martes, 1 de julio de 2008

Desorden

Hace tres meses que decidí que en mi hogar la única trabajadora del hogar sería yo. Y és es el mismo tiempo que mi casa mantiene un desorden que a esta altura se me hizo insoportable. Desde hace algunos años he adquirido el hábito de tender mi cama inmediatamente después de levantarme. Luego pongo un incienso y así comienzo el día. Tengo el orgullo que decir que mis hijos también se acostumbraron a hacer eso.

Pero van dos noches que no duermo -siempre tengo problemas con el sueño, pero estas dos últimas noches mis problemas fueron con otras cosas- y hoy realmente no tenía ánimo para levantarme.

Haberlo hecho para venir a trabajar significó salir disparada sin siquiera desayunar, todavía muerta de sueño y sin tender mi cama y tampoco fui a almorzar.

Desde hace una hora estoy pensando: Llegaré y la cama estará destendida, llegaré y la cama estará destendida. Llegaré y tendré que tender la cama. Y, sinceramente, no tengo ganas de llegar.

La magia debería existir para las amas de casa. Uno debería poder mover la nariz como La Hechizada o chasquear los dedos como Mi bella genio y todo en orden y limpito. Hay otras maneras, yo sé, como ir a la Camacho y llevar dos señoras, una para limpieza y la otra para planchar la ropa y listo! Toda una tarde supervisando el trabajo y ya está.

Lamentablemente, hoy no tengo plata ni para contratar a una señora y menos a dos. Tampoco para ir a tomar un café y olvidarme de la bendita cama y menos aún para ir al súper y comprarme unos embutidos, leche y algún postrecito que comerme después del baño relajante con el que intentaré alejar al insomnio. Definitivamente, Junio ya acabó y no fue mi mes.

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