Aunque, por mis convicciones políticas podría pensarse que soy atea total, en realidad, pos fíjense que no. Durante un tiempo lo fui, pero al nacer mi hija me cuestioné todo y llegué a la conclusión de que algo debe haber más allá, debemos tener alguna misión. Desde entonces creo en la Divina Madre Naturaleza y he encaminado mi vida a una labor espiritual de conocimiento de mí misma. Mi vocación espiritual me ha enseñado mucho. Me ha dotado de una disciplina que jamás pensé llegar a tener. Alguna vez les dije que tengo ciertas intuiciones, muy fuertes, y generalmente no me equivoco. Para bien o para mal, mis visualizaciones terminan haciéndose realidad. Creo que todos somos energía y esa creencia hizo que no renunciara al materialismo. Respeto a las religiones, pero no soy practicante de ninguna.
martes, 30 de diciembre de 2008
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