Después de cuatro días, batiendo récords de tiempo, poniendo mi mejor esfuerzo, con la esperanza de contribuir, aunque sea con una migajita; con el corazón. Así acabé las dos cartillas para mis compañeros guaraníes.
Como dice la gigantografía que nos costó tanto diseñar y que el año pasado derribó la moral de los cívicos cruceños y sus damas de alta sociedad. Como dice esa misma gigantografía que hoy flamea donde haga falta, aquí en La Paz, en Monteagudo, en Charagua o, de nuevo en Santa Cruz:
SIN DUEÑOS NI PATRONES,
BOLIVIA IYAMBAE
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