Después de casi dos meses de vacación autoimpuestaobligada, decidí volver a trabajar, pero esta vez en lo que me gusta y donde siento que aporto. Pensé que no iba a ser fácil encontrar trabajo especialmente por esta época del año, pero siempre he sostenido que tengo un ángel particular específicamente designado para encontrarme trabajo. Gracias a él, casi nunca estuve desempleada. Y ahora lo volví a convocar y, cómo no, acudió como de costumbre, todo solícito. Y me dio un trabajo que además me permitirá reconciliarme con ciertas cosas y personas, es decir, me dará la posibilidad de reivindicarme, reconocer mis errores, volver sobre mis pasos y recomponer una relación que me dolía haber perdido por todos los problemas -traición amistosa de por medio- que sucedieron este año.
Hoy dejé mi currículum. Empezaré los primeros días de diciembre con un contrato temporal que el próximo año se revisará para formalizarse si todo va bien.
Les cuento esto porque quería aprovechar para contarles una de las últimas abrileadas:
Yo: Hijitos, puede que esta Navidad no tengamos regalos.
Chalinet: Por?
Yo: Porque ustedes saben que la mamá no está trabajando, entonces no tendremos plata.
Abril: Ajá! No era que los regalos los traía Papa Noel?
Yo: Glup. Sí, pero hay que pagarles pues a sus enanos.
Abril: Hmmm, yo esa no me la creo. En realidad creo que les hemos pescado la mentira.
Mis hijos están creciendo...Snif.
2 comentarios:
Ningunos tribilines tus enanos jajajaja.
Como soy bastante Grinch ya el año pasado les dije a los míos que Papanoel NO EXISTÍA, al igual que el conejo de Pascua, pie grande y el Ratón Pérez. En un principio no me creyeron, pero ahora parece que ya porque el Rodri no escribió una carta a Papanoel con su lista de regalos, sino que mandó una copia de lo que quiere paras Navidad a todos sus parientes.
Un abrazote, Dani.
Otro querida Vania. Justo la siguiente entrada habla sobre un conejo de pascua.
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