miércoles, 20 de febrero de 2008

Entre Barbie y el Monitoreo Socioambiental a petroleras



- Cada vez que termino de redactar una página para una cartilla, me doy una vuelta por los blogs, para evitar fatigar más mi mente y ahuyentar a la musa comunicadora que traduce los bodrios legales para que alguien, además de los abogados, los entiendan.
- En eso suena mi celular y me doy cuenta que son las cuatro en punto. Me imagino quién es y acierto. Es la princesa llamándome por su celular del colegio, para decirme que acaba de salir al recreo.
- Jejeje, pienso, si yo pudiera haber hecho eso cuando estaba en el colegio!
- Y vuelvo a la cartilla, que habla sobre monitoreo socioambiental para operaciones hidrocarburíferas.
- Pero la musa comunicadora ya se ha ido, cansada de mis dilaciones.
- Mientras espero a que vuelva -habrá ido a tomar algo, pienso- , sigo divagando acordándome de qué era lo que me gustaba hacer cuando tenía la edad de mi hija.
- Y una sola palabra se interpone entre el teclado, mi mente y el monitoreo socioambiental: Barbie.
- Barbie y los zapatos diminutos que me regaló mi tía Blanca. Eran como treinta pares, con plataformas y tacos alfiler. Mocasines y sandalias. Tacos altos y bajos. Negros, rosados - cómo no- y blancos. Rojos, verdes y hasta amarillos.
- Barbie y sus sostenes, que me enseñó a coser mi abuela. Tenía de todos los colores, porque el par insuperable de la muñequita lo ameritaban. Y sus calzones, que tenían que ser exactamente del mismo color y de la misma tela, porque si no, la muñequita no estaba cómoda, igual que yo desde que tuve necesidad de usar el complemento superior.
- Barbie y sus tres pelucas, que intercambiaba a mi gusto, cada día, para transformarla.
- Barbie y sus vestidos, pantalones y blusitas, muchas de ellas cosidas por mí. Todas en juego y combinadas.
- Barbie y sus calcetines, todos enrollados en pelotitas, que guardaba en una bolsita aparte, para que no se perdieran.
- Barbie y Mariela, mi mejor amiga de entonces, con quien he debido pasar las tardes más entretenidas de mi vida.
- Barbie y mi mundo mágico ahora invadido por una Barbie personal, que tiene por segundo nombre Abril y con quien intento volver a recordar todo, sin lograrlo por completo.
- Barbie y estas ganas locas de recoger a mi hija, llevármela de tiendas y comprar miles de telas para enseñarle a coser.
- Barbie y la promesa de que esta noche, sin importar lo cansada que esté, voy a jugar por lo menos un ratito a las Barbies con mi hija.
- Barbie y mi actual mundo, invadido por indígenas y campesinos que en marcha kilométrica poblaron todos los callejones de mi mente.

Y como todavía faltan dos horas para poder recoger a mi hija, me voy al café, a ver si encuentro a la musa comunicadora y la traigo para que sigamos con lo de la cartilla sobre operaciones hidrocarburíferas.
Está demás decir que las dos próximas horas de mi vida serán muy aburridas.

2 comentarios:

Vania B. dijo...

tus experiencias con tu enanita. Luego lo pienso y re pienso y me da flojera. Mi mamá y muchas de mis tías me dicen que a la larga me voy a arrepentir, que me ponga en campaña antes de que pase mi "etapa fértil".

Me encantó tu post de San Valentín, bueno,el de tu escudero.

Te dejo otro abrazo.

Daniela Otero dijo...

Cápsula:
Justo estaba pensando en llamarte para que vayamos a ver una película, tienes tiempo esta noche?
Sobre la etapa fértil, tienes razón, cada día que pasa da más flojera. Yo me muero por otro varón, que se llamaría Santiago, pero inmediatamente me pongo a pensar en pañales, doctores y más noches sin dormir y lo dejo para el próximo año, jeje.
(Sólo que el próximo año realmente habrá pasado mi etapa fértil, es una sucia patraña).
Me llamas o te llamo,
Un abrazo.