miércoles, 19 de diciembre de 2007

Intoxicada



- De viajes, hoteles y maletas.
- De imágenes, cámaras y trípodes.
- De eventos, reuniones y talleres.
- De trabajo, teclados y pantallas.
- De informes, reportajes y entrevistas.
- De escritorio, hojas sueltas y facturas.
- De plazas, pueblos y ciudades.
- De edificios, comida rápida y bocinas.
- De celulares, Internet y cabinas telefónicas.
- De autonomías, constituyentes y referéndums.
- De periodistas, medios y dos tercios.
- De desorden, mochilas y cajitas.
- De cables, cd’s y dvd’s.
- De discotecas, pub’s y Alexander.
- De árboles, luces y regalos.
- De despedidas de amigos y colaciones de grado.
- De noches eternas, mirándonos, los dos.
- De Kiko solo, extrañando a sus hermanos.
- De la larga ausencia de mis dos mitades.
Por eso hoy quiero que sea jueves.
- Para asistir al último evento del año.
- Para venir, por última vez, a mi oficina.
- Para comprar los regalos que todavía faltan.
- Para terminar de adornar mi casa para Navidad.
- Para escuchar villancicos y asumir el espíritu navideño.
- Para llegar a casa y quedarme.
- Para comer bien y dormir exageradamente. Dos días sin que nadie me moleste.
- Para saber que, por este año, fue suficiente.
Y así, desde el sábado 22 de diciembre hasta el 28:
- Reunir a mis dos mitades
- Ir con los dos a todos los parques.
- Arreglar sus bicicletas y pasear.
- Cocinarles sus platos favoritos.
- Compensarlos por el tiempo que los extrañé.
- Sacar todas las fotos, en todas las poses.
- Pasar Navidad en familia, como no hacemos hace tiempo.
- Recordar que somos eso, una familia.
- Cenar nuestra picana, con cuatro carnes.
- Comer panetón con chocolate.
- Tomar vino, sin exagerar.
- Limpiar y ordenar mi casa. Cada rincón y cada cuarto.
- Limpiarla también de las malas energías.
- Preparar nuestros amuletos para recibir el año.
- Escuchar música, a todo volumen.
- Ir al gimnasio, en la nochecita.
- Y en la tardecita a mis sesiones para enflaquecer.
- Para finalmente, terminar mi acondicionamiento físico de recuperación.
Y el 29 y 30:
- Ordenar mi escritorio y mi oficina en mi casa.
- Poner inciensos en todos los cuartos.
- Limpiar los armarios, de todos.
- Regalar lo que ya no usamos.
- Recoger mi nueva computadora.
- Preparar mi nueva agenda.
- Y mi nuevo teléfono, celular y mis bolígrafos de colores.
- Y alistar mi cuaderno de anotaciones para todo el año.
- Revisar todo lo que hice en el año.
Y finalmente, el 31:
- Hacer las compras para la fiesta de año nuevo.
- Hacer mi balance de este año.
- Hacer mis proyecciones de lo que espero del próximo.
- Salir a caminar con mis hijos, al Montículo.
- Tomarme un café conmigo misma.
- Exfoliarme el cuerpo, perfumarme, darme un baño de tina, eterno.
- Celebrar.
Por eso, este fin de año:
- No voy a viajar ni a la esquina.
- No voy a farrear hasta la inconciencia.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Me parto de la risa

UNITEL realizó una encuesta, con la siguiente pregunta:
El Presidente Evo Morales asegura que quiere un Referéndum Revocatorio. Usted votaría por:
1. Que se vaya 17.509 votos
2. Que se quede 24.856 votos
3. No sé/No entiendo 71 votos

Cantidad total de Votos: 42436


La encuesta está disponible en http://www.unitel.tv/resultado_votacion.php

Sip

Sip, me gusta la política, me encanta. Porque la vivo, porque diariamente estoy inmersa en ella, porque no es posible ser periodista sin saber de política y no es posible ser buena periodista sin apasionarse.
Y sip, también soy una apasionada. Me embelesan las buenas polémicas. Me gustan las tertulias con sustancia. Disfruto con una canción bien hecha, "redondita". La boca se me hace agua ante un texto bien escrito. Me gustan los hombres "integrales como la FES", como dijo mi amiga ministra. Y los cafés con vainilla o whisky, bien irlandeses.
Amo el chairo con cueritos de chancho. Me gusta carraspear la garganta cuando como una ulupica bien picante. El vino es mi perdición y, si viene acompañado con una buena charla, mejor. El sexo sin orgasmo no me sirve, ni para jugar. A veces me tomo un tequila, sólo para recordar lo fuerte que es.
Para mí, la vida sin política es desabrida. Es como un gringo bailando caporal. Y la vida sin pasión es una miss bailando cueca, desafina, desentona conmigo. No combina.
Me reconozco cada vez que me indigno ante un acto de racismo o de injusticia. Obviamente, no sería la camarógrafa que filma cómo los unionistas patean a un colla, sólo porque creen que es del MAS. El día en que no me rebele contra eso habré perdido mi esencia.
Y sip, también soy una mujer "de armas tomar". No me gustan los mirones, son de palo. Y no tengo orejas de pescado. Mis ojos se han hecho para ver, y miro. Lo miro todo, como escudriñando. Tengo un espíritu crítico, a mí no me la charlan, como dice mi Escudero.
No pongo en la balanza el qué vas a sacar. Me gusta saltar, a veces sin paracaídas. Y si me hago pelota, me gusta revivir, renacer, renovada. Soy medio guatemalteca, en eso. Me gusta que las cosas se definan, mejor si es a las buenas, pero si no, a las malas o a las balas. No me gustan las medias tintas, los tragos suaves, las indecisiones.
No soy indigenista, soy trotskysta, aunque ya no milito en el POR. No me gustan las sutilezas ni las ambigüedades.
Y sip, soy zurda. Siempre lo fui y eso que escribo con la mano derecha.
Prefiero la wiphala a la banderita verde y blanco. Y no porque me gusten los aimaras, porque mucho, no me gustan, sino porque la multicolor es como nosotros, pluri multis, tuti fruttis.
Y sip, admiro al Che, porque yo también, como él, soy de las que ponen el pellejo. Y también creo, como él, que el hombre nuevo empieza en uno mismo.
Y no creo en el dios de los católicos. Tengo uno propio, sin estatuas y sin culpas. Y además es mujer.
No me avergüenzo de nada. Ni de ser periodista, ni de ser una mamá cursi, ni de trabajar en una oenegé. Y sip, gano muy bien. Al que no le gusta, que se esfuerce un poco más, en lugar de envidiar.
Nunca me quedé sin trabajo y casi siempre me fui con la renuncia bajo el brazo. Me despidieron una sola vez, por suerte, de una tienda en la que vendía chapas para puertas. Trabajo desde mis 16 años, porque no me gusta pedir para mis cigarros. A mis 19 ya era responsable de definir dónde iba la publicidad de Toyota Boliviana y tenía a los medios a mis pies. Un brillante futuro, como se dice, pero la publicidad no era lo mío, simplemente, y también me fui.
No soy de l@s que dicen "no me gusta la política", para ocultar la ausencia de argumentos. Tampoco me adscribo al bando de los que dicen no tener bando, porque "todo es una mierda, porque todos son iguales". Para mí, la vida no puede ser un voto en blanco, que siempre beneficia al ganador. Yo me la juego, aunque el mundo entero esté en desacuerdo. Apuesto, aunque tenga las de perder. Estoy al pie del cañón.
En resumen, no me gusta la oscuridad ni el polvo que hay debajo del catre.
Así que ya lo saben: Sip, me gusta la política.
Ilustración de blog.fmlatribu.com

A esto hemos llegado

Comunicamos a ustedes que la reunión nacional programada para los días domingo 16 y lunes 17 queda postergada por no contar con la seguridad suficiente para poder desarrollarse.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Silencio

Mi razón me exige pronunciarme sobre varias cosas y seguramente le haré caso dentro de unos días. A su vez, mi cuerpo me exige descanso. Se acabó mi tolerancia, exclama. Pero como desde hace tiempo he decidido oír más al corazón, he decidido callar.
Mi silencio es un tributo a este pueblo.
Ya habrá tiempo de indignarse. Ya habrá tiempo de protestar. Ya habrá tiempo de conmoverse. Habrá tiempo, también, para llorar. Y cómo no, faltaba más, para reir, a carcajadas.
Mientras tanto, prefiero orar. No hacer nada más, sólo callar. No contribuir a la confrontación, sólo observar.
D.M.: No más muertos, no más enfrentamientos. No más improperios. No más racismo. No más incertidumbre. No más dolor. Por un tiempo con mejores días, que no se nos olvide que todos somos bolivianos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Una de Chalo

Mamá Daniela:
Hijito, cuando seas grande, vas a ser como el Felipe Camiroaga ¿ya? Así de lindo, así de educado, así de bonito…
Hijito Chalo:
Sí mami, voy a ser igualito que él…
Mamá Daniela bruta hecha la inteligente:
¿O sea que vas a ser periodista como tu mamá?
Hijito Chalo más inteligente que su mamá:
No
Mamá Daniela sorprendida:
¿Por qué?
Hijito Chalo contundente:
Por que quiero pasar más tiempo con mis hijos

¿Alguien sabe de mí?


El último tramo de este año ha sido realmente muy difícil para mí. Después del viaje por las minas, me pidieron que acompañara al Relator Especial de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas en su gira por Bolivia.
Si después de las radios mineras había quedado totalmente cansada, la situación en la que estoy ahora no puede ser menos lamentable.
Y aunque la experiencia ha sido buena, terminé con el cuerpo destruido, pensando en cosas que hacer para poder recuperar la cordura, concentrarme e intentar continuar mi vida normalmente, después de casi veinte días de ausencias que terminaron echando por tierra todas mis rutinas.
Todavía me despierto y no sé bien dónde estoy ni dónde queda el baño. Mi estómago todavía espera comidita casera, a pesar de que ya cociné dos días. Y mi cabeza no termina de acostumbrarse a mis almohadas de siempre. No sé dónde están mis pijamas y tengo libros y hojas desparramados por todo mi cuarto.
El próximo viaje está pensado para la segunda quincena de diciembre y después, por fin, mi merecido descanso.
Mientras tanto, haré lo que tengo pendiente y terminaremos el video sobre la Constituyente. Ayer dormí prácticamente todo el día y hoy armaré el árbol de navidad en mi casita, a la que buena falta le hace saber que no ha sido abandonada, que fue sólo una pausa, que ya estamos aquí para atenderla y quererla como siempre.
Compré inciensos y estoy escuchando mi musiquita. Necesito encontrarme, me perdí en algún lugar entre Chimoré, Potosí y Riberalta. ¿Alguien sabe de mí?

Imagen de www.bligoo.com

viernes, 23 de noviembre de 2007

De cuando vi a dos hombres llorar

La Radio la Voz del Minero es una de las radios más antiguas de Bolivia. Acaba de cumplir, el 31 de octubre pasado, sesenta años.
Desde 1947 sus emisiones acompañaron a los mineros de Siglo XX y Llallagua. Junto al Sindicato de Trabajadores Mineros de Siglo XX, esta radio resistió todos los embates. Desde las masacres organizadas por Simón I. Patiño, para evitar la organización de los trabajadores, hasta los cruentos golpes militares que, una y otra vez, la destrozaron, destruyendo equipos y materiales. Mudo testigo de su historia es el edificio del Sindicato, una mole de cemento que, a pesar de los militares, continúa intacto en la Plaza del Minero de Siglo XX.
En este edificio todavía están, a la vista de todos, las huellas de los proyectiles con los que intentaron derrumbarlo y los múltiples disparos que horadaron su estructura, ahora rellenados con cemento.
Ni todas esas balas juntas hicieron con la radio y con el sindicato lo que hizo Víctor Paz Estenssoro con la relocalización y el decreto 21060. Ni todos los dictadores, unidos y menos por separado, habrían logrado lo que aquella nefasta medida hizo con los mineros.
Lo saben los dos Félix que viven en Siglo XX y que, coincidentemente, trabajan en las dos radios más importantes de este distrito minero.
“Habían unos camiones que se paraban en la plaza”, relata Félix Torrez, Director de Radio Pío XII y, enseguida, este hombre moreno, de negra y lacia cabellera, baja la vista. Con un profundo suspiro intenta disimular las lágrimas que ya corren por sus mejillas. Mira hacia atrás. Allí, en el horizonte está el monte desolado y se logra divisar Llallagua, el pueblo que ahora es municipio y que sustenta a Catavi y Siglo XX con los fondos de coparticipación popular. Félix Torrez vuelve a suspirar. Toma una bocanada de aire y aunque le cuesta respirar, continúa: "Esos camiones estaban allí para llevar a la ciudad a las familias mineras. Una por una, las hemos visto irse, con sus pocas cositas, con sus ollas y sus frazadas. Con los niños asustados, con los amigos que quedaban en el pueblo…"
El Director de la Radio La voz del Minero, Félix Terceros es, en apariencia, menos sensible. Él nos señala los huecos del edificio del sindicato. "Miren, esto hicieron los militares. ¿Mira allí, al centro, un hueco como desportillado? Eso fue lo más duro, pero resistimos. En 1966 vinieron los militares, al mando de Barrientos y muchos mineros tuvieron que irse clandestinos. Cuando el Che…" ¿El Che Guevara? le preguntamos. "Sí, sí, el Che. Cuando el Che vino a Bolivia, todos los mineros teníamos la orden de ir al médico con cualquier pretexto. Decíamos que nos duele cualquier cosa, con tal de que el médico nos dé remedios, calmantes y cosas para el estómago. Igual íbamos a la pulpería y sólo sacábamos sardinas, atún, enlatados. Todo se iba a la guerrilla", relata y su pecho se infla de orgullo. ¿Todos los mineros debían colaborar con la guerrilla? le preguntamos. "No, los que quisieran, o sea casi todos", dice y sonríe.
Después nos lleva a la radio. Allí hay un micrófono de los años cincuenta, todavía intacto. Poco queda del esplendor de la radio. Quizá sólo lo que a duras penas pudo ser salvado, no sólo de las garras militares, sino del abandono y la desolación en que quedó después de la relocalización de los mineros.
Miramos la biblioteca. Tres estantes repletos de libros, donde se encuentran a la vista libros que llevábamos empolvados en la memoria. La Tesis de Pulacayo, El capital de Marx, El imperialismo en Latinoamérica, toda la serie de aquellos libros anaranjados, de Marx, Trotsky y Lenín, se encuentran allá. Para mí es como reencontrarme con una parte de mi vida, con amigos entrañables.
La radio, sin embargo, se encuentra en casi total abandono. Sólo algunos equipos, comprados por este Quijote de la radiodifusión minera, permiten que siga funcionando. Los mineros de antaño son los rentistas de hoy y a muy pocos –en rigor de verdad, ni a los dirigentes y mucho menos al Estado, empeñado ahora en hacer una nueva red de radios- les interesa sostener esta radio, a pesar de toda su historia.
"Casi no festejamos nuestros sesenta años", relata Félix Terceros. A la radio no la apoya nadie. "Sólo la red Erbol nos hizo el favor de darnos un pequeño proyecto con el que estamos sobreviviendo. Unos diez muchachos trabajan aquí, conmigo. Cada uno gana cien bolivianos y, por suerte, ninguno puede decir que le debo un peso", asegura Félix.
Tiene unos veinte años más que el otro Félix, pero sigue igual de comprometido que el primero.
En realidad, sólo su cariño hacia la radio hace que se levante a las cinco de la mañana, todos los días, a encender el equipo. Sólo ese cariño hace que compre discos Mp3 para difundir algo de música. Sólo ese cariño hace que acceda a darnos una entrevista y abrirnos de par en par su radio y su corazón.
Nos lleva al ambiente donde está el transmisor. Allí encontramos un anaquel lleno de esos carretes antiguos, con viejas cintas grabadas. "Hemos logrado que un antiguo trabajador de la radio haga funcionar el equipo que reproducía estos carretes para saber qué había y el equipo funciona, pero las cintas tenían tanto polvo que no se escuchaban", relata.
Sólo ese amor incondicional por la comunicación y por la historia de la radio que está a su cargo desde hace algo más de diez años lo obligó a pasar dos años de su vida limpiando esos carretes, para saber qué habían grabado los operadores de la radio en los años gloriosos.
"Limpiamos cada carrete, cada uno, primero con alcohol, pero nos dijeron que podrían arruinarse y nos recomendaron hacerlo con aguita mineral. Eso hicimos, y ahora ya hemos podido escuchar qué hay aquí…mire, este carrete, por ejemplo, tiene algunos discursos de dirigentes…Este otro, mire, tiene poemas de Jorge Mancilla –Coco Manto, nuestro actual embajador en México- recitados por él mismo…Pero éste es el mejor, mire, todo el relato de la Marcha por la Vida…"
Sin duda, en aquel estante se encuentra una parte invalorable de nuestra historia.
"Pero Félix, esto hay que hacerlo digitalizar, no es posible que siga así. Deberíamos buscar alguna manera", le decimos. "Sí, pues, es importante, pero ¿quién podría estar interesado? A mi me da miedo que se lo lleven y no lo volvamos a ver más y si ustedes pudieran ver la forma de digitalizarlo, sería bueno pues, para los que vienen, para que esto sirva, para que entiendan lo que fueron las radios mineras. Por eso yo limpié los carretes, dos años me costó”. ¿Dos años? ¿Se pasó dos años de su vida limpiando estos carretes? "Sí, porque había que limpiarlos y no se podían envolver inmediatamente, las cintas se pegaban, así que había que esperar a que se sequen, un trabajito fue. Todo es difícil, Daniela, sostener a la radio es difícil y encima uno tiene que aguantar la ingratitud, que la gente hable mal de uno, que no reconozca…Yo sé que nadie es profeta en su tierra y si yo estuviera seguro de que hay gente dispuesta a seguir manteniendo la radio, a defenderla y evitar que se muera yo me voy, pero no es así”, lamenta Félix. ¿Y a usted quién le paga por mantener a la radio? "¿A mí? Já, nadie", responde y los setenta años que le calculo se derrumban ante mis pies. Félix agacha la cabeza y llora. Las luces y la cámara lo enfocan. Fernando, el camarógrafo, me mira con los ojos vidriosos. Acabamos la entrevista. Nos ganó la noche. El minero de la plaza sigue allí, con el puño izquierdo levantado. El camarógrafo y yo estamos en silencio. Vamos a sentarnos un ratito, a ver si se nos pasa el bajón. Yo lloro para adentro, callo, y me pregunto por qué mierda los bolivianos no valoramos lo poco que nos queda.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

A Abril:




Cuando me enteré que habías llegado a mi vida y estabas pululando en mi vientre, tu padre y yo nos preguntamos cómo íbamos a llamarte. No hubo mucho conflicto y decidimos complementar tu primer nombre con el de Abril.
Y entonces apareció Silvio Rodríguez, cantándonos una ya vieja canción a la que nunca le habíamos prestado atención. "Se está arrimando un día feliz, como hace un barco tras sus meses", nos decía Silvio y tu padre y yo aumentábamos el volumen.
"Se está acercando un día de abril, un día de abril se va a arrimar, a los finales de noviembre", continuaba la canción y nosotros sabíamos que nadie podría cantarte mejor que Silvio todo lo que sentíamos por ti.
"Yo enciendo leña en el hogar, que vio brillar la tempestad que guía el curso de estos meses. Se está arrimando un día de sol, un día de duendes en añejo", decía Silvio y yo te soñaba, siempre de espaldas, con el cabello negro y traje de bailarina. "Y a mí me escarba la ansiedad, me escarba hondo, acá, en lo blando, me escarba simple, de escarbar, como para que se hunda más, el día feliz que está llegando".
Y el día feliz llegó. Fue un 21 de noviembre, como hoy, hace ya nueve años. El tiempo de juguetes ya pasó. Eres prácticamente una señorita, que solicitó como regalo un MP4. Te miro y no lo creo, eres mi obra maestra, la que más me llena de orgullo. Por eso te cuido y te quiero y por eso hoy, que es tu cumpleaños, te reitero como siempre, que te amo.


Tu mamá.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Unitel o periodismo de verdad


Siglo XX nació como un campamento minero en los albores de 1900. Sus habitantes creen que su nombre tiene algo de vaticinio, pues su actividad duró exactamente eso, cien años, el siglo XX.
En 1959, un grupo de misioneros oblatos se apostó en el lugar e instaló una radio, la Radio Pío XII, preocupados, según el actual director de la emisora, Félix Torrez, por tres cosas: La ferviente actividad política, el mensaje ateo que predominaba en el discurso minero y el excesivo consumo de bebidas alcohólicas.
Reinaba entonces la efervescencia de la revolución de 1952. Los sindicatos mineros habían instalado radios mineras en casi todos los distritos y en todos ellos hacían no sólo comunicación, sino también formación política. En Siglo XX, la red de emisoras se expresaba en la radio La voz del minero. Dura competencia para los oblatos y su mensaje anticomunista y moralista.
La Revolución había nacionalizado las minas, pero no había cambiado las condiciones de vida de los mineros. Ellos seguían viviendo en cuartitos de cuatro por cuatro, sin servicios, recuerda Torrez. Los sucesivos gobiernos militares habían ensangrentado a los campamentos, exactamente igual que Patiño en 1942, con la Masacre de las Pampas de María Barzola, o la del propio Siglo XX en 1949.
La revolución había sido traicionada y el movimiento minero, a la cabeza de Juan Lechín o de Federico Escóbar, entre otros, demandaba que los recursos mineros beneficien realmente a Bolivia.
Esta dramática realidad afectó a los misioneros oblatos, que empezaron a acercarse a la población civil y también al sindicato.
Los pobladores entendieron que sólo podrían hacer algo si estaban unidos, mientras que los religiosos entendieron que la Biblia y sus sermones sólo serían realidad si adoptaban una opción por los pobres, y los pobres eran mineros e hijos de mineros. Los pobres estaban allí, frente a sus ojos.
Desde mediados de los 60 se produjo un acercamiento más estrecho con los pobladores.
La radio Pío XII se convirtió en su patrimonio, los padres oblatos se hicieron mineros desde los micrófonos y resistieron a Hugo Banzer. También apoyaron a las cuatro mujeres mineras que derrocaron al dictador, en 1977.
En 1980, asistieron a las barricadas de los mineros en Catavi y resistieron el golpe más sangriento de la historia de Bolivia, el de Luis García Meza. Promovieron que se hicieran ollas comunes. Ayudaron a pintar los letreros de "compañero soldado, no mates a tu hermano".
Desde entonces, la Radio Pío XII es parte de la historia minera de Bolivia. Desde entonces acompañó a los mineros en su trágica historia. Desde entonces, recibe diariamente en los púlpitos comunicacionales de su estudio a los pobladores y ayuda a difundir mensajes cotidianos, desde Te espero en Cochabamba hasta Te extraño mucho, pasando por Se cita a los compañeros a la reunión tal. Mensajes de amor, de familia, de amistad, de política.
Pío XII es parte del pueblo y Siglo XX lo sabe. Su opción por los pobres no es un saludo a la bandera, es una realidad. Una realidad que se vive diariamente, dando la voz a quienes no la tienen, informando la verdad, ayudando a las personas a hacer sus propuestas hacia la Asamblea Constituyente, orientando a las organizaciones en sus movilizaciones, reclamando, junto a los bolivianos, mejores días y mejor distribución de la riqueza.
"Los veo cansados, hermanos", dice María Morales, una de las mejores y más comprometidas locutoras que yo conocí. "A ver, saquénse el guardatojo, charlemos un ratito", invita.
"La Asamblea Constituyente está ingresando en una etapa crítica", agrega María e inmediatamente suena el teléfono de la radio. Es el constituyente Félix Vásquez, del MOP, una fuerza política que surgió en Norte Potosí. "No hemos perdido la esperanza, sabemos que tenemos una gran responsabilidad", dice el constituyente, notoriamente preocupado por el rumbo de la Constituyente. "Es necesario hablar de esto, si no comprendemos lo que sucede en nuestro país, menos podremos entender lo que sucede en la minería", dice María Morales.
En el estudio están tres dirigentes mineros. "Esperaremos a ver qué es lo que dicen nuestras organizaciones matrices. La Asamblea Constituyente tiene que salir, porque sino las organizaciones sociales vamos a ir hasta donde sea necesario. La Constituyente es producto de la lucha de los trabajadores. La democracia es fruto de esa misma lucha, por eso no está en riesgo", dice Germán Ledezma, dirigente de los Rentistas Mineros de Siglo XX.
"La capitalía es un pretexto, primero fueron los dos tercios, no lo olvidemos. En todo han fracasado, porque no renunciaremos. Son sus privilegios los que van a desaparecer", advierte el dirigente.
Siglo XX se prepara para una movilización. Al día siguiente de esta entrevista, una marcha saldrá por las calles en defensa del Bono Dignidad y de la Asamblea Constituyente. "Está hecha la invitación", dice María Morales y da paso a la música.
Una voz delgadita y melodiosa comienza a difundirse.
"No nos dejemos engañar,
Sabemos que es una trampa
De este maldito sistema,
Que regaló nuestro gas.
Levantemos nuestra voz
Campesinos y mineros
Venceremos
Las palliris y mineros
Luchando por la libertad"
,
dice la canción. La entrevista sigue. La radio unida a su pueblo. Eso es comunicación. No la parodia a la que nos acostumbró Unitel.

Nuestra Huanuni

Mi mamá es la penúltima de cinco hermanos. Se casó cuando apenas tenía 17 años y, un año después, yo llegaba a su vida, para mantenernos juntas el resto de nuestros días.
Durante la dictadura de Hugo Banzer, mi padre fue exiliado y murió en Venezuela el año 1974. Habiéndose casado tan joven, es lógico que al fallecer mi padre la dejara prácticamente sin nada.
Por esa razón, antes de cumplir 21 años, mi madre se encontró viuda y obligada a buscar trabajo. Obtuvo un puesto de maestra en una mina de La Paz, Coro Coro.
Yo fui a vivir un tiempo con mis abuelos, mientras ella se ambientaba a la mina de cobre. Al cumplir mis ocho años, me informó que me iba a vivir con ella, cosa que yo, en mi niñez, lamenté profundamente.
Odiaba Coro Coro y esperaba con ansias los días sábado para llegar otra vez a La Paz. No me gustaba el pueblo, sus calles, su calvario. Me aburría y sentía que nada tenía que hacer allí.
Me molestaba también ser la hija de la profesora y, por lo tanto, la guaripolera en todos los desfiles cívicos. No me gustaba la presión de tener que ser buena alumna. El estandarte me quedaba grande.
Sólo una cosa me sorprendía profundamente. Cada fin de mes, sin falta, veía a los mineros botados en las calles. “Están verdes de tanto tomar”, pensaba yo y no entendía por qué lo hacían. Hombres de todos los tamaños y colores, compartiendo una esquina cualquiera en la más absoluta inconciencia.
Cuando me tocaba cursar el primero intermedio, mi mamá decidió que era tiempo de volver a La Paz y Coro Coro quedó borrado de mi vida. Nunca más volví y su recuerdo es una calle empinada, montañas tristes y lejanas, alguno que otro compañero y nada más.
Después milité en el trotskismo y los mineros dejaron de asociarse en mi cabeza con la embriaguez. Los entendí y admiré. Los quise. Los comprendí como a la vanguardia revolucionaria, como los portadores de la liberación nacional, como aquel grupo humano que no tiene nada que perder, que no defiende nada de este sistema.
Mi comprensión, sin embargo, siempre fue urbana y, por lo tanto, no era más que una declaración. La vida me mostró otras cosas, otras experiencias.
Entendí a los indígenas, compartí con los campesinos. La pobreza del país laceró mis sentidos y los años pasaron aprendiendo, conociendo, viviendo, creciendo.
Hasta la pasada semana, en que entré al ingenio de Huanuni y miré, por primera vez, todo lo que implica esa terrible actividad.
“Hay que ser un poco loco para ser minero”, nos dijo nuestro guía y cuánta razón tenía. La mina no es otra cosa que una larga caverna en medio de la montaña. Todavía está prohibido, por lo menos en Huanuni, el ingreso de mujeres. Quizá sólo el ingreso de mujeres extrañas y quizá, también, porque la brutalidad de este trabajo es inadmisible para cualquier ser humano.
En su interior, los hombres pelean, cuerpo a cuerpo, con unas rocas húmedas y agresivas, por eso es tan importante la seguridad.
Cinco mil personas, de las cuales al menos dos mil ingresan a interior mina, tienen bajo sus espaldas, bajo sus pulmones, la responsabilidad de extraer la riqueza de Posokoni.
En una empresa establecida, como Huanuni, las condiciones son cien veces mejores que en las cooperativas, pero aún así la lucha diaria es atrozmente dura. Taladros, perforadoras y explosivos, eso es todo. Toneladas y toneladas de piedra salen de la mina en unos pequeños carritos que circulan en andenes. El mineral se separa luego con agua, un agua que es escasa en Huanuni.
Es un trayecto como de diez pisos en un edificio, cada piso con un procesamiento diferente del mineral. Molinos enormes, como puentes, se imponen entre uno y otro piso del ingenio. Cernidoras monumentales, operadas por gran cantidad de electricidad, separan la tierra del estaño. Después, un hilito plomizo, delgado, apenas perceptible entre el agua se constituye en todo el fruto del esfuerzo.
Ahí está. Lo miran los mineros, orgullosos de su obra. Lo mira el país, sorprendido por lo que todavía puede hacerse en Huanuni.
Setecientas toneladas de mineral salen de allí. Setecientas toneladas que ahora son nuestras y que benefician no sólo a los trabajadores, sino sobre todo al Estado boliviano, ese mismo Estado que, el año 2000 entregó, bajo la tutela de Gonzalo Sánchez de Lozada, nuestra mina a la transnacional Allied Deals, que poco después fue cerrada por quiebra fraudulenta. Ese mismo Estado que, en octubre de 2006, miró de la palestra cómo se enfrentaron cooperativistas y mineros asalariados. Ese mismo Estado que, aún hoy, se encuentra ausente en Huanuni.



Muchas cosas han cambiado en Huanuni

Muchas cosas han cambiado en Huanuni desde la última vez que fui, hace un poco más de un año.
Entonces había una atmósfera extraña en ese lugar. Una mezcla de dolor y rabia, de pena y luto, después de un enfrentamiento en el que el Estado tardó en intervenir, provocando la muerte de 16 personas.
En una crónica que publiqué en el Semanario La Época en octubre de 2006, comentaba entre otras cosas que la principal fuente de riqueza de Huanuni es el cerro Posokoni. Aunque atrás quedó el esplendor de la minería estatal, la riqueza de la montaña parece interminable, a pesar de que es cada vez más inaccesible. El mineral era disputado por mineros asalariados, dependientes todavía de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), y por mineros cooperativistas.
La disputa estalló violentamente entre el jueves 5 y el viernes 6 de octubre de 2006, cuando un enfrentamiento entre ambos bandos dejó una secuela de dolor que todavía no cura.
En cada grupo de gente reunida en las esquinas había alguien de riguroso luto, con los ojos hinchados todavía de tanto llorar. A cada paso crespones negros recordaban los hechos.
Hoy, después de algo más de un año, todavía está allí el hueco que dejó la explosión en cadena de las casetas que vendían refrescos, comidas y explosivos a los cooperativistas.
Aún están allí, sepultados, los restos de doña Teodora Ticona Calle que desapareció después de la explosión. Sólo encontraron retazos de su pollera y sus enaguas entre las calaminas retorcidas de las más de cien casetas de las que ahora no queda nada, sino escombros. Las dos cruces de la fotografía muestran aquel escenario.
Los cooperativistas se empeñaban en afirmar que se enfrentaron "padres contra hijos", pero, incólumes, los asalariados respondían que no era verdad y los vecinos, los pobladores de Huanuni, los respaldaban.
En realidad, para los huanuneños, los cooperativistas -salvo una reconocida minoría- son gente foránea.
"Sabíamos que querían intervenir la mina, amenazaban desde hace meses. Por eso dijimos que cualquier intento de toma debería encontrarnos en nuestras fuentes de trabajo y así ha sucedido. Nos sorprendieron, ese día –el 5 de octubre- después de su asamblea, han venido en dos volquetas directo al ingenio a botar cachorros de dinamita", agregó el dirigente en una de las entrevistas que yo realicé.
"Cuando ellos invadieron la mina, los asalariados los hicimos retroceder. Dinamita con dinamita, como es característico de los mineros, hemos retomado la mina. La zona de Dolores, donde estallaron las casetas, es la entrada de los cooperativistas. Eso era un polvorín, allí había explosivos, había de todo. Tres de los nuestros murieron allí cuando los cooperativistas lanzaron dinamita y eso estalló", contó hace un año Salustiano Zurita.
"El 80 por ciento de los cooperativistas son de Norte Potosí, de Llallagua, de otras partes. Vienen de Cochabamba, de Oruro, de La Paz. Hay extranjeros, peruanos, brasileños ¿por qué? Vienen buscando el dinero fácil. Nosotros ganamos 50 bolivianos al día y trabajamos los 30 días del mes. Ellos se entran a nuestros parajes, roban el fruto bueno, ‘descreman’ el mineral. Aquí hay un interés económico. Ellos son 'jucus', se roban el mineral, no podrían demostrar que hacen inversión. Los asalariados trabajamos aquí veinte o treinta años y seguimos pobres porque vivimos de nuestro sueldo y somos incapaces de robar. Ellos, son jovenzuelos, trabajan unos meses y ya se compran sus movilidades de lujo, sus vagonetas, tienen un dineral en la cartera", relató Zurita.
Por cada trabajador asalariado había cuatro cooperativistas. En mi presencia, Fermín Colque, entonces presidente administrativo de la cooperativa revisaba junto a un contador una hoja. "¿Tan poco es? ¿No te habrás equivocado?", le preguntó. "Es en dólares", le respondió su asesor. "Son seiscientos veintitrés mil dólares", agregó. "Igual es poco, hay que revisar", respondió Colque.
¿Cuánto gana un cooperativista si le va bien?, le pregunté. "Unos ocho mil bolivianos mensual. Si va regular gana unos cuatro mil y si va mal trabaja a pérdida", respondió Colque.
En Huanuni había un gran silencio, que incluso ahora permanece. Atrás quedó el enfrentamiento. El bullicio cooperativista ha cedido el paso a un orden asalariado impresionante. La empresa contrató 1.500 nuevos trabajadores, muchos de ellos ex cooperativistas. Ahora, Huanuni se recupera de las heridas y lo hace administrándose bajo responsabilidad de los trabajadores en cogestión con el Estado boliviano.
Los buenos precios del mineral todavía alientan la esperanza, una esperanza sólo turbada, a momentos, por el recuerdo.

A escribir se dijo


Tengo muchas cosas que contar. Huanuni, Siglo XX, Catavi, las radios mineras y, además, mi cumple. Es mucho y avanzaremos, poco a poco, de manera sostenida, porque lo que he vivido durante estos últimos días ha sido tanto y tan intenso que no quisiera que se perdiera en los estantes de una memoria empolvada.

martes, 13 de noviembre de 2007

Testamento

Hoy, que cumplo años, he decidido publicar mi testamento, para disponer todo lo mío y que se sepa cuáles son mis deseos póstumos.
A mis dos hijos les dejo mi Chapare, para que cuando muera esparzan allí mis cenizas y recuerden que, desde la primera vez, pisé ese suelo y lo besé, agradecida por haberlo conocido y fascinada como siempre por su belleza.
Quiero que recuerden que creí firmemente que la felicidad son pequeños momentos, que escuchen a Silvio al circular por sus carreteras, paren un momento, en un atardecer, para oír Pequeña serenata diurna y canten a toda voz:
Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad.También les dejo mi vocación, como una de mis más preciadas posesiones, para que sepan que su madre quiso, desde siempre, ser periodista. Que se mantuvo al margen de las veleidades de la televisión y la radio, para ir por el camino más difícil, que es el periodismo escrito. Quiero que recuerden que siempre concebí al periodismo como una labor de servicio y que detrás de cada entrevista siempre hubo la inquietud de encontrar a las personas, a los seres humanos.
Que nunca denigré a nadie aprovechando la pluma y que siempre busqué decir la verdad, mi verdad.
Que hubo en mí un verdadero compromiso con los indígenas y los campesinos de Bolivia y dediqué mi vida, mis horas de sueño y mi cuerpo a mostrar su testimonio, para que haya memoria.
Que levanté mi voz ante la injusticia y estuve dispuesta a hacer lo que fuera necesario por defender mis ideas.
Quiero que tengan el convencimiento de que nadie podrá decir que me corrompí. Y que sepan que detrás de cada huelga de hambre, de cada marcha y cada bloqueo, hubo un cuerpo débil, sostenido sólo por la convicción.
A Natalia le dejo todas mis fotografías, ésas, las de las plazas de todos los lugares que visité, para que sepa que por los caminos empolvados que recorrieron mis dos pies hubo dos ojos conmovidos mirando al país, porque sólo eso mantuvo en mí el orgullo de ser boliviana y de amar a Bolivia, con sus luces y sus sombras, son su enajenación y su recuperación, con su vida y sus múltiples agonías.
Le dejo todas las imágenes que se quedaron imborrables en mis retinas y también todas las fotos antiguas que enmarcaremos pronto.
Deberá heredar también todos mis diarios, los físicos y los electrónicos, porque fueron escritos para ella.
A Chalo le dejo las entrevistas memorables. La de la pequeña prestataria, que me dijo “yo no vine a matar, vine a morir”, cuando tomó, forrada de dinamita, la Superintendencia de Bancos, cansada de la usura financiera.
La de Tuto en su discurso vergonzante copiado de uno de Kennedy, con frases robadas y su honestidad puesta a prueba. Y las dos últimas, en las radios mineras, en las que rememoré la Marcha por la vida y la desolación de los campamentos mineros.
Le dejo también el reportaje de Huanuni, cuando la muerte enfrentó a dos hermanos de clase. Y febrero y octubre de 2003, con toda la crónica de muerte y la demanda de la madre de la enfermera Ana Colque, asesinada brutalmente durante los enfrentamientos.
Le dejo mis libros y mis videos, especialmente el de la V Marcha Indígena del año pasado.
A Miguel le dejo toda mi lucha y todas las lágrimas que derramé cuando viví en carne propia la traición. Es una retribución por haber estado ahí, firme, sosteniéndome cuando yo desfallecía. Le dejo mis sueños, ésos que compartimos diariamente. Y todas mis meditaciones, cada vez menos frecuentes. Y el anillo solitario, con la piedrita que refleja todos los rayos del sol.
A mi madre, le dejo mi profundo agradecimiento, por haber conseguido ser una excelente madre para una pésima hija. Y también una canción, Fogata de amor, en reconocimiento por su esfuerzo de convertirse en la pieza clave de este rompecabezas.
A mis compañeros indígenas, campesinos, cocaleros, mineros y trabajadores, les dejo mi gran admiración y dos semillas que sé que germinarán para continuar en la lucha.
A mis amigos les dejo toda mi música, para que me encuentren cuando quieran, donde quieran, en uno de esos cd’s. Y mis capuchinos, con horas de charlas y tertulias.
A Silvia, Jessica, Claudia M., Sandra, Aleida, Nino, Elba, Miguelito, Iván, Fernando –el de los monos-, Dalizta, a todos ellos, los vinos que nos tomamos y nos tomaremos, siempre tintos, siempre limpios, siempre gratos.
A Puky, Claudia M. –de Cochabamba- Kitty, César, al Sr. Andrés y la Sra. Martha, Sussy T –oh, Sussy T.-, nuestros momentos en el templo, el único lugar en el que somos nosotros mismos, sin caretas.
A Ronny y Marina y a Grover y Ana Rosa, mi amistad espiritual, ésa que trasciende todo porque es el testimonio de un pacto profundo y sincero.
A mi hermano y a Víctor Hugo, la memoria de mi padre; nuestro ejemplo, nuestro guía, el artífice de nuestro encuentro.
A Hugo y Sergio, el amor fraternal, aunque roto.
Finalmente, a todos mis maestros, a Carlos Quiroga, a Hugo Moldis, a Pedro Glasinovic, a Ramiro Ramírez, a Alfonso Velarde, a Ronald Carrasco, a Carlos Soria Galvarro, a todos ellos, mi reconocimiento, por haberme enseñado que en el mundo hay seres generosos, como ellos mismos.
Todo lo demás puede ser dispuesto como quieran. Entréguenlo a quien lo necesite, úsenlo si lo quieren. Cuando llegue el momento yo sólo me llevaré tres cosas: el anillo de la macuquina, un portarretratos con la foto de mis hijos y una versión de La chica de Ipanema. No necesito nada más para estar bien.
Felices treinta y nueve. Salud.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Carta de amor

Mi escudero es flaco como Don Quijote y ha decidido que su misión en la vida es acompañarme y llevarnos, a mí y a sus dos hijos, a donde nosotros queramos ir.
Mi escudero tiene la voz suave y un aura de ángel que todos le creen. Es un hombre de bien. Por eso lo escogí como compañero de viaje y lo volvería a hacer, después de estos diez años.
Mi escudero me mostró que además de las preocupaciones diarias hay cosas más importantes. Me hizo consecuente con mi camino. Me enseñó, con paciencia, que el amor es posible y existe.
Mi escudero tiene vocación de jardinero. Cuando mi vida había sido devastada por un temblor, él se encargó de plantar flores en cada esquina y de regarlas hasta que se conviertan en grandes matas que ahora alegran mi vida.
Mi escudero tiene los genes potentes y me ha dejado lo que yo más valoro en la vida: dos seres humanos pequeñitos, que hoy nos recompensan diariamente, aunque no lo merezcamos.
Mi escudero, es y siempre será, el hombre de mi vida.
Feliz cumpleaños, mi amor.

jueves, 8 de noviembre de 2007

En las entrañas de la montaña

Hoy cumplí un sueño que acariciaba desde hace muchos años. Ingresé a una mina de verdad, miré todo desde adentro, desde "interior mina". Hoy voy a dormir muy feliz en Siglo XX.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Hoy vi a dos hombres llorar...

Y bastaría cualquier cosa para que yo suelte las lágrimas que tuve que contener durante las entrevistas. Radialistas extraordinarios, comprometidos, entregados a su pueblo, Siglo XX. Necesitaré todo un día para hacer la reseña de este viaje, pero tengo que hacerlo. Qué razón tiene Guillermo Lora cuando afirma que en Bolivia está ausente la gran novela minera, ésa que conocí hoy, la que nace en un pueblo llamado Siglo XX, porque su historia se comenzaba a escribir precisamente a principios del siglo pasado y que hoy, cien años después, se ha convertido en la materialización del despojo y se resiste a morir.
Lo prometido es deuda y pido paciencia a mis acreedores. A mi regreso, todo, cada minuto y cada imagen de esta experiencia.

martes, 6 de noviembre de 2007

En las minas

Nueve de la noche y exhausta. Rendida totalmente de cansancio y deseando comer algo para recuperar un poco de fuerzas. Admirada una vez más por la realidad que me golpea. Entré a la mina de Huanuni y no saben la maravillosa experiencia que significó entender todo el proceso de producción de minerales! Una vez más, gracias a la vida.
Un beso para mis dos hijos, que no me ven desde ayer temprano. Queda poco, queridos, para estar juntos de nuevo.
Pondré fotos y crónica del viaje pronto. Todavía falta Catavi y Siglo XX.

martes, 30 de octubre de 2007

Constituyente Q.E.P.D.

Una Nava, el otro Cava. En las Costas Podemos, con nuestro Marinkovic, dijeron y bueno, ahí está.
Sus manos preparan el estuco que pondrán en la sepultura.
Constituyente: Q.E.P.D.

Los bolivianos estamos de duelo. Algunos lo sentimos más que otros. "Pero si ayer no más yo marché por ella", decimos algunos, consternados.
"La secuestraron, la maltrataron y, finalmente, la mandaron a Oruro", dicen los periodistas de crónica roja, paradójicamente, los únicos que informan la verdad en este tema.
"Tan bonita, tan chiquita", cantan los villeros, en medio de llantos embriagados.
"Yo no fui", responden los de la vista gorda, en un karaoke cruceño.
Mente afiebrada por el dolor. No hay espacio para la resignación.
Los minutos pasan, y no hay señales de recuperación.
Existe un equipo de médicos residentes, inexpertos, dándole respiración artificial en la sala de terapia intensiva de la Vicepresidencia.
Afuera estamos unos cuantos, que nos resistimos a vestirnos de negro. Quizá si le damos nuestro apoyo, si salimos a las calles a demandar que siga viviendo, se recupere del coma.
No, mejor no. Mejor recurrimos a la medicina tradicional.
Compañeros indígenas, los necesitamos, sólo ustedes podrán otorgar el aliento de vida necesario a esta niña.

lunes, 29 de octubre de 2007

Intrascendencias vitales

Chalito metió a su figurita de la lápida sorpresa en una bolsa de botellas de singani. Cuando nos dimos cuenta, él y su hermana estaban a punto de cortar la bolsa, cosa que evitamos a los gritos su papá y yo. Nos miró con cara de desesperación, pero vio que no cederíamos. Entonces dejó la tijera a un lado y se fue rezongando a su cuarto. Su papá le dijo que él sacaría el juguete, cuando tuviera tiempo. Otra vez ojos angustiados, esta vez con algo de bronca. “Yo voy a sacar mi serpiente”, nos amenazó y ni corto ni perezoso apareció con una lanita blanca, que empezó a meter a la bolsa. ¿Me lo como a besos? Pensé. No, mejor se lo saco yo. Rescatamos la serpiente.
El domingo, Nata y Chalo van con la familia a almorzar. Los dos con sus juguetitos de la lápida sorpresa. Chalo lo mete al florero. Lo sacamos. Lo mete después al panero. Lo sacamos. “Lo vas a perder”, le advertimos. La última vez que lo vimos, el juguete estaba en el borde de su plato. El mesero levanta todo en la mesa, incluido el plato y, por supuesto, el juguete. Chalo llora. Entra a la cocina, cientos de platos. El juguete se ha perdido. Chalo sigue llorando. No hay nada que hacer. “Ustedes deben estar agarrando mi juguete”, nos acusa. “No”, le respondemos. Vuelve a llorar. El juguete no existe más. Chalo llora desconsolado. El corazón de su mamá se abate en la duda: ¿Le enseñamos la lección o solucionamos todo comprándole otra lápida sorpresa? ¿Qué harían ustedes?

domingo, 28 de octubre de 2007

Preguntita

"Actualmente, la vida es más fácil. Antes los llevábamos al parque. Ahora al Internet"
(Sabiduría de Roboré)
Pdta. Si no fuera así no podría escribir esto, pero por qué me siento así, no sé..

viernes, 26 de octubre de 2007

El paco

Reunión el lunes. Preparar propuesta. I. tiene que hacerla, pero no me llama. A. me escribe, debo viajar la próxima semana, pero también me operan, ¿cómo hago? ¿Cuándo viajo? Bueno la subsiguiente semana, pero es mi cumpleaños ¿otra vez lejos de mis hijos? No, no se puede. Entonces tiene que ser esta semana, no hay otra. Pero hay que hacer las propuestas de diseño para las publicaciones. ¿Cómo me divido? Tendrá que venir mi mamá. ¿Y si agarro a todos y me los llevo a Uyuni? Bestia. No hay plata para la operación y va a haber para ese viajecito. No sea bruta, oiga. Pero no sería mala idea ¿no? Pss, la verdad, no. Viene Halloween, qué cosa más odiosa, ésa, la de prestarse festividades. ¿Y si los llevo mejor al cementerio y después a la fiesta de las Ñatitas? Me sentiría mejor yo, ¿no ve? Pero no, pss, ellos quieren su Halloween y encima se compraron sus Lápidas sorpresa, para el pinche juguetito ése. Me dio risa, realmente un pinche juguetito y seis pesos, la tontería. Uy, me olvidé. La prince tiene mañana su examen final. Son las siete menos veinte. Debo coserle una falta plisada fucsia. ¿Y ahora? ¿No tendré alguna falda fucsia? Qué voy a tener si odio ese color. Comprar no más. ¿Y la máquina de coser? ¿Y si no funciona? Ya sé, la pego con Isocola, pues. Si es para un ratito. Pucha, ¡siete menos cuarto! Y no hay nada de la propuesta. ¿Qué hago? ¿Cómo era que se hacían las faldas plisadas? Un rectángulo largo, la pretina y luego, bueno a lo que sea va a tener que ser. Gracias abuelita, por enseñarme a coser. ¿Qué estaría haciendo ahora sino fuera por ti? Mi mamá me diría "eso te pasa por hacer las cosas a última hora". Bueno, también tiene razón ¿no?
Oye, ¿y el enano? Tiene también examen. ¿Era un clarinete, no?. Hilda, ¿es un clarinete? ¿Y de dónde $%&%$*&%$ saco a esta hora un clarinete?. Tereteretetete. Y vestido “de payasito”. Como si no fuera ya lo suficientemente payaso, encima me lo disfrazan. Siete menos diez. Uyuni, la propuesta. Claro, puede ser Siglo XX y Catavi también, pero serían más días. ¿Y si me indispongo? No ps, no queda otra, son cinco publicaciones, además del taller. Esta semana tiene que ser. ¿Y ahora qué hago? Se van a cerrar las tiendas de tela. Estas profesoras, como si la que tuviera que dar examen fuera yo. ¿Por qué no me casé con un hombre rico que me mantenga? Así hubiera estado en mi casa, al lado de mi perrito Fifí, o mejor arreglándome el cabello, ¡pucha que está feo! Ya, a ver, ubíquese. Qué hago primero. La tela tiene que ser. Voy a tener que volver después de comprarla. O sea mala noche, cosiendo falditas plisadas y haciendo pelucas de payaso. ¿Y Evo Pueblo? ¿No quedé en que iba a ir? Pero a noche, tendría que ser. No, no voy a poder. Ni modo, tendrá que ser mañana, no más. Pero los chicos tienen dos cumpleaños. ¿Y de que irán disfrazados al del domingo? ¿Por qué todos los cumpleaños son fiestas de disfraces últimamente? Las siete. Yap. Las tiendas cerradas. Si no voy ahora, no llego. No llego. ¿Y la propuesta?
¡Auxiliooooo! ¡Necesito un semáforo para mis pensamientos! No mejor un barita, ¿o es varita? Bueno, si es varita, entonces que sea mágica. Éso es lo que necesito.

Foto de www.eldiariony.com

jueves, 25 de octubre de 2007

Huellas de mi paso por la vida

¿Quién es una verdadera compañera?

- La que te mira a los ojos, se toca el mentón y te suelta la franqueza en cuatro palabras.
- La valiente madre, que saca a su hija adelante sola, sin depender de nadie.
- La que trabaja, se esfuerza y lo logra, diariamente.
- La que ríe, echando la cabeza para atrás, con una amplia carcajada.
- La que llora, siempre para adentro y sin que sus ojos derramen una lágrima, salvo cuando es inevitable, o sea una vez cada década, más o menos.
- La que militó conmigo, hizo huelgas de hambre conmigo, bloqueó calles conmigo, tiró piedras conmigo y todavía sigue ahí, conmigo.
- Y también la que, el 22 de enero de 2006, estuvo conmigo, apretujadas las dos, festejando el cambio y llorando, sí, porque creímos que nuestra lucha revolucionaria, las gasificaciones, las huelgas, las marchas, el periodismo, eran una inversión cuyos frutos sólo disfrutarían nuestros hijos o quizá nuestros nietos, pero los estábamos viendo allí, en la Plaza de los Héroes, sin poder creerlo.
- La que, el día del estado de sitio que decretó Goni para imponernos la capitalización, estaba conmigo, tomando ron, extranjeras del mundo y del universo, mientras su esposo la buscaba por todas las prisiones y retenes policiales.
- La que, ignorante de todo, inventó una historia fantástica y chilindrinesca, diciendo que estaba cubriendo el estado de sitio y que a eso se debía su demora, hasta que su esposo le dijo "a partir de hoy somos sólo amigos".
- La que, con esa aventura, nos da tela para reír incluso veinte años después, al preguntarle ¿Cómo está tu amigo?
- La que fue encerrada en un círculo rojo en una foto que le fue expuesta a su padre, militar.
- La que pedía un peso prestado, como yo y todo nuestro grupo, para reunir, peso a peso, el monto para unas seis cervezas en el Chuquisaca.
- La que me golpeó y también recibió, en el puesto de los dulces de la Universidad.
- La que con todo el amor preparó el ajuar para su Alejandra, sin saber que la iba a perder.
- La que concibió a su Gabriela y luchó, dispuesta a vencer la batalla y lo consiguió.
- ¡La que se fue a Santa Cruz! Triste como yo, decepcionada como yo, pero dispuesta, como yo, a enfrentar el más fascinante viaje hacia nosotras mismas.
- La que, al conocer a mi compañero, vaticinó infausta, que él sería mi marido.
- La que hoy, veinte años después, sigue siendo mi amiga.
Sí, ésa sí es una verdadera compañera y hoy está de cumpleaños, así que muchas felicidades, Sil y que la vida te dé lo que mereces y mucho más.(Y a mí que me dé el privilegio de seguir siendo tu amiga, ya?)

miércoles, 24 de octubre de 2007

El regalo más atesorado

Dicen que Dios cría a los escorpiones y ellos, solitos, se juntan. Y debe ser verdad, porque muchos de mis amigos son escorpiones como yo. Lo son también, mi compañero y mi hija. Y el mejor amigo de mi compañero y mi mejor amiga. Y aunque somos el signo más temido del zodiaco y yo no creo un ápice en las predicciones astrológicas ni en los horóscopos, sí sé que cuando alguien me dice que es Escorpión, mi corazón da un vuelquito.
Y que cuando era soltera, mi cumpleaños era un acontecimiento. Mis compañeros de la Universidad me acostumbraron a festejar “la víspera”. Aparecían varios en mi casa sin avisarme, y comenzaba la celebración. A veces yo ni siquiera estaba, pero la fiesta se realizaba igual.
Una vez, incluso, había tanta gente en mi casa, que al día siguiente parecía que habíamos sobrevivido a un terremoto. El tanque del baño roto. El piso hecho añicos. ¡Hasta huellas de zapatos en el techo había! Y como nada daba abasto a esa marabunta, aparecían cajas y cajas de cerveza que mis “invitados” se compraban, para aprovechar la música y el local, o sea mi casa.
La cosa cambió un poco cuando conocí a mi compañero. Ese cumpleaños fue el único en mi vida en el que me iban a dar una serenata, pero justo a la misma hora se me ocurrió limpiar el balcón y arruiné la sorpresa. No hubo serenata, pero sí hubo guitarreada.
Y bueno, hace ya una década de eso. Desde entonces, nunca más festejé mi cumpleaños en el día y se institucionalizó la “víspera”, que es el día que cae al medio del cumpleaños de mi compañero y del mío.
El más triste/feliz de mis cumpleaños, sin embargo, fue el del año pasado. Los amigos aparecieron el sábado porque yo debía partir hacia la marcha indígena. Y me pasé la víspera viajando, para llegar, en la madrugada del día en que nací, a Chimoré. De ahí, debía llegar a Ivirgarzama, pero paré a desayunar. En el snack en el que estaba había un televisor y, como no podía ser de otra manera, estaba anclado en Unitel.
De pronto la frase retumbó en mi cabeza: “Embistieron a la Marcha Indígena”, decía el titular. Un conductor, aparentemente dormido al volante, se había llevado encima a once marchistas. Uno murió en el acto. Otra estaba al borde de la muerte. Salí corriendo, sin pensar. Abordé la primera flota que pude y llegué a Ivirgarzama. Allí encontré un compañero Ayoreo, “venga, venga, doctora”, me dijo y corrimos al hospital. Allí encontré a los heridos y lloré con ellos. Y no dejamos de llorar hasta que llegó la columna central. Y seguimos llorando, cuando trajeron al conductor. Y se hizo de noche, y volvimos a llorar, cuando la segunda compañera dejó de resistir. Y después también, durante todo el velorio.
Había pasado mi cumpleaños. Después de dormir unas cuantas horas, me desperté sintiendo todavía el dolor, un dolor que se despejó de a poco, cuando me vi entre ellos. Caí en cuenta entonces, de que la vida me había dado el mejor regalo. Me dio la oportunidad de pasar mi cumpleaños compartiendo el sufrimiento de los seres a quienes me debo y eso, para mí, no tiene precio.

Felicidades

Me dobla en tamaño y generalmente no me escucha. Se enoja como un niño y abraza exactamente igual. Le encantan los autos, aunque en ninguno cabe. Dice las cosas de frente, aunque eso le traiga problemas. Si es necesario, pone el pellejo por lo que cree. Defiende sus convicciones, a capa y espada. Es la utopía hecha carne. Es mi jefe, mi consejero y, a veces, sobre todo cuando habla de los indígenas, mi conciencia.
Pero por sobre todas las cosas, es mi amigo.
Feliz cumpleaños, a la distancia.

A mi sombra


Ya sé que crees que determinas mi vida
Que piensas que si depende de ti, caeré en desgracia
Que te has propuesto obstaculizarme en todo
Aparecer, omnipotente, en todas partes
Evitar, a toda costa, que asuma los cargos que gracias a dios no busco,
Y me ofrecen

Te amargas la vida diariamente, vigilando mis pasos
Escuchando mis conversaciones
Inventando cosas que luego no puedes comprobar

Ya sé que no tuviste escrúpulos,
Ni siquiera cuando estuve enferma
Creíste que mi infarto era tu oportunidad
Y mira, el daño te fue devuelto, con creces,
Pero no escarmientas

Ya sé que te rasgas las vestiduras cada vez que me nombran
Que te mueres de envidia cuando me convocan
Que quisieras compartir algo de mi luz, pero no puedes

Sé que lo has trastocado todo
Intentando encontrar algo que me incrimine
Que has seguido mis huellas
Intentando hablar con mis amigos, que son luminosos como yo
Y no has podido
Porque circulas injurias, pero no te creen

Es que dejas de existir cuando te acercas, querida sombra
Apenas te aproximas a la luz, tú te disuelves
Porque lo tuyo son las tinieblas
Y yo habito en el reino de la luz

Y aunque busques mi basura
y encuentres coyunturales cómplices
Aunque en tu reino exista más gente como tú
Amigos como son, de camarillas

Aunque intentes una, y otra, y otra vez
Llevarte esos trofeos, que repito,
Yo no espero,
Aunque insistas en pensar que eres mejor que yo
Y se te vaya la vida pretendiendo demostrarlo
Sin darte por vencida, a pesar de las derrotas
Te digo amigablemente, querida sombra
Que dejes de echar tu inmundicia en mis trayectos
Porque de nada sirve

Una, y otra, y otra vez
Me ofrecerán lo que ambicionas
Porque entre tú y yo
Existe una gran diferencia
Yo lo merezco a pesar de tus deseos

Me bendicen diariamente
Y tengo un estandarte que tú jamás conocerás
Ésos son los trofeos que yo quiero
No las migajas por las que tú peleas

Habito en la luz, te lo digo nuevamente
Y ese en ese reino se cuida el derecho de admisión

No podrás conmigo
Porque no hago daño
Porque vivo mi vida
Con la conciencia tranquila
Y duermo en las noches feliz
Al lado de mis hijos
Y el balance es positivo
Al final de cada año
De cada día, cada hora

Y en cada esquina encontrarás
Un amigo mío que te enfrente
Una persona que me defienda
Y me recuerde con cariño

Porque la luz del sol ilumina mi cara diariamente
Porque escribo, de frente y para el mundo
Porque lucho, como lo he hecho siempre
Defendiendo este proceso al que tú te subiste a última hora
Pensando que gracias al Estado mejorarías tus ingresos

Qué equivocada estabas, querida sombra
Yo sigo aquí, nada ha cambiado sino para bien
En mi caso
Tengo un gran trabajo
Y periódicamente me aumentan el sueldo
Tú sigues viviendo en la sombra, mira,
Y te sobra ese tiempo que malgastas conmigo

Sigue así, querida
Y que coseches diariamente, de a poquito
Todo lo que siembras
Absolutamente todo
Que al final, como ahora
Tú seguirás en la sombra

Mientras que a mí me volverán a llamar
Y me volverán a convocar
A pesar tuyo
Que lo disfrutes, querida sombra
Que yo disfruto, cada día más, de mis grandes maestros

Y estoy aquí, intacta, mírame
Ni un rasguño,
Ilesa a pesar de tus siniestros
Tal vez hasta compadeciéndote
Porque debe ser difícil tener una rival
Que ni siquiera te conoce

viernes, 19 de octubre de 2007

Me acabo de enterar de un gran debate, en el que aparentemente participaron casi todos los blogueros ¡y yo me lo perdí!
Y como no me gusta quedarme con las cosas en el tintero, voy a decir mi palabra.
El debate gira en torno al desafortunado spot trucado de la Prefectura de Santa Cruz, en el que se escucha una voz muy parecida a la de Piero. En este caso, hace unos días, reproduje el artículo de mi amigo –creo yo uno de los pocos buenos periodistas que todavía nos hacen creer en el oficio- Richard Sánchez.
Pues bien, basándose en argumentos como "se hace siempre y en todo el mundo", o "no es plagio, es imitación" y finalmente "yo no fui, fue Teté", o "no es para tanto", el debate se encendió de un modo tan sabroso que seguramente dará mucho todavía de qué hablar.
Hasta donde sé, el spot ya se dejó de emitir. Por suerte y para menor vergüenza ajena. Quienes defienden el spot podrán decir lo que quieran, incluida la inescrupulosa frase de "en la guerra todo vale", pero lo que no podrán es, precisamente, ocultar la mala intención, el haber querido engañar a la gente haciéndole creer que era Piero, cuando no era. Eso, les quedará por siempre. A la Prefectura cruceña, que nos acostumbró ya a sus desvergonzadas bravuconadas, y a sus funcionarios, esa pléyade de gente que recibe las migajas del gran banquete logiero cotidiano.
Y, en realidad, sin recurrir al maniqueísmo, puedo expresar con orgullo que si me piden que haga algo que está mal –como falsear la voz de un cantante para convencer a incautos- no lo hago Y PUNTO. Porque mis principios no me lo permiten. Porque no está bien. Porque no se debe hacer. Porque soy boliviana y me respeto. Porque no ensucio mi prestigio por lentejas.
Y, finalmente, porque creo firmemente que quienes defienden a los corruptos, quienes creen que defender la autonomía es cerrar los ojos ante el pillerío y justificar como una travesura de niño hechos como éste y otros muchos, deberían revisar su escala de valores antes de perderse, porque parece que la tienen invertida.
No, no, no, compañeros, no todo vale, no se hace siempre, no qué chistoso. No yo soy yo, y si quiero publico y tengo mi blog y mi blog es mío.
Para concluir: Según la Ley de Partidos Políticos y Agrupaciones Ciudadanas, las organizaciones políticas tienen dos funciones. Una, la de gobierno y otra, la educativa, que los obliga a promover y defender los valores éticos y morales de la sociedad (artículo 13, numeral 6), cosa que la Prefectura de Santa Cruz y sus funcionarios evidentemente, no hacen.
Ciudadano K, mis respetos. Es de grandes equivocarse, admitirlo y enmendarlo.
El debate en los comentarios del blog del Ciudadano K, en la entrada del 15 de octubre
http://culpinak.blogspot.com/2007_10_01_archive.html

Ilustración: vientos.files.wordpress.com

martes, 16 de octubre de 2007

Piero: "Imitaron mi voz para engañar a Santa Cruz"


Richard Sánchez Martínez/ LaÉpoca
Una semana antes y después del pasado 24 de septiembre, la Prefectura de Santa Cruz lanzó un spot televisivo, conocido como "El grito de la gente", para convocar a una marcha al pueblo cruceño con una canción que afirmaba que la autonomía es sinónimo de libertad, democracia y unidad. Según muchos –incluso lo afirmó el periódico La Razón– la cantaba el popular argentino Piero. Pero no es así.Se trató de un engaño muy bien montado por la maquinaria propagandística de la Prefectura que se ha convertido en una oposición política, suplantando la voz del cantautor argentino. Una mentira para hacer creer al pueblo cruceño que Piero, ese cantante comprometido con la libertad y los derechos de los que menos tienen desde las épocas de las dictaduras militares hasta ahora, estaba a favor de una autonomía que sólo pretende mantener el orden de la cosas que ha convertido a Bolivia en el país más pobre, concentrando las riquezas en manos de pocas familias.
El semanario La Época entrevistó vía teléfono a Piero, que se encontraba en su casa en el barrio de San Telmo, "a diez cuadras del Obelisco" en Buenos Aires, y dejó bien claras las cosas para que nadie se deje engañar por una "bajeza", la primera de esta calaña que le ocurre durante su carrera artística de más de 40 años.
¿Cuál fue tu primera impresión luego de ver y escuchar el spot?
Al escucharlo la primera impresión fue que la voz se parecía demasiado a la mía, era casi mía y me dije: "¿pero cuándo hice esto?, ¿fue en un sueño? ¿cómo pudo ser? ¿qué pasó, qué había tomado, o es un Alzheimer avanzado?". Hasta ahora me sigue alucinando el parecido de esa voz con la mía, me encantaría conocer al imitador porque es muy sutil su forma de cantar y de hacerlo. Tengo mucha gente que me imita y que se parece a voz, pero a este nivel nunca.
¿Cuándo fue la primera vez que te enteraste de la existencia de este spot?Me enteré por las puteadas… y también por las decepciones que un montón de gente me hicieron llegar vía e-mail que escribía: "eh pibe, te vendiste al mejor postor", "eh, cuánto te pagaron" y un montón de cosas por el estilo que realmente me molestaron mucho porque no tiene nada que ver con mi vida y con mi forma de proceder. Además, todo el mundo sabe que yo, más allá de los problemas, sigo apoyando a Evo Morales y que quiero que le vaya bien. Me parece que es una treta de la contraparte para jugar con ese sentimiento. Son como 30 ó 40 e-mails de distintos lugares que me llegaron sobre este tema, el primero lo leí hace 15 días. ¿Se parece a tu tema Coplas de mi país?
Casi todos los e-mails que he recibido también coinciden en esa apreciación pero no se parece a "Coplas de mi país", puede tener el mismo clima que posee mi canción, pero mirá vos: si el propio Piero confunde su voz con la de ese spot, cualquier persona se va a confundir… hasta mi mamá se va a confundir.
¿Cuál sería el nombre de este caso "plagio", "piratería", "suplantación", teniendo en cuenta que en nuestro país se da por hecho que ese spot fue grabado por tu propia voz y así lo reflejó un medio escrito local como lo es La Razón?
La verdad no se me ocurre, pero de que es alevoso, malintencionado y elaborado con determinados propósitos, de eso no me cabe ninguna duda. Nos engañó a todos. Cumplieron su objetivo, ojo que no jugaron limpio, pero cumplieron su objetivo. No estoy seguro, pero por mi experiencia un tema debe tener ocho u 12 compases parecidos para que sea un plagio y en este caso sólo hay el clima, la atmósfera de "Coplas de mi país". Voy a analizar mejor el caso.
¿Cuál es este objetivo cumplido?
Es hacer creer que Piero está cantando en ese spot y que está apoyando una línea ideológica. Eso es obvio. Todo el mundo sabe que yo acompañé a Evo y lo sigo haciendo, antes de que fuera presidente, durante y yo estoy orgulloso de ser su amigo y estoy a su plena disposición.
¿Qué piensas hacer al respecto?
Hacer lo que estamos haciendo: aclarar a la gente, a la población que esa no es mi voz y que la gente "no coma vidrio" (que no se deje engañar). Son trampas que siempre se dan antes de algún evento, sean elecciones o una marcha, como en este caso. Es disfrazar una realidad. Y también quiero reafirmar mi posición de un total apoyo al proceso de cambio que se está dando en Bolivia. Cuando te das cuenta que no es plagio te quedas desactivado porque no hay una figura legal.
Pero más allá de no existir una figura legal ¿no se trata de un acto de mala fe porque juega con la credibilidad de un artista que engaña a la gente, a tus seguidores?
Yo no soy de hacer juicios y de meterme en todo eso, pero tampoco está dicho que no se pueda ganar. Al contrario, este caso está muy claro, habiendo incluso un diario que te dice que la canción la canto yo. Pero creo que en el campo moral, la figura sería "mala leche", una nueva figura. Porque también me enteré que la difundieron aún luego de la fecha de la marcha. ¿Con qué motivo la siguen poniendo, luego de ya haber concluido la marcha esa? Se dieron cuenta que el truco les funcionó y siguieron sacando "leche de la teta".
De seguro no es la primera vez que te imitan ¿cuántas veces te ha ocurrido durante tu carrera?
¿De esta forma? ¿A este nivel en el cual yo mismo creo que quien canta soy yo o que duda al momento de escuchar esa voz? Jamás. Es la primera vez. Lo que sí ocurrió es que tanto la derecha como la izquierda han usado canciones mías incluso en una misma campaña y casi nunca te piden permiso. Han usado "Coplas de mi pueblo", "Ojalá", "Para el pueblo"… porque hay algo así como una identificación de estas canciones, de mi voz con la gente, el pueblo se hizo dueño de estas canciones, y por eso se las usa tanto.
¿Pero algún caso de suplantación o imitación de voz?
Nunca, jamás. Si suplantaron mi voz, lo hicieron para ponerla a una canción mía, pero en este caso lo han de hecho de una forma muy bien elaborada, muy alevosa, pero muy bien hecha.
¿Cuál es el significado de "autonomía" que tú tienes en el contexto actual boliviano?
Yo creo que todas las provincias (departamentos) pueden llegar a ser autónomas pero en otro contexto, con otra maduración del proceso democrático y la oposición política va a usar cualquier medio para que la gente les crea. Además, la autonomía se la usa ahora, sólo en esta coyuntura, pero antes no se hablaba de eso. Al contrario, porque sencillamente quienes hoy sienten que están perdiendo el poder antes estaban del otro lado del mostrador, ejerciendo el poder.
¿Cómo percibes la situación actual boliviana, a partir de este caso?
La base de todo este caso es deslegitimizar al gobierno y no acatar la voz del pueblo, que para ellos es sólo una anécdota. Ellos quieren lo que siempre quisieron: tomaron al pueblo como un rehén, buscan cualquier motivo para oponerse y en vez de ser una oposición lógica y constructiva donde la estrella sea Bolivia plural y para todos y no la derecha ni la izquierda, están rayando en la bajeza con sus actos.
Si te hubiesen llamado para que pongas la voz a este spot ¿hubieras aceptado?
No, porque siempre que me llaman yo veo de dónde viene la propuesta y a qué está orientada. Por ejemplo, en el caso de Evo, cuando me llamó para acompañarlo en el cierre de campaña yo fui gratis y con mucho gusto. Me han llamado de otros países para otras campañas o cierres de campañas pagándome pero no acepté muchas veces. Más allá de los ofrecimientos, primero te ofrecen algo luego te mejoran la oferta para que vayas. No gracias. Yo tengo 60 años de coherencia y no voy a tirar la toalla ahora, por el contrario, me parece que Bolivia sigue teniendo una oportunidad maravillosa de reencausar su democracia y toda su historia social, toda su relegación de derechos… yo siempre lo digo, después de Haití, Bolivia es el país más robado, más castigado, más masacrado de toda Latinoamérica.

lunes, 15 de octubre de 2007

De galaxias paralelas

Enfrenté el fin de semana con el convencimiento de que todo iría bien. De que descansaría lo suficiente para empezar el lunes con energía. El sábado hice honores a una huésped que tenía en mi casa. Me levanté temprano para hacer el desayuno y, a eso de las tres de la tarde vino el primer anuncio: Un dolor profundo se instaló en mí.
Voy a la farmacia a que me pongan un Quetorol, digo. No vaya con los chicos, me responde. Y yo que pensaba que se pararía para acompañarme.
A la media hora estaba aliviada. Tengo que volver, me dice. Lo que usted no hace, lo tenemos que hacer los demás, reprocha. ¿¿?? Globito de diálogo en mi cabeza.
Vuelve, vamos a la Terminal. Llegamos a la casa. Duerme. A la hora despierta. Vamos a comprar mi celular, exige. No voy a ninguna parte, digo.
El domingo, otra vez temprano, a comprar llauchas calientes para el café de mis dos chiquititos. Malhumorada por el dolor, pero todavía optimista. Debo trabajar, suelta. Lavo la ropa de mis hijos, pobrecita percudida de tanta lavadora. Espero y espero a que me diga qué íbamos a almorzar y nada. El dolor arremete otra vez. A las cuatro de la tarde llamo y me cuelga el teléfono. A las cinco, vuelve. ¿Qué es el almuerzo? Pregunta. Mis hijos y yo nos miramos. Prefiero no responder. Como en mis atributos no está la dependencia, soluciono el problema. Cojo a mis hijos y les digo que vamos los tres a tomar helados. Antes de salir, los llama. Coman, les ordena. Pollo y lechón en la mesa.
Mis hijos y yo salimos. Volvemos a las ocho con dos puntabolas de Halloween y el dolor vuelve a punzarme.
Pongo una jarra de te de tilo en mi mesa de noche y la tomo en vez de la Coca Cola de siempre. A esta altura ya sabía que había infección de por medio, así que me automedico amoxicilina. La fiebre baja, pero no el dolor. El tilo hace efecto. “Un nuevo hábito que incluir”, pienso. Duermo. Despierto a las tres de la mañana. La cita con el doctor es recién a las diez del lunes. Faltan siete horas, vuelvo a dormir. Una hora después, otra vez despierta. Tilo de nuevo. Seis de la mañana, mejor me levanto. Aprovecho y cocino para mis hijos. Así le doy tiempo a Hilda para planchar. El dolor vuelve. Las diez, el médico, la fiebre, la mala noticia. Nueva cirugía en el horizonte.
Lloro. Mi mamá llama de Cochabamba preocupada. Llego a la oficina. Lloro otra vez. Trabajo. Es la una menos cuarto. Voy a almorzar. Estoy sentada en la mesa. Miro alrededor. Ni un cómo estás. Ni siquiera ¿estás mejor?
Sonrío.
Mejor me quedo en mi galaxia.
Foto de www.geocities.com

Crash!

¿Usted es casada o soltera? Le preguntaron. "Soltera", respondió ella, y en su cerebro retumbó el rotundo "No le podemos dar la visa".
Ruido, vidrios rotos, ruido mal nacido, ruido, qué me has hecho, tanto ruido y al final, por fin el fin.
El fin de miles de sueños. Ayudar a sus papás, vivir en otro país, sí, en ése, el del norte. Crecer, estar mejor. Creer que tiene un futuro. Que su vida no se acabará aquí, en la pobreza, en los mil bolivianos que gana mensualmente.
Yo la vi llorar y no sabía qué decirle. Sólo esbocé un no te preocupes, todo va a estar bien y las trilladas frases de siempre: Cuando una puerta se cierra otras se abren, lo que está para ti, está no más y lo que no, no. Tranquila, tranquila.
Levantó la vista entonces y vi la impotencia en cuerpo de mujer.
"Qué sabes tú", habrá pensado. "Y ahora qué hago", se habrá dicho a sí misma.
Y ahí estábamos las dos. Con nuestra rabia a cuestas. Ella, renegando de su mala suerte. Yo, de estos soberbios que no quieren entender que sin nosotros estarían limpiando retretes.
¿Alguien tiene dos curitas?

Foto de elbulin2.mforos.com

viernes, 12 de octubre de 2007

La última

Mi hijo me habla en inglés ¿Qué hice mal?
Hello, mom, me dice. Y a su hermana la ataca la risa.
Yes, of course, asegura, y yo digo dónde $%&/)¿*% aprendió?
Jilata naka, lo desafío. I don’t know, responde y, levantando los hombros, se va.
Le importo un sorete a este chango, pienso.

¿Se nota que es viernes?


Como me dio por actualizar publicando un torrente de entradas, y como mi amiga Tweene me mandó este test y se lo debo hace tiempo, me doy la libertad de alivianar un poco el contenido de este blog, con el permiso de l@s profund@s que esperan encontrar aquí sólo cosas políticas (soy de carne y hueso, oye), aquí voy:
- Coge el libro más cercano, ve a la página 18 y transcribe la 4º línea.
La economía campesina desarrolla su proceso productivo de manera que le permita obtener un cierto volumen de bienes.
(Qué feo e irreal suena eso, pero juro que el libro dice eso en la cuarta línea de la página 18).
- ¿Cuál fue la última cosa que viste en la TV?
Ally McBeal, anoche en Fox Life.
- A parte del ruido del ordenador, ¿qué oyes?
Penélope, en versión de Miguel Ríos (justo hoy me enviaron un mail que decía que ya estaba vieja, cualquiera les daría la razón con estas respuestas, pero no es cierto, juro que no es ciertooooo)
- ¿Cuando saliste por ultima vez, qué has hecho?
Dejar a mis dos hijos en el colegio.
- ¿Qué llevas encima en este momento?
Una chamarra negra de jean.
- ¿Cuándo te reíste por ultima vez?
Hace un ratito, cuando leí esto en un blog:
Tengo los dos hombros fracturados cada uno en un accidente más ridículo que el otro, el derecho por culpa de un caballo desbocado que me lanzó de frente al único árbol en 100 metros a la redonda.
- ¿Qué hay en la pared de la habitación en donde estás?
Tres horrorosos afiches.
- ¿Has visto algo extraño hoy?
En pleno bloqueo de jubilados en la Mariscal Santa Cruz, una chica hizo parar a un trufi y un muchacho corrió, la empujó y logró subirse. Qué poco caballero, dirán. Lo extraño fue que la chica se dio vuelta y un pasajero bajó del trufi, que se fue con un asiento vacío.
- ¿Cuál es la última película que viste?
Jajajaja. Una de la crucifixión de Cristo, también anoche, en un canal cristiano. Yo tampoco entiendo.
- Si esta noche te conviertes en multimillonaria, ¿cual sería la primera cosa que comprarías?
Una hermosa casa.
- Dinos algo que todavía no sepamos
Hice una fiesta el sábado, jijijij
- ¿Te gusta bailar?
Sip.
- ¿Cuál sería el nombre que elegirías para tu niña?
Natalia.
- ¿Cuál sería el nombre que elegirías para tu niño?
Gonzalo y, si tuviera otro, Santiago.
- ¿Te has planteado vivir en el extranjero?
Sí, estoy preparándome para el exilio de la Nación Camba.
- ¿Qué te gustaría que Dios te dijera al cruzar las puertas del paraíso?
No hay nadies (acabo de volverme a reír).

Hasta siempre, Comandante...

Queridos viejos:
Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.
Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.
Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más conciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.
Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco, pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo. Los he querido mucho, sólo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá unas piernas flaccidas y unos pulmones cansados. Lo haré.
Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes.
Ernesto
Texto y foto copiados de Kaos, año 4 Nº.37

Homenaje a la premonición


"...Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se los ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, en un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, afincando sus garfios en las tierras que les pertenecen y defendiéndolas con sus vidas; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas, sus consignas; haciéndolas correr en el viento, por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola, ya no parará más".

Ernesto Che Guevara



Aunque tarde, tenía que hacerlo

Tengo que presentar una propuesta para hacer efectivo un sueño que nunca soñé pero está a punto de cumplirse. Tengo que recordar lo que sucedió en febrero y octubre de 2003 y en junio y diciembre de 2005. Y después recordar los porcentajes. También tengo que analizar los cuatro tipos de autonomía que acordaron los partidos sin consultar con nadie. Y reelaborar mi agenda para programar un viaje a Trinidad. Tengo que olvidarme del encanto de Juan Carlos Urenda y su defensa intachable de la indefendible autonomía de la oligarquía. Tengo que limpiar el campamento y comprar un cuaderno nuevo para mi estrella. Tengo que hacer todo esto y muchas cosas más que no me acuerdo, pero no puedo.
No puedo porque la semana pasada estuve en Santa Cruz y hasta hoy tengo el pecho silbando. Y si, La de la casa nueva, tengo las plantas de los pies amarillas y mi cuerpo todavía huele a anticucho. Tengo una congestión pulmonar por la criminalidad de los chaqueos. Escribo una frase y resoplo. Termino un párrafo y me duele la cabeza. Intento ordenar mis ideas pero los pulmones se rebelan. Enciendo un pucho y toso. Tan débil estoy? Me pregunto. Hasta la necia es pregunta, me respondo. Y sí, Toborochi, estuve en la primera manifestación de la imaginación al poder. Y quise que me regalaran un barbijo pero no conocía a nadie. Y eso que los busqué en los ojos rojos de los niños, en las infecciones respiratorias de los ancianos. En la niebla del aeropuerto. En el humo criminal, repito, pero no los encontré. Así que tenía que hacerlo. Tenía que tomarme un poco de tiempo para decir junto a ustedes: alguien debe parar estas cosas, se suponía que Santa Cruz era el cielo más puro de América, no?
Bueno, ahora tengo que hacer otras cosas…pero no puedo.
Editado para aclarar que esta entrada fue redactada el pasado lunes.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Del fracaso de una tesis

El año 2005, Alvaro García Linera difundía una tesis denominada “el empate catastrófico”, según la cual Bolivia se encontraba en una coyuntura en la que la clase dominante había perdido respaldo social y legitimidad y por lo tanto, capacidad para continuar gobernando a pesar de poseer un proyecto político, frente a las grandes mayorías nacionales que, en cambio, habían logrado articularse en grandes movilizaciones populares y callejeras, pero tenían su mayor debilidad en la carencia de un proyecto político.
Ya en el gobierno, García Linera afirmó que el “empate catastrófico” es una situación en la que “lo nuevo no puede nacer y lo viejo no puede morir”. Dijo además, en una amplia entrevista difundida por Nueva Sociedad y citada textualmente por Econoticias el 30 de agosto pasado, que el “empate catastrófico” sólo podría resolverse de tres maneras: que el sector emergente desplace directamente, mediante cualquier medio posible, al bloque anterior; que el bloque de poder antiguo logre derrotar, contener, cooptar o aplastar al bloque emergente o, finalmente, que entre ambos se logre redistribuir el poder.
“Como gobierno hemos optado por la tercera opción. Apostamos a un proceso de redistribución pactada del poder con un nuevo núcleo articulador: el movimiento indígena”, reveló el Vicepresidente en esa entrevista.
Quedó así confirmada su vocación concertadora con el agropoder en oriente y con las fuerzas conservadoras al interior de la Asamblea Constituyente, cristalizada desde la aprobación misma de la Ley Especial de Convocatoria al cónclave.
Pero, como dice la cabecera de este blog, la vida es lo que sucede mientras nos empeñamos en hacer otros planes. Ni siquiera el ofrecimiento de una redistribución pactada del poder logró convencer a la miope oligarquía. ¿Por qué será?
El rumor de que la Asamblea Constituyente ya ha sido desahuciada y está preparándose para su exhalación final ya ha ganado todos los espacios, desde los cafés hasta los taxis y minibuses. Si hasta parece que sólo los periodistas que trabajan en los medios masivos de comunicación no fueron informados. A excepción del Semanario Pulso, que esta semana dedicó varias páginas al tema.
Ya no es Evo 2008, es Evo 2010, dicen algunos masistas. Reforma constitucional vía Congreso, dicen oficialistas y opositores. “Volvió el empate catastrófico”, dicen algunos analistas, como Pablo Stefanoni, en uno de los artículos de Pulso.
Estamos en un callejón sin salida, con la Asamblea Constituyente entrampada en algo tan surrealista como la capitalía. ¡Es que se nos cae la cara de vergüenza! Ojalá estuviera entrampada por algún tema trascendental, como los mecanismos de reversión de la tierra, o la definición de la extensión del latifundio. Quizá algo más económico o el destierro constitucional de cualquier posibilidad de enajenación de nuestros recursos naturales. O el cambio de modelo económico. Por ahí podríamos discutir si nos volvemos o no musulmanes, o si despenalizamos el aborto. Aunque sea, podríamos empantanarnos en las competencias de los regímenes autonómicos.
Pero ése es otro tema. Volviendo a la tesis vicepresidencial, si ni siquiera el ofrecimiento de un poder pactado y compartido logra convencer a la oligarquía, entonces qué la convencerá?
¿No será hora de repensar la tesis?
Me explico. García Linera rescató parcialmente un concepto de Gramsci, precisamente el del empate catastrófico de clases.
Digo parcialmente, porque lo que para Gramsci era el empate catastrófico, para Lenin, Trotsky y Marx era la “dualidad de poderes” y para René Zavaleta era “el momento constitutivo”. Y aquello de que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer, en ningún momento remitía, según el pensamiento de los grandes teóricos del marxismo, a una tercera opción, en la que lo viejo que no acaba de morir convive moribundo con el recién nacido. Es decir, o lo viejo sobrevive o lo nuevo termina de nacer.
Por eso mismo, la dualidad de poderes es una situación eminentemente transitoria. Parafraseando la teoría, en Bolivia hay dos poderes contrapuestos: el de la oligarquía con su modelo autonómico que pretende perpetuar sus privilegios y el de las organizaciones sociales, que pretende sepultar a esos privilegios.
Para algunos, la Asamblea Constituyente iba a ser el único y último escenario democrático posible para resolver nuestras diferencias pacíficamente. Para otros, era el escenario en el que íbamos a poder refundar Bolivia, haciendo de éste un país más equitativo y solidario, por eso era importante en el proceso de cambio. Para los menos, iba a ser el escenario en el que se iban a formalizar las victorias conseguidas en las calles, en la Guerra del Agua, en las marchas indígenas, en febrero y octubre de 2003 y en junio y diciembre de 2005.
A esta altura, todas esas expectativas han sido rebasadas. La tercera opción terminó aumentando la esperanza de vida de lo viejo, terminó siendo un tónico reconstituyente.
Como enseña la historia, la situación de crisis, la dualidad de poderes, no podrá perdurar indefinidamente y tendrá que resolverse, a favor de la oligarquía o a favor de las organizaciones sociales.
Si las vitaminas que le otorgamos a la oligarquía hacen efecto, debemos olvidarnos de que, fortalecida, actúe con ética y moral. Nos ahogará en sangre y para eso ya está entrenando a los miembros de la Unión Juvenil Cruceñista.
Dice un entrañable amigo: el cambio no se hará sin la férrea resistencia de los afectados, caminando de la mano, en reuniones en el Parlamento o en negociaciones en Palacio de Gobierno. No se hará de a buenas, con consenso.
Por eso insisto en que la debilidad del MAS es la ausencia de hegemonía, por eso afirmo que la hegemonía es una necesidad histórica en este momento y manifiesto mi desacuerdo con quienes piensan que buscar hegemonía es ser antidemocrático. Por eso concuerdo con Stefanoni en que existe necesidad de trasformar la mayoría política-electoral en una nueva hegemonía de largo plazo. En que el Estado no es la síntesis de la voluntad general, sino correlación de fuerzas que es necesario construir.
Porque tengo el convencimiento de que la toma del poder es sólo el inicio del cambio y no es suficiente para garantizarlo.
Pero sobre todo, porque entiendo hegemonía no sólo como la dominación política y el control de todos los poderes de este Estado que se resiste a morir, sino esencialmente como la capacidad de las organizaciones sociales de ser la dirección intelectual y moral de amplios sectores de la sociedad, aspecto que, lamentablemente, su instrumento político está ignorando olímpicamente este último tiempo.

El artículo de Econoticias al que hago referencia se encuentra en la siguiente página web:
http://www.constituyentesoberana.org/3/destacados/otrosdest/mayo2007/290507_1.html
Vale la pena leerlo.