Recordé también que tenía una chompa roja larga, en realidad era un vestido que yo me ponía con un cinturón a la altura de la cadera. Yo la llamaba la chompa de los piropos y era el as debajo de mi manga para conquistar a algún galán.
Ahora los años pasaron y no tengo otro galán que conquistar que el Caballero. Pero cuando mi hijo, o el mismo Caballero me dicen qué bonita o qué bien te queda, la autoestima se me sube como espuma de cerveza de galón vacío.
Así que decidí volver a disfrutar de la moda, las carteras, los collares y los aretes.
Y registrar cómo me visto, porque pienso imprimir este blog y mirarlo cuando sea viejita junto a mis nietos. Voy a mostrarles cómo se vestía su abuelita cuando todavía era algo joven y guerrillera fashion, como dice Kitty. Éste es el vestidito que estrené ayer:
Sí, soy cursi y ñoña, pero prepárense, porque pondré mis tenidas preferidas cada vez que me las ponga. Total, la oferta de blogs se cuenta por millones.
Un abrazo.
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