Quizá ustedes ysu abuela crean que cuando se van de vacaciones, nosotros -su papá y yo- también vacacionamos. Pues déjenme decirles que no.
- Que no queremos llegar a la casa, porque está todo en orden.
- Que no existe ningún tipo de ruido y la sala parece un cementerio.
- Que el corazón se nos estruja al pensar en cómo estarán y qué estarán haciendo.
- Que nos echamos junto a Kiko a suspirar, esperando que ustedes vuelvan.
- Que intentamos pensar en cómo será nuestra vida cuando se vayan a la universidad y nos consumen las ganas de llorar.
- Que nos morimos del aburrimiento de tanta tranquilidad.
- Que preferimos mil veces escucharlos pelear y luego jugar, y después volver a pelear y luego bailar, y después cantar, y molestar y saltar y corretear y gritar, pero junto a nosotros, sabiendo que están bien y que podemos abrazarlos cualquier rato, para decirles cuánto, cuánto, cuánto los amamos.
Bienvenidos a La Paz, mis dos mitades. Los amo.
2 comentarios:
Que afortunada eres amiga. La vida es generosa...la vida da, sólo hay que saberlo ver.
!aguante Kiko! (a esos también se los extraña, jé)
Tienes razón, cuando los miro sanos y felices no queda más que agradecer la generosidad que la vida tuvo conmigo.
Un abrazo, amiga.
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