viernes, 10 de agosto de 2007

La entrada triunfal de los Ponchos Rojos

Así llegó la gente al Aeropuerto El Trompillo, en tropel, con toda la familia. Miles de personas se dieron cita en ese lugar desde las seis de la mañana. A las diez, todo el trayecto de la parada militar estaba atiborrado de espectadores.
El aeropuerto se vistió de rojo, amarillo y verde, los colores de la bandera que, el 7 de agosto, fue más boliviana que nunca en Santa Cruz.
Se suponía que afuera estarían las comparsas carnavaleras, esperando a ver si se producía algún agravio a Santa Cruz. Se suponía que la gente no iba a salir de su casa, que haría vigilia puertas adentro. Se suponía que nadie iría a ver la parada militar. Se suponía que esto era una provocación. Se suponía que el Prefecto cruceño iba a irse si se sentía incómodo. Se suponía que podía haber enfrentamientos. Se suponía que era una anécdota, un absurdo.
Ningún supuesto de los que regaron los cívicos y sus funcionarios se cumplió.



En lugar de eso, así recibió la gente a los Ponchos Rojos. Con gritos de "Bravo Ponchos Rojos", con aplausos y bienvenidas. Emocionada al retumbar de los pututus, aplaudiendo a cada delegación de pueblos indígenas. El Trompillo fue escenario de una nueva derrota contra la oligarquía.













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