lunes, 1 de junio de 2009

Adiós IV


La primera huelga de hambre que hice fue contra este señor, cuando yo era trotskista y él era rector de la Universidad. A esa huelga le debo la úlcera duodenal que me atormenta desde entonces. Pero la vida da vueltas y después de unos años, conocí a Guido Capra más de cerca y me cayó bien. A veces, ir por la vida sin jurar odio eterno a tus supuestos enemigos te permite superar el sectarismo y abrirte a conocer a personas con las que quizá no compartes ideales, pero sí buenas conversaciones. Él también se fue, en este mes de mayo que casi me deja sin maestros, sin poetas, sin amigos y sin conocidos.

4 comentarios:

Vania B. dijo...

¿Qué Mayo más triste, no hermana? De todos los adioses lo más rescatable: no jurar odio eterno a los supuestos enemigos. Por lo general nosotros somos los que nos creamos enemigos, sin darnos cuenta de que podemos aprender de absolutamente todas las personas, aunque no piensen igual que nosotros.

Un abrazote, como siempre conmovida por tus letras.

Daniela Otero dijo...

Compañera: Mayo fue un mes de adioses, algunos esperados, otros sorpresivos, pero adioses todos, al fin.
Espero el café hoy. Un abrazo.

Rebelde dijo...

Muy sentidos tus recientes adioses a gente que de alguna manera modeló una parte de nuestras vidas. Me adhiero, con tu permiso, a tus despedidas sinceras.

Saludos Rebeldes

Daniela Otero dijo...

La vida es eso, no Rebelde? la gente que está a nuestro alrededor siempre nos enseña algo.
Un abrazo