Viendo cómo te perdiste, ilusa de mí, creí que una conversación contigo podría ayudar. Como si la vida no me hubiera enseñado ya las lecciones que me llevaron a perder a uno de los seres que más quise en la vida; como si el tiempo no hubiera pasado y se hubiera reencarnado en ti todo el sufrimiento; como si no supiera que era en vano; como si no me arriesgara, sabiendo que lo hacía, a que me insultaras; me metí en la tonta misión para salir de ella sabiendo que, simple y llanamente, no se puede. Convencida al fin, sólo me queda dedicarte esta estrofa del maestro Joaquín Sabina:
”No es asunto tuyo, me dirás, y punto”
pero reconoce que es crudo aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar,
y búscate la vida,
en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar,
muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar
Foto de www.drogasno.com.mx
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