martes, 27 de enero de 2009

Los detesto


Todos los días la misma letanía.
Desde hace dos semanas, al medio día, a pesar de tomar todos los recaudos necesarios para llegar a tiempo a almorzar y en la tarde a marcar mi tarjeta, encuentro un terrible embotellamiento que me obliga a dejar el minibús, el radio taxi, el micro o cualquier cosa en la que logré encaramarme, para movilizarme -igual no más a pie- hasta y desde la Plaza Murillo.
- Su credencial, me exigen.
Se las muestro, la examinan, la voltean, la vuelven a mirar.
- No tiene foto, me dicen, como si no fuera obvio.
- No tiene, les respondo, pero ésa es la que me dieron. Tuercen el gesto, se miran, hacen mohínes, niegan con la cabeza, hasta que, al fin, me dejan pasar. Pero hasta que termine su inspección pasó media hora, así que nunca llego puntual.
Yo, que siempre intenté entender las razones por las que la gente se moviliza, estoy empezando a pensar como las niñas bien. Los bloqueos violan mis derechos de transitar libremente.
Pero hoy me harté de los chuteros y hasta tuve ganas de gritarles: oigan contrabandistas de chatarra...me van a descontar una buena tajada de mi sueldo por su culpa!.

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