la noticia de la violación y posterior asesinato de una joven de apenas 17 años, quien apareció muerta en una zona alejada de Senkata, después de haber ido con una de sus amigas a una discoteca.
La noticia desató la furia de los vecinos. Esta joven, abandonada por su madre cuando apenas era una bebé, había sido criada con mucho esfuerzo por su padre y, a diferencia de muchos jóvenes, durante su corta vida siempre reconoció el sacrificio de progenitor no sólo de palabra, sino siendo también una de las mejores alumnas de su curso.
Estando a punto de salir bachiller, tenía la ambición de estudiar tres carreras y así compensar todo lo que su padre le había dado y todos los cuidados que le prodigó como hija única.
Cuánta tristeza causa que una vida, con todo el futuro por delante y miles de sueños por cumplir, se vea truncada por malvivientes y por la imprudencia de la juventud. Los padres alteños que tienen hijos jóvenes han dejado hace mucho de tener el sueño tranquilo. Cada salida de sus hijos es una agonía, frente a la posibilidad de que les pase algo, el momento menos pensado.
No tiene nada de malo acudir a divertirse a un centro de esparcimiento, pero con los riesgos actuales, hasta pareciera que es tentar al destino.
Un hecho delincuencial que debería ser la excepción, resulta tornándose en algo normal, cada vez más frecuente y, obviamente, eso origina la reacción de los vecinos. No es nada fácil vivir con el Jesús en la boca.
La impotencia, la rabia acumulada, el estar atado de manos frente a estos hechos, provoca la respuesta iracunda de la gente, tal como ocurrió en Senakata.
Decenas de familias armadas de piedras y palos, irrumpieron en la noche del martes a media docena de locales que funcionan como restaurantes pero que en realidad, según los propios vecinos, venden alcohol a los jóvenes.
Las peñas show Sapahaqueñita y Utama fueron incendiadas y destruidas, entre otros locales donde se denunció que incluso hay jovencitas que ejercen la prostitución.
Una cosa similar ocurrió hace algún tiempo en La Ceja de El Alto. Ante la falta de acciones por parte de las autoridades, los vecinos deciden tomar la iniciativa.
El alcalde electo de El Alto, Edgar Patana, anunció que hará respetar la legislación vigente para locales de venta de bebidas alcohólicas. Una misión en la que más de un alcalde fracasó.
Sólo una profunda vocación de servicio a la gente, determinación, firmeza y una inclaudicable lucha contra la corrupción de las autoridades que se hacen los de la vista gorda, podrán garantizar el éxito.
De lo contrario, hechos como los ocurridos en Senkata serán, lastimosamente, cada vez más frecuentes.

lunes, 5 de abril de 2010

La importancia de ser mujer



Hace algunos años, concretamente el año 2005, las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres demandaban la aprobación de una ley contra el acoso político. En ese entonces, ser concejala o alcaldesa implicaba un riesgo que incluso comprometía la integridad física de estas mujeres.

En varias regiones, especialmente rurales, las concejalas fueron obligadas, golpes y amenazas de por medio, a renunciar a sus curules o dejar de ejercer sus cargos. Entonces estaba muy arraigada la creencia patriarcal de que las mujeres deberían estar en su casa y, por lo tanto, le estaban vedados los puestos públicos y la posibilidad de fiscalizar a sus respectivos Concejos Municipales era realmente una afrenta hacia sus colegas varones y machistas.
Cinco años después, podemos afirmar con certeza que las mujeres han conquistado su espacio y lo han hecho sin ningún tipo de concesiones.
Basta mirar en nuestra ciudad. En El Alto, Soledad Chapetón, la joven representante de Unidad Nacional (UN), logró el segundo lugar con un importante 31 por ciento de los votos. Es decir, tres de cada diez alteños que votaron lo hicieron por ella.
Pero “la Sole”, como ella misma se denominó ante el electorado, avanzó en silencio, movilizando un escaso aparato propagandístico. Lo hizo asistiendo a cada debate, atendiendo todas las invitaciones y aprovechando todos los espacios posibles para decir su palabra.
En un trayecto de minibús, una joven universitaria alteña comentó, unos días antes de las elecciones, que su voto iba a ser por Soledad Chapetón. Cuando sus compañeros de viaje le preguntaron por qué, ella simplemente respondió: Porque en un discurso, la Sole dijo “Yo sé lo que es ser mujer en El Alto” y me convenció. No había escuchado nunca a alguien reivindicar a las mujeres alteñas.
Para satisfacer la curiosidad de quienes le acompañaban, esta joven contó que Chapetón la conquistó porque habló del esfuerzo de las madres alteñas, que no sólo son jefas del hogar, sino que además deben trabajar en la calle para sostener a sus familias. Habló también del acoso sexual al que son sometidas las jóvenes alteñas de manera cotidiana, en un contexto inseguro en el que, además, la mujer es vista como el instrumento para satisfacer apetitos, por más bajos que éstos sean. Y, por supuesto, se refirió a la discriminación. “Creen que porque somos mujeres y de El Alto somos menos que el resto y no es así”.
Aunque con relativas diferencias entre una y otra, las seis mujeres que se presentaron como candidatas en esas elecciones no tuvieron una campaña proselitista de grandes dimensiones.
En muchos casos, como en el de Jessica Jordan, fueron víctimas de graves agravios personales y a su condición femenina.
Y a pesar de todas estas dificultades, mujeres como Elizabeth Salguero, Ana Lucía Reis, Ana María Quinteros y María Ricaldi, entre otras, abrieron brecha para el resto. Cinco años después de aquellas movilizaciones para lograr una ley que sancione el acoso político, vemos a valerosas mujeres que mostraron lo que se puede hacer e iniciaron un importante camino en la política, para bien de la sociedad boliviana e independientemente del partido al que representaron en estas justas electorales.

domingo, 4 de abril de 2010

El costo de las malas decisiones



Las elecciones verificadas ayer en todo el país muestran claramente la fragilidad del capital político del que gozan los partidos y las organizaciones partidarias en Bolivia y son también una evidencia de que la fuerza política nacional que el pueblo boliviano otorgó al Movimiento Al Socialismo en las elecciones de diciembre pasado, depende de dos factores: el liderazgo del Presidente Evo Morales y la necesidad de atender las demandas de un bloque social y político que es el sostén de apoyo del proceso de cambio, especialmente en el occidente del país.

Y si bien el liderazgo del Presidente Evo Morales no ha sido afectado, es evidente el riesgo que corrió el primer mandatario al apoyar a candidatos que él mismo escogió, en muchos casos desoyendo la demanda de las propias organizaciones o desconociendo la trayectoria de los candidatos elegidos por la gente.
Grave error político del Presidente Evo Morales, asumir semejante riesgo en total ausencia de retroalimentación, en un monólogo absurdo en el que sus más estrechos colaboradores no hicieron más que profundizar el traspie gubernamental, especialmente en La Paz.
No puede interpretarse de otra forma lo ocurrido en la sede de gobierno y en Oruro. La guerra sucia emprendida contra el Movimiento Sin Miedo, uno de los más importantes aliados del proceso de cambio en occidente, fue interpretada por los ciudadanos como una sucesión de actos de deslealtad y arbitrariedad.
Pero el desliz también puso al descubierto un cierto nivel de ausencia de claridad política y de claridad en los objetivos, lo que a su vez, se expresó en los criterios con los se seleccionó a los candidatos y se postuló a ciertas personas. El Gobierno deberá reflexionar por qué, a excepción de Edgar Patana, en El Alto, y de Cochabamba y Cobija, el resto de los elegidos terminó en derrota. Y no sólo eso, el Gobierno tendrá que realizar una profunda autocrítica sobre las desacertadas decisiones que no hicieron otra cosa que posicionar a su ex aliado en el escenario nacional.
Ojalá que ese grupo de colaboradores que es responsable del monólogo presidencial no intente maquillar este tras pie, mostrando como triunfo el logro de alcaldías en áreas rurales del país. Eso no compensa la pérdida de las principales ciudades capitales y lo sabemos todos.
Y así como sería infantil intentar ocultar el error frente a evidencias tan suficientes, sería también un error interpretar que estamos frente a una victoria de la oposición. Los resultados a nivel de gobernaciones muestran que la derecha ha logrado mantener espacios territoriales que ya controlaba, sin lograr superar su aislamiento debido a la ausencia de nuevas propuestas para el país. Sin embargo, esta situación es también una llamada de atención para el gobierno, que de manera soberbia se adelantó a decir que estas elecciones serían la tumba de la media luna.
Quizá, la lección más importante de estas elecciones es que los errores políticos siempre pasan altas facturas y que los que se cometieron en el caso específico de La Paz sólo contribuyeron al surgimiento de una nueva fuerza política nacional: el Movimiento Sin Miedo.

lunes, 29 de marzo de 2010

Pobres resultados

El jefe del Comando Conjunto Andino, Cnel. Luis Alcázar, aseguró ayer que “el contrabando es una actividad que lacera grandemente la economía y vulnera la soberanía nacional”, a tiempo de entregar ante el Presidente Evo Morales todo lo incautado en operativos contra esta actividad ilícita en la extensa frontera boliviano – peruana.

Una declaración grandilocuente, si se toma en cuenta la grave escasez de gas licuado que se presenta diariamente en la sede de gobierno y en la ciudad de El Alto.
El mismo reporte de la agencia de noticias estatal ABI, daba cuenta de que en el lote entregado, figuran apenas 199 garrafas de Gas Licuado. Esa cantidad corresponderá a apenas un camión cargado de gas licuado, un viaje hacia la frontera, una ínfima parte de lo que diariamente se traslada ilícitamente al vecino país.
Es inconcebible que, mientras cientos de familias acuden diariamente a las avenidas troncales de su barrio para bloquear el tráfico exigiendo el combustible que necesitan para sobrevivir, las Fuerzas Armadas y, específicamente el Comando Conjunto, nos informe de algunos patrullajes nocturnos que arrojan menos de 200 garrafas de gas licuado recuperadas como resultado final.
Sería bueno que explicaran cómo es posible que, siendo que YPFB produce 40 mil garrafas diarias y el consumo de la ciudad de La Paz y El Alto alcanza a 36 mil galones al día, puede existir desabastecimiento. Algo no cuadra en las cifras.
Las autoridades insisten en promesas para superar la escasez de gas licuado en la ciudad de El Alto. Pero el problema persiste desde octubre del año pasado.
Mientras tanto, los contrabandistas continúan beneficiándose. Multiplican por cinco el costo de cada garrafa sacada ilegalmente del país hacia Perú. Pagan 22 bolivianos con cincuenta centavos en Bolivia por un galón de gas y, apenas cruzan la frontera, reciben el equivalente de entre 80 a 90 bolivianos. Un negocio redondo en el que las más perjudicadas son las amas de casa bolivianas y sus familias.
El Estado boliviano subvenciona el gas licuado para los bolivianos, pero no faltan los avivados y deshonestos que aprovechan esta gracia para llenarse los bolsillos. El subsidio les beneficia, cómo no, y están enriqueciéndose ilícitamente desde hace varios años.
Las autoridades anunciaron que esta semana se iniciaría un nuevo plan de distribución zonalizada de gas licuado. Y en ese contexto, los enunciados abundan. Las autoridades dijeron que harían una reingeniería para combatir el contrabando, que se cambiarían las autoridades del Control Operativo Aduanero (COA); que se planifica la creación de una oficina de aduana binacional en Desaguadero; que se coordinará con todas las instancias pertinentes para luchar contra el contrabando de manera eficaz.
Sin embargo, mientras las autoridades no nos muestren un pez gordo del tráfico de GLP; mientras la cantidad de garrafas incautadas sea tan pobre como la que anunciaron los encargados de cuidar la frontera y mientras nadie ponga coto a esta situación, los anuncios son sólo eso: anuncios.
Esperemos que los resultados del nuevo plan de distribución eviten el desabastecimiento y que las amenazas de aplicar “mano dura” contra los contrabandistas se conviertan, por fin, en una realidad.

viernes, 26 de marzo de 2010

La Hora del Planeta



Las luces y los artefactos eléctricos deberán ser apagados este 27 de marzo, por el lapso de una hora, entre las 8:30 y 9:30 de la noche. La penumbra momentánea a la que someteremos a nuestros hogares, será un reclamo, una protesta y un llamado imperioso a los Estados del mundo para que tomen acciones urgentes contra el Cambio Climático.
El “apagón” no es obligatorio. Nadie estableció sanciones para quienes no estén dispuestos a renunciar a una hora de televisión, de radio o de algún artefacto electrodoméstico.
Hasta puede parecer algo totalmente alejado de nosotros, porque existe la firme creencia de que el Cambio Climático es un slogan, un lema de alguna organización ambientalista que intenta hacer activismo a costa nuestra.
Pero no nos equivoquemos. Tan acostumbrados estamos a la noticia superficial, al balance de muertos y heridos y al recuento de los daños materiales, que pocas veces reparamos en las causas de los desastres naturales.
Hace menos de un mes, nuestro vecino Chile fue víctima de un grave terremoto, acompañado de un Tsunami que prácticamente destruyó varios pueblos de la costa chilena. El aumento del nivel de aguas del océano Pacífico es una consecuencia del Cambio Climático.
Las inundaciones que arremeten cada vez con mayor fuerza en contra de nuestros hermanos del oriente; la sequía que empobrece la tierra en el Altiplano con mayor frecuencia cada año; los cambios intempestivos de clima y el notable aumento de la temperatura en el departamento de La Paz, son hechos que nos muestran cuán cerca de nosotros está el Cambio Climático.
Lo alarmante, empero, es el hecho de que el deshielo de los glaciares –Chacaltaya era un cerro nevado, pero ya no lo es más. El propio Illimani tiene cada vez menos nieve- es que perturbará de manera importante y en el plazo casi inmediato, el abastecimiento de agua a los agricultores y a las megaciudades como El Alto y La Paz, tal como alertó la Organización de Naciones Unidas, refieriéndose específicamente a la capital alteña, en su informe Estado de la Población Mundial, del año 2009.
Por ello preocupa el desinterés del gobierno municipal sobre este tema, adhiriéndose a destiempo a la campaña y contribuyendo de manera insuficiente a su difusión. Preocupa, también, el hecho de alimentar la idea de que no nos afectará, que es algo lejano, que somos una ciudad pequeña, que la culpa la tienen los países industrializados.
Actitudes como éstas solo contribuyen a hacernos más vulnerables a los efectos. Es evidente que los principales responsables son los países industrializados que derrochan energía utilizando combustibles dañinos para el medio ambiente y también las grandes empresas, por cuya codicia se amplía cada vez más la frontera agrícola, con altos grados de deforestación.
Pero no es menos cierto que ellos no son ni serán las primeras víctimas de las consecuencias. Lo seremos nosotros, los países pobres, los pueblos indígenas, las ciudades que, como El Alto, todavía no tienen siquiera alcantarillado.
Vale la pena, pues, dejar de ver televisión durante una hora. Permanecer a oscuras y redescubrir aquellas cosas que solían hacer nuestros abuelos. Organizarnos en la junta vecinal, en el distrito, en la escuela, para contribuir a los millones de personas que, parafraseando el lema de la campaña apagarán la luz, pero encenderán la demanda de un planeta que se pone en acción contra el Cambio Climático.

Los colegios nocturnos


El Ministerio de Educación informó que en las próximas semanas iniciaría el proceso de fusión y cierre de colegios nocturnos, debido a que en muchos de ellos no está justificada la relación maestro – número de alumnos.
Un tema sensible para las autoridades educativas, pues implica la disyuntiva entre una administración eficiente y el derecho al estudio de miles de jóvenes y adultos, especialmente de El Alto.
Por ello la reacción no se dejó esperar. Inmediatamente después de realizado el anuncio, la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES) anunció la resistencia a la medida, por considerarla atentatoria contra, precisamente, el derecho al estudio de niños y jóvenes trabajadores.
El rechazo del magisterio tampoco tardó en llegar, aunque en este caso, motivado en la defensa del número de ítems de los maestros asignados a un colegio nocturno.
La necesidad y el derecho de aprender a leer y escribir u obtener el bachillerato, es un sueño difícil de cumplir incluso para niños de familias relativamente estables, tanto social como económicamente hablando.
En un contexto de altos niveles de pobreza, la mayor parte de los jóvenes se ven obligados a ingresar al mundo laboral a temprana edad, para ayudar a sostener la familia y, en casos extremos, para autosustentarse ante el total abandono al que se enfrentan diariamente.
Por esa razón, muchos jóvenes renuncian a la utopía, que para ellos es inalcanzable.
Sólo una voluntad de hierro permite a una persona trabajar durante toda la jornada y después reunir fuerzas para mantenerse atento a las lecciones de un profesor.
La situación se agrava si se toma en cuenta que un adolescente que así actúa, lo hace en medio de un mundo de limitaciones e incomodidades, que van desde la falta de un pupitre confortable hasta la carencia de transporte que lo retorne a su hogar a altas horas de la noche. Mal alimentado, sobre exigido, y prácticamente exhausto, con seguridad que este joven debe enfrentarse diariamente al dilema de continuar en el esfuerzo o tirar la toalla y darse por vencido.
Desde esa perspectiva, hacen bien los dirigentes de la FES en anunciar la férrea defensa de los colegios nocturnos.
Respecto a los maestros, es por todos conocido que, por regla general, quienes imparten clases en horarios nocturnos están impedidos de acatar los paros dictados por sus dirigentes, por ejemplo. Y también tienen algo de razón cuando afirman que en el trasfondo de la medida es previsible que exista la intención de una reasignación de ítems, en desmedro de los colegios nocturnos, el flanco más débil.
No es racional exigir el funcionamiento de un colegio nocturno con menos de diez alumnos por curso, pero tampoco lo es demandar un mínimo de veinte, aunque así está establecido.
Lo que urge, en todo caso, es que el Gobierno diseñe una estrategia integral. Si anunció la posibilidad de otorgar un bono de cesantía para desempleados y si logró convertir al país en un Estado libre de analfabetismo, ¿por qué no evaluar un incentivo para estos esforzados jóvenes y niños, facilitándoles una asignación económica a cambio de buenos resultados escolares? Ellos ya son un ejemplo por mérito propio y, por tanto, han demostrado con creces que merecen una política de incentivo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Un dato demoledor



Las enfermedades que se propagan por la carencia de agua potable en el mundo causan la muerte a 1,5 millones de niños al año. Es decir, cada 15 segundos, un niño muere por una enfermedad causada por la falta de agua potable.
Un dato demoledor, tomando en cuenta todos los avances científicos de los países desarrollados, que demuestra la indiferencia de éstos frente a una problemática tan sensible como es el acceso al agua.
En su nueva Constitución Política del Estado, Bolivia determinó que el agua es un derecho humano. Aunque prácticamente en solitario, el jefe de Estado insiste en foros internacionales que esta iniciativa sea adoptada por otros países y vemos cada vez mayores esfuerzos de algunos países por hacerle comprender a los pueblos del mundo la gravedad de la situación, frente a los oídos sordos de los que hacen gala sus respectivos gobernantes.
Conocer una información como la que antecede a estas líneas, debería ayudar a entender que el acceso al agua potable es una condición mínima sin la cual no es posible hablar de equidad e igualdad.
Los datos fueron revelados en un informe oficial de la Organización de Naciones Unidas, en ocasión de que el 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua.
Los niños son las principales víctimas de la falta de agua potable. Pero también lo son las mujeres, porque, como bien dice la ONU, es un bien fundamental que repercute en la sanidad, la seguridad y la calidad de vida de la gente.
La propia ONU advirtió que más de 2.500 millones de personas viven sin un sistema adecuado de saneamiento, mientras toneladas de desechos y basura son vertidas en los acuíferos del mundo.
Por otro lado, el Programa Mundial de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA), reportó que unos dos millones de toneladas de basura industrial y agrícola se vierten diariamente en los mantos acuíferos del mundo.
Una alerta oportuna que, sin embargo, nos hace preguntarnos si los esfuerzos de Naciones Unidas son suficientes para frenar la inconciencia de contaminar las fuentes de agua, frente a miles de empresas e industrias acostumbradas ya a las declaraciones y advertencias que no hacen mella en su criminal actividad.
Actividad que, entre otras cosas, sólo aumentará las ya devastadoras cifras de Naciones Unidas y comprometerá el bienestar de cada vez mayor número de seres humanos privados del derecho al agua, un bien que escaseará aún más en los próximos años debido al cambio climático.
Las estadísticas para América Latina son igual de alarmantes. Cada año mueren once millones de personas por falta de agua o por enfermedades transmitidas por agua contaminada en nuestra región. “Once millones de personas es el equivalente a toda la población de Guatemala, por ejemplo”, dijo la responsable de posproyectos de agua de la oficina regional de PNUMA para América Latina y el Caribe. Apenas un millón más que la población boliviana.
En estas circunstancias, el lema “Agua limpia para un mundo sano”, acuñado por la ONU para este 22 de marzo, no es más que una declaración hueca. Urge, pues, tomar conciencia. Necesitamos tomar cartas en el asunto y demandar a las industrias y a los países desarrollados que paren la barbarie.

martes, 23 de marzo de 2010

Protagonista del Día del Mar


El hecho de que las Fuerzas Armadas hubieran escogido el Día del Mar para estrenar el nuevo lema de Patria o Muerte, venceremos, fue importante sólo para los medios de comunicación, que agotaron páginas de diarios y minutos de noticieros debatiendo si éste era un lema socialista o no y si representaba realmente a la Nación boliviana.
Pero otra protagonista ganó las calles de manera silenciosa. Por primera vez se pudo advertir a batallones armados, vestidos de gala, empuñando gallardamente la wiphala. Así, la multicolor bandera resaltó entre los sones marciales con los que los bolivianos ratificamos nuestra indeclinable voluntad de retornar a nuestro mar.
Los escudos de las diferentes unidades uniformadas fueron estampados en este símbolo, consagrado como emblema nacional desde la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado.
Qué mejor momento que el recordar la Guerra del Pacífico y el heroísmo de Eduardo Avaroa para incorporar a la wiphala como parte de nuestra vivencia diaria. Qué mejor momento que éste para reconocernos también como aymaras y como quechuas. Qué mejor momento para izar los colores del arco iris y ratificar, de una vez y ojalá para siempre, la unidad del pueblo boliviano.
Y ojalá, también, que no esté lejano el día en que el oriental patujú, el otro símbolo patrio incorporado en la nueva Carta Magna, sea incluido en todos los actos oficiales.
Sólo de esa forma, dejando atrás la exclusión, que se expresa incluso en este tipo de detalles, haremos carne viva de todos aquellos principios con los que ahora caracterizamos al país.
Porque hasta ahora, los bolivianos vivíamos en dos mundos diferentes. Uno, el de la comunidad, del ayllu, donde la wiphala estaba siempre flameando bajo el frío sol del altiplano andino. Y el otro, el de las escuelas y los desfiles, en los que la bandera boliviana, la del rojo, amarillo y verde, flameaba en los centros físicos del poder y de la historia oficial.
Muchas veces, el mundo de la comunidad andina también se identificaba con la tricolor y recordaba los aniversarios patrios, pero lo hacía como vistiéndose para la ocasión, como saliendo de lo cotidiano, como engalanándose aún sabiendo que no iba a estar del todo cómodo.
No pasaba lo mismo, sin embargo, con la wiphala. Ella estaba siempre presente en todos nuestros actos sociales y culturales, incluidos los matrimonios, los nacimientos, los bautizos y las rut´uchas. También compartía los actos ceremoniales y el reconocimiento a las nuevas autoridades originarias.
Ayer, 23 de marzo, día emblemático que nos recuerda la importancia que tiene la defensa de nuestra integridad territorial, el cielo en occidente se llenó de los colores del arco iris.
Y sí, los militares gritaron Patria o muerte, venceremos. Y lo hicieron a todo pulmón. ¿Somos automáticamente socialistas por ese hecho? Evidentemente, no. Lo que sí ratificó este 23 de marzo es un hecho irreversible. Hoy somos un Estado plurinacional, en el que mestizos, quechuas, aymaras e indígenas del oriente, nos reconocemos como hermanos.

Kutimuy


Vuelvo a mis orígenes. Porque después de conocer el horror, después de un insomnio que me pareció perpetuo, después de que pensé que todo estaba dicho, me encontré con la oportunidad de volver a ser lo que soy: una periodista comprometida.
Y aquí estoy. Escribiendo nuevamente desde la dirección de un periódico. Embelesándome al saber que la vida es algo más que policías, ladrones, reos y narcotraficantes. Sorprendiéndome de nuevo en una ciudad que había olvidado. Devolviéndoles a mis hijos todo el tiempo que les he arrebatado y a mis amigos los vinos que les debo.
Reencontrándome con mi música, la que siempre sonó en mi corazón.Con dos celulares que son míos, sólo míos y que están autorizados a ser portadores de buenas noticias y alguna factura, pero absolutamente nada más. Volviendo a la red, de la que me había escabullido. Y diciendo mi palabra, en cada editorial.