Hay algunas cosas con las que no podría estar de acuerdo y una de ellas es el terrorismo como método de lucha. Algún día les hablaré de mis razones. Y dentro del terrorismo, claro, está el secuestro. Yo no concibo que nadie sea retenido contra su voluntad en ninguna parte. Quizá por eso, la historia de esta mujer me conmovió y aquí la reproduzco.
La ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once soldados y policías recobraron hoy la libertad tras una inédita operación militar, cuyo feliz desenlace fue celebrado por Colombia y numerosos gobiernos.
La acción militar, que se cumplió sin efectuar un solo disparo, se desarrolló en los departamentos selváticos del Guaviare (Sur) y Vaupés (Sureste), desde donde los liberados fueron trasladados a Bogotá, mientras los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves fueron llevados inmediatamente a su país.
Horas después y tras seis años y medio de un secuestro que movilizó a miles de personas en todo el mundo que pedían su libertad, Betancourt, delgada, ataviada con un chaleco y un sombrero militar, llegó a Bogotá junto al grupo de soldados y policías que sufrió junto a ella el cautiverio, algunos durante casi diez años.
Betancourt, que como candidata del partido Oxígeno iba a competir en las elecciones de 2002 con el ahora mandatario Álvaro Uribe, pero no pudo presentarse pues fue secuestrada durante la campaña, se convirtió en el símbolo viviente del trágico conflicto colombiano .
" La operación fue absolutamente impecable", narró y reveló que hacia las cinco de la madrugada sus custodios les informaron que iban a ser trasladados. A esa hora, agregó, había rezado el Rosario, con la firme esperanza de que una comisión llegara a liberarla.
"Después nos hicieron empacar los equipos. No sabíamos qué y una hora antes de que llegaran los helicópteros, el comandante 'Asprilla' habló conmigo y me dijo que todos íbamos a subir en un helicóptero, que nos iban a llevar, no sabían ellos a dónde, pero era para hablar con un jefe, un mando".
"Luego oímos los helicópteros. Miré para arriba, al cielo, y pensé: qué curioso es sentir felicidad oyendo un helicóptero cuando durante siete años, cada vez que oigo el helicóptero, se me acelera el pulso, me da miedo, tengo que coger el equipo, correr, escondernos. Estos eran helicópteros blancos. Sentí que era emocionante. Nos hicieron cruzar el río. Llegamos a un sitio, todos con un guardia guerrillero armado al lado".
"Llegaron los helicópteros y salieron unos personajes absolutamente surrealistas; unos señores vestidos con unos logos y unas cosas que los certificaban de ser delegados de yo no se qué cosa. Y yo miraba todo esto y decía: '¿Pero esta gente quién es? ¿Qué comitiva internacional es ésta? Pensé: '¿Será que nos van a volver a poner de payasos en otro nuevo circo?, y yo no quiero prestarme para esto'.
"Entonces, hablaron dos comandantes. Miré más de cerca y vi que tenían camisetas del Che Guevara y pensé: 'Esto es de las FARC. Esto no es una cuestión ni salud, no es nada'. Y después nos dijeron que podíamos subir al helicóptero, pero hacerlo esposados. Y eso fue muy humillante".
Betancourt narró que ni los guerrilleros ni los cautivos sospecharon de la operación y que sólo supieron lo que ocurría cuando uno de los supuestos guerrilleros les gritó: "Somos del Ejército de Colombia, ustedes están libres".
"En ese instante -agregó- casi hicieron caer el helicóptero por los saltos de alegría que daban, en medio de lágrimas, al saberse libres de la guerrilla de las FARC".
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, explicó que el rescate se decidió después de que se logró infiltrar al secretariado de las FARC para convencer a los rebeldes de la necesidad de trasladar a los rehenes en un helicóptero. "El helicóptero, que en realidad era del Ejército nacional, y tripulado por personal altamente calificado de nuestra Inteligencia, recogió a los secuestrados en inmediaciones del departamento del Guaviare hace unos minutos, y están volando libres, sanos y salvos", indicó. "Es una alegría inmensa", declaró en París Lorenzo Delloye, el hijo de Betancourt.
Bogotá, AFP y La Razón
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