miércoles, 2 de abril de 2008

Mi catarsis

Algunas precisiones y percepciones personales sobre la entrada Terrorismo mediático:

1. El artículo no dice exactamente lo que yo pienso, porque es de otro autor, cuyo nombre está debajo del título. Lo reproduje en el blog porque creo que es necesario debatir este tipo de cosas. Al igual que usted, coincido en algunas cosas, aunque otras, como encontrar al gigante imperialismo norteamericano debajo de todos los adoquines, me parecen una exageración.

2. Soy periodista y no me gusta engañarme ni engañar a los demás. Una de las primeras cosas que nos enseñan en la universidad es que la objetividad periodística no existe y que, como en todo, detrás de cada medio de comunicación, existe un interés. En ese escenario, lo único que les queda a los periodistas es definir si quieren ser unos mercenarios de la comunicación y ofrecer sus destrezas al mejor postor, o respetarse y respetar su oficio, entendiéndolo siempre como una labor de servicio, porque la información es un derecho de todos. Hace unos años, los periodistas habíamos conseguido que todos los medios dejaran un espacio disponible para que podamos decir nuestra palabra, la misma que muchas veces no coincidía con la del dueño del medio. Pero eran otros tiempos, tiempos en los que ser periodista no era cualquier cosa. Tiempos en los que tenías que comenzar desde abajo, haciendo pasantías en los medios, para luego empezar a hacer cobertura en las fuentes más sencillas. Tiempos en los que ser Editor del Área Política, por ejemplo, era un trabajo para los periodistas más experimentados, solamente. Tiempos en los que escribir más o menos bien no era suficiente. Tiempos de dura escuela, le diría, en la que los jefes de redacción nos encerraban en rojo los errores o simple y llanamente hacían un bollo con nuestra nota para encestarla en el tacho de la basura si no cumplía los requisitos mínimos de calidad periodística.

3. En esos tiempos, nuestro Código de Ética no era un documento de letras muertas. Nuestra federación no era un circo inoperante. Nuestro gremio todavía sobrevivía de las leyendas. Leyendas como Luis Espinal, nuestro gran maestro. O Antonio Miranda, un periodista que con un reportaje sobre explotación ilegal de piedras preciosas había logrado dar el golpe final a la dictadura de Luis García Meza. En esos tiempos, todavía latía en nuestro corazón la memoria de los cientos de periodistas exiliados por Banzer, entre ellos mi padre. En esos tiempos, ser periodista era no sólo un privilegio sino un honor y había que estar a la altura de las circunstancias.

3. Ahora todo es diferente. Despojados del estorbo del periodismo, los dueños de medios dictan agenda. A fuerza del chantaje de la fuente de trabajo o el desempleo, los periodistas están amordazados. Los que se quedaron en los medios lo hicieron a sabiendas de que estaban vendiendo sus conciencias, dejando olvidado, de paso, hasta el más mínimo recuerdo de lo que es hacer periodismo. Domesticados al fin, los periodistas se limitan a hacer lo que los dueños les piden que hagan. “Cuidado con cubrir cualquier nota contra el TLC”, advierten los dueños y, con perruna obediencia, los periodistas eliminan cualquier rastro de la Fundación Solón de sus escritorios. Los que nos resistimos buscamos otros caminos y aquí, en los blogs, nos encontramos.

4. Todo esto es por demás conocido. Sin embargo, no hay nada nuevo bajo el sol. Igual que Evo, Goni, Bánzer, Tuto, Mesa y Rodríguez Veltzé, utilizaron el canal estatal para defender a su gobierno, porque eso es lo que hacen todos los canales estatales. La parcialización, es eso, parcialización. Pero entre eso y el terrorismo mediático hay una gran distancia.

6. Mostrar solo un lado de la moneda de todas las cosas, el lado que MAS conviene, no es terrorismo mediático. Eso se llama periodismo oficialista. Terrorismo mediático es sentar, como hizo ayer El Deber, a cuatro ex dirigentes indígenas que tienen cuentas pendientes con sus organizaciones y hacerlos pasar como “bases” que desacreditan a los verdaderos dirigentes. Terrorismo mediático es llamar, como hace radio Panamericana, a todos sus caseros anti Evo, y hacernos creer que son ellos los que llaman y que son ciudadanos como cualquier otro. Terrorismo mediático es saber que hay una voz trucada en un spot y no decir que es un engaño. Terrorismo mediático es mostrarnos a los unionistas pateando en el suelo a un hombre por el supuesto delito de ser masista o a un gremialista atropellado por un vehículo estacionado luego en el garaje del Comité Cívico de Santa Cruz y CALLAR. Terrorismo mediático es rasgarse las vestiduras porque se viola la libertad de expresión y, sin embargo, achinar los ojos frente al destrozo de equipos de Canal 7 en Sucre. Y encima nos quieren hacer creer que los aceiteros tienen razón, que Marinkovic es un buen tipo y además crea empleos, mintiendo y ocultando, que este sujeto se apropió, falsificando documentos, de una parte del territorio de un pueblo indígena y AMURALLÓ la laguna en la que este pueblo pescaba para sustentarse.

8. Respecto a la inflación, ¿sabía usted que el dueño de PIL en Santa Cruz aumentó unilateralmente el precio del litro de leche a los productores para arruinar a sus competidores porque controla el 90 por ciento del mercado y así dio su “pequeño aporte” a la inflación? ¿Sabía que las tres empresas que controlan el mercado aceitero en Bolivia aumentaron el precio del litro del aceite sin ninguna justificación, diciéndonos que lo hacían porque el precio de la soya había aumentado en la cotización internacional? ¿Y sabía usted que ellos no compran soya en el mercado internacional sino en Bolivia, engañando a los pequeños productores porque les compran la soya a un precio mucho menor que el del mercado internacional? ¿Y que además usted y yo, sus hijos y los míos, les subsidiamos el diesel? ¿Sabía que los comercializadores de pollo en La Paz y Cochabamba se negaron a vender el producto con un 25 por ciento de aumento, como demandaban los avicultores de Cochabamba y Santa Cruz y que gracias a que el gobierno evitó la exportación de maíz –principal insumo alimenticio de las aves- el precio del pollo ha bajado? Yo tampoco conocía esos detalles, igual que la gran mayoría de los bolivianos. ¿Por qué no conocemos estas cosas? Porque los periodistas, claro, tienen otra agenda en la que se ha desterrado la investigación, porque falta espacio para la mala intención, la mentira y la calumnia.


9. Por último, ¿no hemos visto todos el sufrimiento de nuestros hermanos benianos y cruceños por el desastre del fenómeno de La Niña? ¿No hubo inundaciones que perjudicaron las cosechas de papa, tomates y demás verduras? ¿Dónde están las Prefecturas? ¿Qué hicieron con el dinero que administran, además de publicitadas visitas llevando algunas frazadas? ¿Esa es la autonomía que queremos? ¿Una autonomía que administra discrecionalmente los recursos y no atiende lo que debe?
No me parece desubicado ni asistencialista atacar la especulación evitando que los privilegiados de siempre quieran hacer buenos negocios a nuestra costa, evitar la exportación de los productos que los bolivianos necesitamos e importar de los países vecinos lo que es preciso.

10. No defiendo a Canal 7, allá los periodistas oficialistas con sus chapucerías. Disculpe si descargo la impotencia de ver en lo que se ha convertido mi oficio. Yo soy periodista por vocación y no por necesidad y lamento, como dice el artículo, la enorme campaña publicitaria y mediática que está orquestando la derecha para desestabilizar, derrocar o desacreditar al Gobierno del MAS. En realidad, al entrada sobre terrorismo mediático sirvió para hacer mi catarsis. Esito sería.

Imagen novoyatirarlatoalla.blogdiario.com

1 comentario:

Fernando Salinas dijo...

La verdad es que la mejor informacion ha sido trasladada a los blogs en los periodicos ya no hay nada que leer, todavia las agencias informativas hacen un esfuerzo por no dejarse llevar pero el "terrorismo mediatico" en Bolivia en especifico y en Sudamerica en General es espectacular (ver por estos dias los medios paraguayos)

Creo que para los verdaderos comunicadores solo queda estos blogs para decir su verdad, esperemos que los tiempos cambien y que no tarden mucho