miércoles, 9 de julio de 2008

La vida no me corretea


He aprendido que siempre que estoy en mi etapa compulsiva de trabajo es un síntoma de que se acerca una depresión. Es como si supiera que se me acaba el tiempo antes de que mi energía se agote. Si algo debo hacer, tiene que ser ahora ya que después me derrumbo, como si me desconectaran un cable y, en un momento, estoy convertida en la mujer de la bata que no es capaz ni de contestar el teléfono.
Esto, sin embargo, está lejos de ser un desastre. Por experiencia he aprendido a verlo como un ajuste de vida. Lo veo así: he trabajado demasiado y ahora necesito descansar, hasta que mi sistema se equilibre de nuevo, siempre lo hace. Por las buenas o las malas. Descansando o rompiéndome una pierna, mi cuerpo buscará cómo descansar. (Gwynet Lewis)

No hay comentarios: