lunes, 1 de diciembre de 2008

Nada mejor


Después de haber dormido todos en la misma cama, el Escudero, Abril y yo nos miramos las caras esta mañana, sin saber qué hacer.
Salimos, Abril a su reforzamiento y el Escudero y yo a trabajar. Luego recogí a mi hija del colegio y nos encontramos otra vez, en la PTJ, donde debíamos ir a sentar la denuncia de que habíamos sido desvencijados el domingo a la una de la tarde.
Después de la denuncia comimos algo. Yo tenía una reunión y me sentí bastante extraña al encontrar a mi amiga y que ella me abrazara de manera protectora para decirme "es el colmo che, que les pasen tantas cosas".
Llegamos en medio de la lluvia. Estamos como huéspedes en nuestra propia casa. Es como si no fuera nuestra, creo que pasará mucho tiempo para que volvamos a acostumbrarnos.
En medio de la tristeza se me ocurre una cosa. ¿Quieres sopita de fideo? le pregunto a Abril y su carita se ilumina. Empiezo a cocinarla y, con unos fideos instantáneos, está lista en poco tiempo.
Afuera llueve y hace frío. En nuestro comedor, bendecimos esa sopita, que nos acaricia el alma acongojada. Sí, es sopita de fideo y es casera. Estamos empezando a reconocernos.

2 comentarios:

Vania B. dijo...

Hay sopitas que curan el alma.

Daniela Otero dijo...

sí, como el chocolate caliente jeje, oun vinito con buena música. Te llamo para coordinar esto último,jjajjaja
Unbeso y muchas gracias Vania.