lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Alguien sabe de mí?


El último tramo de este año ha sido realmente muy difícil para mí. Después del viaje por las minas, me pidieron que acompañara al Relator Especial de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas en su gira por Bolivia.
Si después de las radios mineras había quedado totalmente cansada, la situación en la que estoy ahora no puede ser menos lamentable.
Y aunque la experiencia ha sido buena, terminé con el cuerpo destruido, pensando en cosas que hacer para poder recuperar la cordura, concentrarme e intentar continuar mi vida normalmente, después de casi veinte días de ausencias que terminaron echando por tierra todas mis rutinas.
Todavía me despierto y no sé bien dónde estoy ni dónde queda el baño. Mi estómago todavía espera comidita casera, a pesar de que ya cociné dos días. Y mi cabeza no termina de acostumbrarse a mis almohadas de siempre. No sé dónde están mis pijamas y tengo libros y hojas desparramados por todo mi cuarto.
El próximo viaje está pensado para la segunda quincena de diciembre y después, por fin, mi merecido descanso.
Mientras tanto, haré lo que tengo pendiente y terminaremos el video sobre la Constituyente. Ayer dormí prácticamente todo el día y hoy armaré el árbol de navidad en mi casita, a la que buena falta le hace saber que no ha sido abandonada, que fue sólo una pausa, que ya estamos aquí para atenderla y quererla como siempre.
Compré inciensos y estoy escuchando mi musiquita. Necesito encontrarme, me perdí en algún lugar entre Chimoré, Potosí y Riberalta. ¿Alguien sabe de mí?

Imagen de www.bligoo.com

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