Mi razón me exige pronunciarme sobre varias cosas y seguramente le haré caso dentro de unos días. A su vez, mi cuerpo me exige descanso. Se acabó mi tolerancia, exclama. Pero como desde hace tiempo he decidido oír más al corazón, he decidido callar.
Mi silencio es un tributo a este pueblo.
Ya habrá tiempo de indignarse. Ya habrá tiempo de protestar. Ya habrá tiempo de conmoverse. Habrá tiempo, también, para llorar. Y cómo no, faltaba más, para reir, a carcajadas.
Mientras tanto, prefiero orar. No hacer nada más, sólo callar. No contribuir a la confrontación, sólo observar.
D.M.: No más muertos, no más enfrentamientos. No más improperios. No más racismo. No más incertidumbre. No más dolor. Por un tiempo con mejores días, que no se nos olvide que todos somos bolivianos.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Dani: Entre tantas y tantas voces diciendo lo mismo pero mirando en tan distintas direcciones, el silencio es la única arma para no perder la esperanza.
Fue lindo conocerte ayer!!!! Un enorme abrazo.
Capsulilla:
Para mí también fue lindo conocerte y conocer a los demás blogueros. La verdad es que fue totalmente inesperado, pero esas sorpresas son las que te alegran los días.
Esperemos entonces que nuestro silencio se convierta en fuerza para parar la violencia que amenaza al país.
Publicar un comentario