viernes, 26 de marzo de 2010

La Hora del Planeta



Las luces y los artefactos eléctricos deberán ser apagados este 27 de marzo, por el lapso de una hora, entre las 8:30 y 9:30 de la noche. La penumbra momentánea a la que someteremos a nuestros hogares, será un reclamo, una protesta y un llamado imperioso a los Estados del mundo para que tomen acciones urgentes contra el Cambio Climático.
El “apagón” no es obligatorio. Nadie estableció sanciones para quienes no estén dispuestos a renunciar a una hora de televisión, de radio o de algún artefacto electrodoméstico.
Hasta puede parecer algo totalmente alejado de nosotros, porque existe la firme creencia de que el Cambio Climático es un slogan, un lema de alguna organización ambientalista que intenta hacer activismo a costa nuestra.
Pero no nos equivoquemos. Tan acostumbrados estamos a la noticia superficial, al balance de muertos y heridos y al recuento de los daños materiales, que pocas veces reparamos en las causas de los desastres naturales.
Hace menos de un mes, nuestro vecino Chile fue víctima de un grave terremoto, acompañado de un Tsunami que prácticamente destruyó varios pueblos de la costa chilena. El aumento del nivel de aguas del océano Pacífico es una consecuencia del Cambio Climático.
Las inundaciones que arremeten cada vez con mayor fuerza en contra de nuestros hermanos del oriente; la sequía que empobrece la tierra en el Altiplano con mayor frecuencia cada año; los cambios intempestivos de clima y el notable aumento de la temperatura en el departamento de La Paz, son hechos que nos muestran cuán cerca de nosotros está el Cambio Climático.
Lo alarmante, empero, es el hecho de que el deshielo de los glaciares –Chacaltaya era un cerro nevado, pero ya no lo es más. El propio Illimani tiene cada vez menos nieve- es que perturbará de manera importante y en el plazo casi inmediato, el abastecimiento de agua a los agricultores y a las megaciudades como El Alto y La Paz, tal como alertó la Organización de Naciones Unidas, refieriéndose específicamente a la capital alteña, en su informe Estado de la Población Mundial, del año 2009.
Por ello preocupa el desinterés del gobierno municipal sobre este tema, adhiriéndose a destiempo a la campaña y contribuyendo de manera insuficiente a su difusión. Preocupa, también, el hecho de alimentar la idea de que no nos afectará, que es algo lejano, que somos una ciudad pequeña, que la culpa la tienen los países industrializados.
Actitudes como éstas solo contribuyen a hacernos más vulnerables a los efectos. Es evidente que los principales responsables son los países industrializados que derrochan energía utilizando combustibles dañinos para el medio ambiente y también las grandes empresas, por cuya codicia se amplía cada vez más la frontera agrícola, con altos grados de deforestación.
Pero no es menos cierto que ellos no son ni serán las primeras víctimas de las consecuencias. Lo seremos nosotros, los países pobres, los pueblos indígenas, las ciudades que, como El Alto, todavía no tienen siquiera alcantarillado.
Vale la pena, pues, dejar de ver televisión durante una hora. Permanecer a oscuras y redescubrir aquellas cosas que solían hacer nuestros abuelos. Organizarnos en la junta vecinal, en el distrito, en la escuela, para contribuir a los millones de personas que, parafraseando el lema de la campaña apagarán la luz, pero encenderán la demanda de un planeta que se pone en acción contra el Cambio Climático.

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