viernes, 9 de mayo de 2008

Día del Periodista


Recuerdo con cariño aquellos diez de mayo que solíamos ir en tropel al Sindicato de Periodistas para celebrar nuestro día. Pero ahora estoy en una crisis existencial tan fuerte que realmente no sé si soy periodista o si sigo siendo yo.
Durante mis casi quince años de ejercicio del periodismo escrito, tres principios han guiado toda mi carrera:
El periodismo es una labor de servicio y no una palanca para nada.
Detrás de cada nota, cada crónica, cada reportaje, existen seres de carne y hueso.
Por encima de ser periodista soy una mujer comprometida con los pobres, con los trabajadores, con los indígenas, con los que no tienen voz.
Esos eran principios que compartía con aquellos colegas con los que festejaba el 10 de mayo.
He pensado mucho en esto durante mi última estadía en Santa Cruz, porque sinceramente me he avergonzado y voy a contarles por qué:
- Estábamos en la Corte Departamental Electoral. Levanto la mano y le pregunto al vocal Castedo qué garantía de transparencia pueden otorgar en las elecciones si el conteo de votos lo hará una empresa privada. “Esos son supuestos”, me responde furioso el vocal y decenas de ojos me perforan, con odio. Son los de mis “colegas” periodistas. “No son supuestos”, le respondo, “aquí está el contrato con la empresa, su firma, el cheque con el que se le pagó 288 mil bolivianos…”. “Si usted lo dice, así será”, me responde y evade contestarme diciéndome que “esos detalles los conoce bien el vocal Serrate que podrá informarle”. Ni uno sólo de los periodistas allí presentes pidió más datos.
- Después de fracasar en su peregrinación buscando observadores, la Corte Departamental Electoral presenta una lista de nombres desconocidos, en la que pusieron hasta a Cayetano Llovet, imagínense la pobreza de garantes. La número diez de esa lista era la Federación de Periodistas de Santa Cruz. Hablé con Hernán Cabrera. “No sé que pensarán mis colegas, Hernán, pero me parece un abuso de tu parte poner a la Federación de Periodistas como observadora, poniéndonos a todos a garantizar un proceso fraudulento”, le dije. “En realidad, no vamos a garantizar nada, sólo nos aseguraremos de que los periodistas no sean agredidos”, me dijo. Para asegurar la integridad física de los periodistas no es necesario legitimar una consulta que está cuestionada.
- Es el cierre de campaña de los estatutos. La pantalla de un medio televisivo dice “500 mil personas”. Esa misma pantalla dice después “600 mil personas”. Minutos después dice “950 mil personas” y el maestro de ceremonias dice “gracias a las 300 mil personas que vinieron”. Yo sé que no fueron más de cincuenta mil. Lo vi. Pero al día siguiente, sin ninguna toma aérea, todos los periódicos dicen “Gran fiesta”.
- Los presentadores de televisión, todos, pero todos, con la polera del SI dando las noticias.
¿Qué clase de periodismo es ése?
Creo que nunca antes, salvo cuando se habla de terratenientes e indígenas, he luchado tanto contra algo, como contra los estatutos cruceños.
Me he cuidado siempre de escribir con respaldo. De dar opción a “parte y contraparte”. Y, aunque tuve ganas de ahorcarlo, entrevisté a Juan Carlos Urenda y me llevé una buena impresión. Y escribí lo que me dijo, sin tergiversación alguna.
“El periodista es periodista cuando asume la verdad y la convierte en una filosofía de vida para demostrar la inhumanidad en la que viven millones de personas. Deja de ser periodista cuando se convierte en el siervo de los opulentos y coadyuva a reproducir en los medios de comunicación el arma más letal de la violencia: la mentira”, dice mi amigo Andrés y yo siento que tiene razón. Lo que no me cuadra, en serio, es cómo la gente todavía no invadió los canales cruceños y los destruyó.Este diez de mayo siento que estoy de luto. No festejaré en el sindicato.

2 comentarios:

Ergar dijo...

Cuando te respondan y demuestren todo lo que acertádamente denuncias, te pido que por favor me pases una copia.

Mientras, gracias por este post.

Anónimo dijo...

Felicidades Daniela!!!!!!!

Un fuerte, retrasado pero demasiado necesario abrazo y beso mi estimada Dani.

Richard Sánchez

www.revistalamalapalabra.blogspot.com