Anoche desperté a las tres de la mañana y comencé a pensar. Me sentí mal, porque sentí que estoy fuera de mi centro, que no me entiendo, que no sé lo que quiero.
Es cierto, estoy en un periodo de balance, evaluando todo lo que he hecho hasta ahora y cómo enfrenté mis relaciones afectivas, poniendo todo en las columnas del debe y del haber para ver de qué lado se inclina la balanza.
Siento que estoy sola. Que no puedo contar con el apoyo de mis amigos ni de mi familia y he decidido que es mejor no recurrir a ellos. Sólo la fuerza de mi espíritu podrá ayudarme a encontrar la solución, pero siento que he bajado los brazos y que no poseo la fuerza para seguir adelante. Tal vez me puse metas demasiado ambiciosas, como el individuo inexperto que se atreve a meter su cabeza en la boca de un león. He subestimado a mis adversarios y me he dejado vencer por mis propias debilidades. He llegado a pensar que estoy muy mal, psicológicamente mal, pasando por un período de gran pena y decepción, con una indiscutida insatisfacción con mi vida en la actualidad. Siento que todo está mal, quiero cambiarlo pero no sé cómo y estoy anclada en la queja.
Quizá deba encontrar reconciliarme con lo que ha sucedido. He cargado mi espíritu de dudas y preocupaciones que luego se tradujeron en una íntima indecisión y conflicto. Debo trabajar para identificar cada problema, encontrando caminos para alcanzar el equilibrio. Sólo así lograré que quienes quieren ayudarme, puedan hacerlo.
También pienso que debo prepararme para situaciones que impliquen el distanciamiento definitivo de algunas personas y organizarme para enfrentar los cambios que seguramente vendrán sin dudar de la justicia de mis decisiones.
En el fondo y optimista como soy, creo que el mensaje de esta etapa ha sido positivo, un tiempo ha llegado a su fin y un nuevo ciclo comienza, aunque es duro matar a la oruga para dejar que nazca la mariposa. Yo sé que todo cambio será para bien.
Hoy necesito prudencia, porque sé que llegará el tiempo de ver todo con mayor claridad. Debo comprender responsablemente este momento, tratando de evitar errores y comentarios desafortunados.
Mientras tanto, voy a intentar divertirme un poco, salir, disfrutar de la naturaleza y de las cosas que me hacen feliz.
Es cierto, estoy en un periodo de balance, evaluando todo lo que he hecho hasta ahora y cómo enfrenté mis relaciones afectivas, poniendo todo en las columnas del debe y del haber para ver de qué lado se inclina la balanza.
Siento que estoy sola. Que no puedo contar con el apoyo de mis amigos ni de mi familia y he decidido que es mejor no recurrir a ellos. Sólo la fuerza de mi espíritu podrá ayudarme a encontrar la solución, pero siento que he bajado los brazos y que no poseo la fuerza para seguir adelante. Tal vez me puse metas demasiado ambiciosas, como el individuo inexperto que se atreve a meter su cabeza en la boca de un león. He subestimado a mis adversarios y me he dejado vencer por mis propias debilidades. He llegado a pensar que estoy muy mal, psicológicamente mal, pasando por un período de gran pena y decepción, con una indiscutida insatisfacción con mi vida en la actualidad. Siento que todo está mal, quiero cambiarlo pero no sé cómo y estoy anclada en la queja.
Quizá deba encontrar reconciliarme con lo que ha sucedido. He cargado mi espíritu de dudas y preocupaciones que luego se tradujeron en una íntima indecisión y conflicto. Debo trabajar para identificar cada problema, encontrando caminos para alcanzar el equilibrio. Sólo así lograré que quienes quieren ayudarme, puedan hacerlo.
También pienso que debo prepararme para situaciones que impliquen el distanciamiento definitivo de algunas personas y organizarme para enfrentar los cambios que seguramente vendrán sin dudar de la justicia de mis decisiones.
En el fondo y optimista como soy, creo que el mensaje de esta etapa ha sido positivo, un tiempo ha llegado a su fin y un nuevo ciclo comienza, aunque es duro matar a la oruga para dejar que nazca la mariposa. Yo sé que todo cambio será para bien.
Hoy necesito prudencia, porque sé que llegará el tiempo de ver todo con mayor claridad. Debo comprender responsablemente este momento, tratando de evitar errores y comentarios desafortunados.
Mientras tanto, voy a intentar divertirme un poco, salir, disfrutar de la naturaleza y de las cosas que me hacen feliz.
1 comentario:
Mirá! un post gemelo! jé:
http://concienciobediencia.blogspot.com/2008/10/post.html
!Abrazo-quitapenas!
Si, es la circunstancia de vivir con el alma podrida
de ver muertos los sueños
de saber atrapado el mañana
de sentir el corazón que sangra a cada latido.
El tedio no tiene derecho a hacernos trizas
de partir nuestra vida en mil pedazos
ni de torturar cada pensamiento
o parir tristeza con tanta frecuencia
-de tanto caer se aprende a vivir en el suelo-
Y uno no sabe levantarse:
no se puede poner un pie en el piso
cuando el pus de los días frena nuestras piernas.
No se puede tomar un lápiz
cuando los ríos de mierda de la ciudad mutilan las manos
No se puede, siquiera, abrir los ojos
cuando la gente arde en desesperanza, y queman.
En suma
no se puede
-ojo en pie y lápiz en mano-
seguir.
La tristeza te ha tapado la boca
la nostalgia te ha tomado de rehén
el dolor te abofetea cada vez que lo intentas mirar de frente.
Pero,
no estarás sola,
¡nunca!
Alguien susurrará a tus espaldas:
aquí no esta permitido caer
prohibido doblegar
detenerse es morir
no claudicar
nunca
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