martes, 3 de agosto de 2010

Casi cotidiana


El viernes cerré una semana negra, con equivocación de amauta incluida. Me fui a una fiesta, para ahogar la metida de pata y el sábado, después de cerrar edición me fui a la entrada universitaria. Resultado de todos esos desmanes, el domingo estaba apaleada, pero ayer, definitivamente, no podía levantarme. Otra vez caí resfriada y a punta de antigripales logré trabajar a medias hoy. Estoy esperando mi tapa y después vuelvo a mi cama, no hay otra.

2 comentarios:

Vania B. dijo...

Mejorate che. Un abrazote.

Daniela Otero dijo...

Otro compañera. Y el café más o menos cuándo?