Un poco de maquillaje puede borrar las huellas del cansancio, es cierto, y en el caso de un post anterior, muy evidente. No obstante, en estos tiempos de siliconas, de cirugías, de liposucciones y de photoshop, hay algunas cosas que deberíamos conversar entre nosotr@s y con nuestr@s hij@s.
Hace algún tiempo, leí un artículo en una revista que titulaba algo así como El engaño de la talla 36. Supuestamente, el uso de la talla 36 significa el ideal de cuerpo femenino, pero un estudio comprobó que esta talla había rebajado en más de cinco centímetros en los últimos diez años. Es decir, la talla 36 de 1998 no es la misma talla 36 del año 2008.
Este tipo de argucias son la fuente de una presión cada vez mayor sobre l@s jóvenes y también parte del origen de transtornos alimenticios como la anorexia y la bulimia.
Quizá por ello, los parlamentos de países europeos están estudiando regular cosas como el uso del photoshop en publicidad y en anuncios retocados que muestran mujeres y hombres tan bellos que es imposible que sean naturales.
Una amiga mía que es enfermera especializada en Neurocirugía en el Hospital de la Mujer aquí en La Paz, me comentaba que en ese nosocomio existen al menos diez niños y niñas internados con problemas de anorexia. Estos pacientes están siendo obligados a comer por los médicos y su familia, pero aún así se ven a sí mismos gordos. Uno de ellos descubrió, por ejemplo, que tomar agua de la pila -sin hervir- le producía diarrea y era la manera solapada en la que él perdía el peso que ganaba con el esfuerzo de médicos, nutricionistas y familiares. Ese niño tiene diez años. Asusta ¿no?
Este video forma parte de una campaña iniciada por la compañía Dove, se los dejo para que lo compartan con sus seres queridos:
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