Hoy la jefa me pidió que habláramos después, porque estaba muy enojada conmigo. No fue un buen fin de semana y reconozco que quien falló fui yo. La jefa está enojada, yo prefiero desaparecer hasta que se le pase, pero me piden que reemplace a su secretaria, que salió a hacer una diligencia urgente. Me quedo. Atiendo a quienes quieren visitarla. Contacto a las visitas con la jefa. Al fin me sonríe. "Mejor me voy a mi oficina", digo, "no vaya a ser que le guste que sea su secretaria". La jefa está enojada.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
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