Foto: Portal Erbol Noticias
El Gobierno parece no querer aprender de las lecciones del pasado reciente e insiste en enfrentar los conflictos con estrategias claramente equívocas. Eso es lo que sucedió con Potosí, que ayer, de manera sorprendente, demandó separarse del país y declararse federal.
Potosí fue y, esperemos, siga siéndolo, el crisol de la nacionalidad boliviana. Este departamento entregó sus pulmones, literalmente, para el desarrollo de nuestro país, y, en su generosidad, no demandó para su propio desarrollo nada más que lo estrictamente necesario.
Por ello es tan dolorosa la pobreza que aún hoy presentan regiones como Catavi, Llallagua y Siglo XX, aquellos centros mineros del esplendor de la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL) y del estaño, gracias a cuya explotación se desarrollaron las ciudades bolivianas, se construyeron carreteras y caminos de conexión con el oriente y se viabilizó la explotación de hidrocarburos.
Ahora, que Potosí reclama los proyectos que le permitirán su desarrollo, el Gobierno ignora el pasado que fue parte fundamental de su discurso para sustentar la necesidad de un cambio.
Alarma la miopía actual del Gobierno, la enajenación y el consentimiento en aplicar una receta que en el pasado reciente ya dio muestras de sus catastróficos resultados. Y esta estrategia es ignorar el conflicto y desentenderse de él hasta que éste estalla en virulentas muestras como la demanda de separación de Potosí de nuestro territorio.
Con evidente soberbia, los ministros minimizan los conflictos, se niegan a acudir a las zonas donde éstos se desarrollan y evitan el encuentro con las organizaciones sociales, como si éstas no fueran la base social que los sustentan y las primeras interesadas en defender el proceso de cambio.
El mismo Gobierno asegura que el problema es un disfraz de otros intereses y apunta hacia los partidarios del alcalde René Joaquino. Por lo tanto, trasciende la fachada del conflicto de límites con Oruro. Entonces, ¿por qué no ir a la región y explicar eso a las organizaciones o convocarlas a Palacio de Gobierno? ¿Por qué esperar, como se hizo en Caranavi, hasta que el conflicto cobre vidas? Ambas regiones, Potosí y Caranavi, votaron mayoritariamente por el Movimiento Al Socialismo (MAS), por lo tanto, se sienten con el derecho de exigir la presencia de las autoridades. Y la ciudadanía no conoce los entretelones ni los intereses que se juegan: ella interpreta que el Gobierno se niega a llegar a Potosí. ¿Será necesario que el Presidente Evo Morales llegue al país y convoque a los dirigentes de Potosí para resolver las cosas como lo hizo en Caranavi? Aparentemente sí. Lo peligroso es el cúmulo de heridas que estos procesos dejan antes de encontrar solución.
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